La Catedral de Vida Panamá > Nota Pastoral > Mi Tiempo Personal con Dios
Nota Pastoral

Mi Tiempo Personal con Dios

Mi Tiempo Personal con Dios

Pasaje clave: Marcos 1:35.

Tener un tiempo personal con el Señor (también conocido como “tiempo devocional”), es mucho más que “pasar un rato con Dios”. No es leer “algo”, orar “algo” ¡y terminar! Esto no sirve y terminas abandonando porque lo sientes inútil y rutinario. ¡Y lo es!

Tu tiempo personal con Dios no es un “programa” que tienes que seguir, no es una “actividad” más que tienes que cumplir, ni un “horario” estricto que tienes que respetar. Tu tiempo personal con Dios es una relación que tienes que aprender a disfrutar donde tu máximo objetivo sea conocer a Dios.

Pero entiende esto: no te estoy hablando de conocimiento intelectual (que cualquiera puede tenerlo con sólo estudiar un poco), te estoy hablando del conocimiento que viene por compartir con Él, por descubrir su corazón: sus alegrías, sus deseos, su dolor por el pecado, su voluntad, sus propósitos.

Es tu decisión buscar a Dios si realmente tienes la necesidad de tener amistad con él y si deseas establecer una relación íntima con el Señor. Sólo así encontrarás una auténtica y completa satisfacción (Sal.16:11, 55:22, 103:1-5).

¿Sabes por qué necesitas un tiempo diario con Dios? Hay varias razones, y todas muy, muy buenas:

Porque fuimos creados para tener amistad con Dios (Ap.3:20). Y este tiempo es el secreto para una fuerte relación con Él.

Porque esta era la fuente del poder de Jesús. Y él es nuestro modelo y ejemplo a seguir (Mr.1:35, Lc.22:39, 5:16).

Porque Dios sólo usa a quienes pasan tiempo con él. Ejemplo sobran: Abraham, Moisés, Ana, David, Daniel, Pablo, etc.

Porque un cristiano, para tener un buen estado espiritual, necesita tener tiempo de comunión con Dios (Mt.4:4, Job 23:12).

Si esperas que tu relación con Dios llegue a ser profunda y exitosa no te alcanzará sólo con asistir a las reuniones de la iglesia. ¿Y el resto de la semana? Por eso necesitas tener cada día un tiempo personal con el Señor. Piénsalo.

Por Edgardo Tosoni