La longevidad de Su palabra

“El enemigo puede arrancarnos lo natural, pero jamás podrá arrancarnos lo eterno”.
«¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida?… su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.»
‭‭Mateo‬ ‭6:27, 32-33‬ ‭NTV‬‬
En mi segundo año de licenciatura, recuerdo haber tenido una prueba de fe que por primera vez me tocaría manejar “sola”. Necesitaba pasar una materia después de haber sacado algunas F, por lo que mi preocupación estaba en uno de sus más altos niveles.  La mañana en la que tenía el último parcial me levanté sintiéndome ansiosa pensando en toda las fórmulas que debía recordar. De repente vino a mi corazón Mateo 6:33 y sin pensarlo solté mis cuadernos y corrí a los brazos de Papá. Pasaron solo unos segundos y me encontré delante de Él, incapaz de mencionar una sola palabra y llorando inconsolablemente. Aquel día lloré tanto delante de Papá que solo mi espíritu podía hablar por mi.
Debo confesar que hoy en día, no es tan fácil para mi rendirme delante de Papá de esta manera. Tal vez es lo que pasa cuando los preocupaciones dejaron de ser una materia y empezaron a ser el rumbo de tu vida o la vida de quienes te rodean.
La palabra preocupación se define como “ocupar anticipadamente”; es decir, llenar un espacio antes de.
Estar en un estado de preocupación es estar siendo dominados por nuestra mente y corazón, producto de haberlos ocupado anticipadamente con pensamientos y emociones basados en hechos que no han ocurrido. Generalmente estos hechos están relacionados a necesidades materiales, lo que nos lleva a preguntarnos: está nuestro tesoro en lo natural o en lo eterno?  Cuando nuestras fuerzas están enfocadas en lo natural es sencillo para el enemigo atacarnos, porque son cosas que puede arrancar de nuestras manos; pero cuando nuestras fuerzas están enfocadas en lo eterno, lo dejamos sin armas de ataque, porque lo que nadie puede robarnos es el cuidado y la añadidura de nuestro Padre, para quienes reposan en Él. Su cuidado y añadidura van más allá del sustento diario, Él añade sobre nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espíritu.
Preguntarnos sinceramente donde están enfocadas nuestras fuerzas, nos permitirá conocer nuestro tesoro y así ubicar donde tenemos nuestro corazón. Así sabremos si se nos hemos  limitado a lo natural o estamos mirando hacia lo eterno.
La palabra que tuvo efecto hace unos años en mi vida, es la misma de hoy y tiene el mismo poder de cumplimiento. Te animo buscar a Cristo primero, a mirarlo a Él antes que al problema, a regresar a la fe del primer Amor y confiar en Su palabra porque ella “jamás pasará”.
Autor: Keila Alabarca

¿Cómo fue tu principio?

«Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo.»
‭‭Efesios‬ ‭1:4-5‬ ‭NTV‬
Hace unos días compartí con unos jóvenes no cristianos y tratamos durante todo un fin de semana de reforzar, sobretodo, los temas de identidad.
Volví identificando en mi misma, distorsiones que en algún momento se fueron formando poco a poco silenciosamente en mi vida. Me pregunté: pero y ¿cómo fuimos hechos? ¿Cuál fue nuestro principio? ¿Cuál es nuestra identidad?
Nuestra identidad es aquello que vino plasmado en nosotros desde el día uno. Como dice la palabra: a través de Cristo fuimos hechos intachables y santos, desde un principio porque Jesús es el principio.
En la carrera de la fe enfrentamos una serie de situaciones y experiencias que pretenden golpear nuestra identidad, quitarnos el sello que recibimos a través de Cristo. Son mentiras que convertimos en verdades sin embargo, a través de Cristo son restituidas todas las cosas. Todas las mentiras del mundo que fueron tachando la identidad con que nacimos, pueden ser borradas a través de la Sangre que derramo por nosotros.
Su sangre nos lleva de regreso al punto de Partida, restituye nuestra santidad y borra todo aquello que cambio la hermosa creación.
Te invito a preguntarle al Señor: ¿dónde y cómo comenzó todo? ¿Cuáles fueron las  joyas que te regalo para invertir en alguien más?
Guarda silencio y dale espacio para que a través del Espíritu Santo restituya tu identidad en Él.
Autora: Keila Alabarca

Mirar atrás….

“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.” Efesios 2:10 NVI
Muchas veces hemos escuchado la frase: “Para atrás ni para agarrar impulso” y es cierto que puede aplicarse en muchos momentos de nuestra vida, pero en lo que se refiere a retomar nuestro primer amor a Dios, esta frase no tiene cabida.
Cuando decidimos aceptar a Dios y seguir su evangelio, hicimos cambios significativos en muchos aspectos de nuestro diario vivir, mismos de los que seguro fueron testigos nuestros familiares y amigos; y fuimos creciendo espiritualmente en ese nuevo caminar.  Sin embargo, nos puede pasar como al pueblo de Éfeso, y en algún momento podemos perder “nuestro norte”, “nuestro primer amor”, ya sea porque nos concentramos en el día a día, en nuestro trabajo, en nuestras labores ministeriales o porque nos creemos que todo lo sabemos o simplemente porque dejamos de practicar aquello que hacíamos inicialmente cuando empezamos esta nueva vida en Cristo.
Es en ese momento en que debemos hacer un ALTO y MIRAR ATRÁS….volver a donde empezamos, a esas primeras obras a las que fue llamado el pueblo de Éfeso a regresar (Apocalipsis 2:1-5) a las primeras obras. Este llamado también se extiende  a nosotros, pues somos hechura de Dios y como hijos de Él estamos llamados a practicar buenas obras y si no las recordamos o las dejamos en el fondo de nuestro corazón, debemos buscarlas y regresar a las mismas.
Volver a ese primer amor representa en primer lugar: aceptar que nos hemos alejado, que nos hemos enfriado, es arrepentirnos. En segundo lugar: practicar esas primeras obras, es decir,  servir con pasión a Dios, derramar todo nuestro amor a Él y a su obra, estar en comunión constante con Él, a través de la oración, ver en cada hermano a Cristo y alabarle constantemente.
No tengamos miedo a aceptar que nuestro rumbo pudo haberse desviado, lo importante mirar atrás y reconocerlo, retomando ese camino, renovados en Cristo, para vivir por Él y para Él.  Ten presente siempre que regresar a Dios es regresar a unos brazos abiertos que saben consolarnos y que nunca estarán cerrados para nosotros.
Autora: Aleika De León de González.

Haz las primeras obras

“Haz las primeras obras”… Fueron las palabras que dijo,  el Señor resucitado a la iglesia de Éfeso (Leer Apocalipsis 2:2-4), pero ¿qué le paso, a esta iglesia para que el Señor le dijera: “Haz las primeras obras”? Lo curioso es que el Señor Jesús antes de pedirles que volvieran a las primeras obras le da tantos elogios por su experiencia y conocimiento, pero… ¿Qué más quiere Dios de estos servidores de Cristo?, ¿Que le ha faltado hacer?, ¿En qué ha fallado para que le pidan volver a las primeras obras?, ¿Que ha ocurrido para que Dios tenga algo en su contra?
La respuesta a esto, es que los servidores de Éfeso se desenfocaron, perdieron la brújula y por consiguiente el rumbo de su destino, esto se debe a que el ministerio, el trabajo, el servicio a Dios, las batallas de la vida y las victorias deben ser medios para conocer más a Dios y no el propósito final de nuestras vidas.
Deuteronomio 10:21, dice: Él es el objeto de tu alabanza y Él es tu Dios, que ha hecho por ti estas cosas grandes y  portentosas que tus ojos han visto.  
El amor de Dios y el amor por Dios debe ser el motor de todo lo que hacemos en la vida. Lo que Dios tiene en contra de la iglesia de Éfeso es que ha dejado su primer amor, Dios dejo de ser su prioridad.  En otras palabras, nuestra devoción sincera a Dios es a través de la oración y la meditación de su palabra, esto debe ser nuestra mayor prioridad por encima de cualquier obra o labor que tengamos que realizar.  Al fin y al cabo por Él vivimos  y disfrutamos de todo lo creado. 
Salmo 150:6, dice: Todo lo que respira alabe al Señor!
Este mensaje para la iglesia de Éfeso es  una voz de alerta para nuestras vidas, para volver a practicar las primeras obras hasta convertirlas en hábitos y disciplinas que fortalezcan nuestra pasión por Dios. Volvamos a pasar tiempo con Dios en oración, meditando su palabra, compartiendo en armonía con nuestros hermanos en la congregación, aprendiendo en la escuela dominical y testificando las maravillas que ha hecho en nuestra vida.
Autor: Rev. Adrian Figueroa.

La preeminencia del amor a Jésus

Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso:
“El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que camina en medio de los siete candelabros de oro, dice esto: ”‘Yo conozco tus obras, tu arduo trabajo y tu perseverancia, y que no puedes soportar a los malos, has probado a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos. Has sufrido, has sido perseverante, has trabajado arduamente por amor de mi nombre y no has desmayado. Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, arrepiéntete y haz las primeras obras, pues si no te arrepientes, pronto vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar.” Apocalipsis 2:1-5
Cuando nos convertimos al evangelio suceden muchos cambios en nuestras vidas. Entre otras cosas, se aclara nuestro etendimiento acerca de Dios, del pecado, de la eternidad, asuntos en los que no meditabamos con frecuencia. Tambien nuestra mente es transformada, empezamos a crecer espiritualmente y comienzan a nostarse los frutos de la vida nueva.
La iglesia de Éfeso, fundada por el apóstol Pablo, había crecido y tenía testimonio de fidelidad, paciencia, perseverancia y celo por la sana doctrina. Esta iglesia también se oponía a la gente malvada y mentirosa que se oponían al avangelio. Aunque Jesús envía palabras de encomio a ésta iglesia, tambien le objeta que han perdido “su primer amor”. Lo que quiere decir esto es que los efesios,  en su afán por trabajar duro y mantener pura la moral y la doctrina, ya no tenían a Jesús como lo más importante en sus vidas. La observación era pertinente porque cuando Jesús no es nuestro más grande amor, nuestras relaciones son afectadas y hasta podemos olvidar lo valioso que es el perdón de nuestros pecados. “Volver a las primeras obras” significa la búsqueda de Dios en oración, amor por la Palabra de Dios, hambre por conocer más de Él, el deseo de congregarnos y tener comunión con los hermanos. En otras palabras, adoración, devoción, obediencia, sumisión, entrega absoluta, rasgos distintivos de un cristiano que tiene a Jesús como Rey y Señor. Lo demás, ministerio, poder, unción, viene por añadidura.
La amonestación a los Efesios es para nosotros también, no sea que el trabajar arduamente nos lleve a perder nuestro amor intenso por Dios.  Todo lo que hagamos debe hacerse por amor y con amor para el Señor, o no perdurará.
Autor: Ps. Angela Olascoagas

Auto confrontación

Sino mido lo que hago nunca podré saber si realmente estoy avanzando.
“¡Cuidado, no pequen más! Cuando llegue la noche y se acuesten a dormir, pónganse a pensar en todo lo que han hecho. Ofrézcanle a Dios lo que él les ha pedido, y pongan su confianza en él.”
‭‭Salmos‬ ‭4:4-5‬ ‭TLA‬‬
El pasaje anterior nos habla acerca de un tema poco tratado en nuestras vidas pero sumamente necesario para dejar de construir caminos de injusticia en nuestra vida. Una herramienta que nos ayuda a de dejar de hacer cosas que nos alejen del propósito de Dios ( pecar), es la auto confrontación. La auto confrontación nos ayuda a medir si lo que estoy haciendo realmente agrada a Dios, me gusta mucho el pasaje anterior en toda su estructura,
  • Cuidado no pequen más – No te alejes del propósito
  • Por la noche pónganse a pensar todo lo que hicieron – Auto confrontación
  • Ofrezcanle a Dios lo que te pidio y confia en Él – Tu medida para confrontarte es lo que Él té pidio.
Si deseamos un cambio real en nuestras vidas debemos comenzar a autoconfrontarnos, nadie lo va a hacer por ti, nadie conoce  tus pecados ocultos, sólo tu y ante la luz de lo que Él nos pide a través de su Palabra debemos medir lo que hacemos diariamente. Entremos confiadamente a su presencia y confrontemos todo lo que hacemos todos los días, no puede ser esporádico, debe ser diario. Un cambio de mentalidad no se logra de la noche a la mañana ocurre de manera intencional y debe construirse con la practica.
Quieres un cambio en tu vida?, comienza con la auto confrontación, solo mirando lo que hacemos podemos corregir lo que está mal y tu medida de comparación sera siempre su palabra.
Autor: Jonathan Zapata

Vamos mar adentro?

” Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.  Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.  Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.” (Lc. 5:1-8 RVR1960)
Cada vez que leo este pasaje y veo como Simón Pedro dudo frente a las palabras del Maestro cuando le pedía que fuera mar adentro y echara sus redes, teniendo Simón la convicción de que nada pescaría, me miro a mi misma teniendo esas mismas dudas.
Cuando aceptamos a Cristo en nuestras vidas los cambios no son automáticos y como discípulos de Él, lo primero que debemos aprender es a dejarnos moldear y a desechar todo lo anteriormente aprendido, pues muere ese viejo hombre y nace uno nuevo.
Esta primera y esencial lección cuesta mucho, ya que debemos romper las estructuras viejas y a veces nuestra naturaleza muestra resistencia a estos cambios, ya sea por temor a los mismos o por simple conformismo de no querer salir de nuestro status quo.  Jesús invito a Simón a romper esas estructuras y Simón (dudando) lo hizo, echo su red y pesco.  Emulemos el ejemplo de Simón Pedro, vayamos mar adentro sin temor y sigamos a nuestro maestro, aceptando que lo viejo que hay en nosotros debe desaparecer para dar paso a un hombre nuevo. Aceptemos que podemos echar nuestras redes y “pescar” aunque no veamos nada.
¿Estas dispuesto a hacerlo? Vamos mar adentro, no nos quedemos en la orilla contemplando como los demás si van a aguas profundas; sigamos a nuestro maestro sin duda alguna y aceptemos los cambios que El quiera obrar en nosotros aunque los mismos representen cambios drásticos en nosotros y en lo que nos rodea.
Autora: Aleika De León de Gonzalez.

El carácter que el mundo imprime

“Y ellos discutían entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta Jesús, les dijo*: ¿Por qué discutís que no tenéis pan? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Tenéis el corazón endurecido? T ENTIENDO OJOS, ¿ NO VEIS? Y TENIENDO OÍDOS, ¿ NO OÍS? ¿No recordáis cuando partí los cinco panes entre los cinco mil? ¿Cuántas cestas llenas de pedazos recogisteis? Y ellos le dijeron*: Doce. Y cuando partí los siete panes entre los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos le dijeron*: Siete. Y les dijo: ¿Aún no entendéis?”
‭‭Marcos‬ ‭8:16-21‬ ‭LBLA‬‬
El Señor estaba cruzando en una barca desde Dalmanuta a la otra ribera. En la travesía, los discípulos estaban preocupados porque habían olvidado traer comida para el viaje y sólo contaban con un pan para alimentar a todos los que viajaban. En el viaje, Jesús les hace la advertencia sobre la levadura de los fariseos y Herodes, que los discípulos interpretaron como un llamado de atención, por no haber traído provisiones para el viaje. Es evidente que el mensaje dado por Jesús fue en lenguaje figurado pero los pensamientos de los discípulos se dirigían estrictamente a lo material, sin embargo Jesús estaba utilizando una vez más ilustraciones de la vida cotidiana para ilustrar las verdades del Reino. El Señor se estaba refiriendo a la levadura desde una perspectiva espiritual, en este sentido la misma tiene un significado negativo, ya que la función de ella es extenderse por toda la masa y cambiar la naturaleza de la misma, operando exactamente igual como el pecado, el cual hace con el hombre de la misma manera. Ambas tienen la tendencia a incrementar gradualmente su esfera de acción e influencia.
Hoy en día, podemos tener los ojos abiertos, otros, los oídos abiertos, pero sin lograr abrir nuestra mente.  Poseemos estructuras mentales tan marcadas en nosotros que no logramos ver la realidad que nuestro Padre Celestial nos muestra a diario. Muchas veces creemos que Dios debe operar de cierta manera, porque así lo hizo con nuestros padres, líderes y conocidos, o que debemos seguir patrones religiosos para que de esa manera seamos agradables a Él, y entonces pueda manifestar su Gloria a través de nosotros. Soy hija de padres cristianos, siempre escuche de Jesús en mi entorno, mis amigos, mi familia, mi círculo más cercano me hablaba de Jesús, pero no fue hasta que tuve un encuentro real con mi Padre Celestial, qué empecé a vivir y a disfrutar de mi identidad como hija, en donde entendí que nada de lo que pueda hacer me aleja de su amor, en donde comprendí que mi Dios es un Dios creativo y se deleita en mí. Si Dios operó de cierta manera en el pasado, no quiere decir que lo hará de la misma forma a través de mí. Dejemos de encapsular al Dios vivo en nuestras estructuras mentales, como si se tratara de una receta de cocina para lograr el mejor pastel. Empecemos a conocerle, vivamos esa relación que Él anhela disfrutar con nosotros a diario, y permitamos al Espíritu Santo transformar nuestras mentes.
Si interpretamos parcialmente las Escrituras, el Reino no se manifestará de la forma correcta. Si la interpretamos de forma errada, el poder del Reino simplemente no se manifestará. Por el contrario, si interpretamos correctamente y estamos atentos, entonces presenciaremos la verdadera y plena manifestación del REINO DE DIOS a través de nuestras vidas.
Como jóvenes estamos diariamente expuestos a los afanes de este mundo, en donde la realidad que se nos enseña es la autosuficiencia, la independencia o la libertad. Como hijos, debemos vivir en la realidad del Padre, entendiendo quienes somos en Él, pero para poder entender y vivir esta realidad, es necesario convivir con nuestro Padre Celestial a diario. Dejar de imaginar una realidad sobre Él, que probablemente es la realidad que toda la vida hemos visto o escuchado a través de otras personas, dejemos de imaginar sobre un Dios lejano al cual no conocemos, y empecemos a convivir con Él. Comencemos  a romper las estructuras mentales que nos mantienen lejos de su amor y de la manifestación de su poder a través de nuestras vidas. Estructuras que simplemente nos frenan a madurar en nuestro carácter, para estar a la altura que se espera de nosotros para el momento en el que nos encontramos. Romper con estas estructuras nos permitirá poder  entrar en el reino sobre natural de Dios para que no nos pase cómo a los discípulos, quienes  aun teniendo al mismo Creador y Sustentador del universo con ellos, seguían preocupándose por el pan.
Autor: Jahely Zapata

Exponernos

Cuán difícil es exponernos ante otros, mucho más cuando se trata de confesar nuestras faltas.
Por eso, confiésense sus pecados unos a otros, y luego oren unos por otros. Hagan eso para que Dios los sane.  La oración de quien está bien con Dios es poderosa y efectiva. Santiago 5:16
La carta de Santiago nos expone una verdad que nos permite sanar y crecer como Iglesia. Antes de exponer esta verdad quisiera que aclararemos conceptos. En la Biblia cuando se usa la palabra pecado,  en algunos versos se usa el término griego “Hamartía”. Este término significa errar el blanco o “no hacer lo recto”.  En términos generales es salirse del propósito. Si todos somos parte del cuerpo de Cristo y uno de nosotros peca, parte del cuerpo deja de cumplir el propósito por el cual esta dentro del cuerpo y esto es sumamente peligroso para todo el cuerpo. Es como si parte de mi cuerpo dejara de funcionar como debe ser, poco a poco mi cuerpo dejara de tener la funcionalidad que debe tener. Es por eso que la carta de Santiago expone algo vital para que el cuerpo  este saludable y es el de exponer nuestra situación de pecado a otros dentro del cuerpo para que a través de la oración el cuerpo pueda volver a sanar y así volver a tener la funcionalidad que debo tener.
Como iglesia hemos dejado de disfrutar uno de los hermosos regalos que Dios nos dejo a través del poder de la oración, la sanidad espiritual de nuestra alma. La confesión de pecados se ha dejado de un lado en nuestras congregaciones y mucho tiene que ver por la falta de confianza que se tiene a aquellos hermanos de la fe que caminan con nosotros. Pero no por malos ejemplos que se han dado en la iglesia podemos dejar a una lado esta gran verdad. Retomemos este principio que tanto necesita el cuerpo de Cristo. Si nuestro cuerpo tuviera un riñón sin funcionar correríamos al médico para ver qué nos pasa. De la misma forma deberíamos estar desesperados cuando una parte del cuerpo no funciona y para esto Dios nos dejo la confesión de pecados, pero se que no es algo que debemos hacer a la ligera y por eso  quiero resaltar ciertos puntos claves de este pasaje:
  • La confesión es dentro del cuerpo de Cristo, no es algo que puedo hacer con personas ajenas a la iglesia.
  • Debe tener oración en medio, para pedir liberación de la persona que ha pecado. Hay pecados que se han arraigado en algunos que han formado una atadura y solo a través de la oración del cuerpo es que podemos ser sacados de esa situación  de atadura.
  • Debe ser confesado con alguien de autoridad o con frutos evidentes del Espíritu Santo, La oración de quien está bien con Dios es poderosa y efectiva (Santiago 5:16). La autoridad no tiene que ver con un título, sino con alguien que a quien el Padre respalda y su oración tiene poder y será efectiva.
Cuando difícil es exponernos y confesar algo que hicimos en lo íntimo, pero peor es ver cómo nuestra vida es consumida por un pecado que no debería tener poder sobre nosotros, porque Cristo venció el pecado, pero nuestra inmadurez en el camino nos hace en ocasiones atarnos a situaciones que Dios nunca nos pidió y solo podremos salir de allí si pedimos ayuda. Oro porque el Padre ponga delante de ti, esas personas de autoridad dentro de cuerpo a quienes puedas exponer esas situaciones de ataduras de las cuales necesitas ser librado.
Autor: Jonathan Zapata

Discípulos para discipular

La figura del discípulo se basa en una interacción constante entre imitar, aprender y compartir.
A lo largo de la historia de Jesús como maestro vemos la dedicación que tuvo por las personas no cualificadas, llevando su mensaje a lugares donde casi no pisaban los maestros o rabinos de aquella época, enseñando en los momentos menos esperados y más cruciales.
La vida del maestro Jesús refleja a un hombre que siempre tuvo respuestas a los por qué de quienes querían anular sus enseñanzas, revelando una actitud intencional en todo lo que hacía. Él estaba poniendo las primeras semillas de lo que tenía que crecer en nosotros, dejando como ejemplo y asignación la tarea más importante de llevar su mensaje a todo nuestro alrededor, esto lo hizo, no describiendo quiénes eran los asignados, sino determinándola como tarea para cada persona que pasara a ser parte de su cuerpo como iglesia.
“Discípulos para discipular” era el deseo constante de Jesús y lo vemos reflejado en Mateo 5:16 que dice: “Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en los cielos”.   Jesús estaba iluminando las vidas de estos discípulos a través de la verdad del reino de Dios y dando a conocer su voluntad de expandir la luz. Estas palabras tienen un gran peso de responsabilidad, son indicadoras de la fuerza de lo que compartimos con nuestra forma de vivir, una forma real y valiente de cumplir con el rol de un discípulo, una vida que va en función de tener una misión en cada cosa que se hace, manteniendo un “por qué y para qué” en todo.
Nuestras vidas no giran en función de nosotros mismo y nuestra comodidad, se trata de ir más allá, se trata de levantarnos cada día preparando un mensaje de vida para los que son parte de nuestro entorno.
Los discípulos somos gente intencional en todo lo que hacemos.
Tenemos la responsabilidad de compartir y enseñar la vida en Jesús, sabiendo que no es cuestión de un grupo de personas de mucho conocimiento sino que es una tarea de todos.
Así que, “comparte la fe a través de tu historia en tu mundo, en la gente que te rodea, llevando siempre en tus pensamientos y actitudes la figura de un discípulo para discipular, en otras palabras, alguien formado para formar, manteniéndote siempre con la meta diaria de mostrar a Jesús en todo lo que hagas”.
Sé un discípulo intencional. Sé un discípulo para discipular.
Autora: Lianeth Sánchez