Miércoles 13 de Marzo – Distorsión de la identidad de Hijo

En la sociedad actual, es muy común encontrar hogares con modelos familiares distorsionados por la ausencia de alguna de sus figuras, particularmente, la ausencia de un Padre. Para ser específicos, el número de hogares distorsionados está por encima del 40%, provocando en los individuos problemas de conducta, comunicación, confianza, autoestima, entre otros, según los especialistas.
Aunque en un plano natural, la distorsión de paternidad de un individuo se debe a la ausencia de un Padre; en el plano espiritual, el responsable de la distorsión de la paternidad es el Hijo. ¿Por qué?
«Porque ahora en Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la sangre de Cristo. Pues por medio de él tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu. Por lo tanto, ustedes… son miembros de la familia de Dios” (‭‭Efesios‬ ‭2:13, 18-19‬ ‭NVI‬‬).
Muchas de las luchas emocionales, mentales y espirituales de un individuo son producidas por carencias físicas u emocionales en el seno familiar. Sin embargo, aquel que acude a Dios a través de la Sangre de Jesús es revestido con la identidad de Hijo, es eternamente adoptado como miembro de la familia de Dios y tiene libre acceso a Su paternidad.
Acercarnos a Jesús es el puente hacia el seno de la familia celestial. Nuestra distorsión de identidad se disipa cada vez que somos expuestos a su verdad y a la manifestación de Su glorioso amor. Toda lucha queda cautiva al enfrentarse el poder de la Cruz y el infierno tiembla ante el Poder de un Padre que se levanta a pelear por Su Hijo.
Hoy te invito a recordar el poder de la Sangre y te recuerdo que aunque sean muchas las luchas no serás derribado porque hay un Padre peleando por ti.
Oremos: Padre, tal vez desconozco la raíz de mis luchas, pero me declaro libre de toda carencia que rodee mi vida y familia. Tú que escudriñas el corazón, guía mi camino. Porque delante de mi, está tu misericordia.
Autor: Keila Alabarca

Somos obra de sus manos

Así que hice lo que me dijo y encontré al alfarero trabajando en el torno; pero la vasija que estaba formando no resultó como él esperaba, así que la aplastó y comenzó de nuevo. Después el Señor me dio este mensaje: “¡Oh, Israel! ¿No puedo hacer contigo lo mismo que hizo el alfarero con el barro? De la misma manera que el barro está en manos del alfarero, así estás en mis manos”. Jeremías 18:3-6 (NTV) Continue reading “Somos obra de sus manos”

¡Tú decides!

Había cierto hombre llamado Ananías quien, junto con su esposa, Safira, vendió una propiedad; y llevó sólo una parte del dinero a los apóstoles pero afirmó que era la suma total de la venta. Con el consentimiento de su esposa, se quedó con el resto.

Entonces Pedro le dijo: «Ananías, ¿por qué has permitido que Satanás llenara tu corazón? Le mentiste al Espíritu Santo y te quedaste con una parte del dinero. La decisión de vender o no la propiedad fue tuya. Y, después de venderla, el dinero también era tuyo para regalarlo o no. ¿Cómo pudiste hacer algo así? ¡No nos mentiste a nosotros sino a Dios!».

En cuanto Ananías oyó estas palabras, cayó al suelo y murió. Todos los que se enteraron de lo sucedido quedaron aterrados. Después unos muchachos se levantaron, lo envolvieron en una sábana, lo sacaron y lo enterraron.

Como tres horas más tarde, entró su esposa sin saber lo que había pasado. Pedro le preguntó:

—¿Fue este todo el dinero que tú y tu esposo recibieron por la venta de su terreno?

—Sí —contestó ella—, ese fue el precio.

 Y Pedro le dijo:

—¿Cómo pudieron ustedes dos siquiera pensar en conspirar para poner a prueba al Espíritu del Señor de esta manera? Los jóvenes que enterraron a tu esposo están justo afuera de la puerta, ellos también te sacarán cargando a ti.

Al instante, ella cayó al suelo y murió.

Como seres humanos muchas veces fallamos porque ponemos nuestra mirada en las cosas de este mundo olvidando que todo lo material perece pero que nuestra salvación es eterna. Por esa razón es que debemos ser conscientes de nuestras decisiones y preguntarnos ¿cuál es el tesoro de nuestro corazón? ¿Qué o quién ocupa el primer lugar en nuestra vida? Dios o nuestra profesión, posesiones, pareja, hijos, ministerio, etc.

Si te equivocaste al tomar algunas decisiones, si la elección que hiciste un día consideras que fue la peor, hoy es el mejor día para cambiar tu realidad, todo tiene solución mientras tengamos vida. Comienza a elegir bien y ve tras aquellas bendiciones que tu Padre Celestial preparó para ti. Sólo necesitas arrepentirte, pedirle perdón a Dios por tus pecados y empezar a vivir como un hombre y una mujer que lo agrada con cada una de sus acciones.

¿Cuál será tu elección hoy? ¿Vas a seguir dejándote llevar por las circunstancias, por tus emociones y sentimientos? ¿Vas a seguir buscando culpables? ¿Vas a seguir excusándote en tus debilidades para no cambiar? ¿Vas a seguir siendo víctima o te convertirás en el protagonista de tu vida?

Elegir bien es ser libre, es ser responsable de tus propias decisiones. Si no eres consciente de las mismas, el eslabón más débil de tu cadena se rompe y pierdes la libertad. Y sin libertad, olvidas tu verdadera identidad como hijo e hija de Dios.

Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre bendiciones y maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de la decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú y tus descendientes puedan vivir! Puedes elegir esa opción al amar, al obedecer y al comprometerte firmemente con el Señor tu Dios. Esa es la clave para tu vida. Deuteronomio 30:19-20 (NTV)

Una buena decisión para la eternidad, compensa miles de malas decisiones hechas sobre la tierra.

Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.