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Nota Pastoral

Comunícate con la torre de control

Comunícate con la torre de control

Hace 131 años en el Mar del Norte, en medio de una densa niebla, el vapor alemán Cimbria, en ruta de Hamburgo a El Havre, colisiona con el buque de vapor británico Sultán y se hunde en pocos minutos, causando la muerte a 398 personas. Algunos aducen a que la densa niebla evito que pudiera ver el faro cerca de la costa que le permitía saber que ruta seguir.
En aquellos años no existía ningun guarda costa, torre de control naviero o radar que permitiera darse cuenta que había otro barco cerca y evitar el desastre.

 

En nuestro andar diario pareciera que ocurre lo mismo y perdemos el rumbo de nuestro caminar en Cristo, pareciera que dejamos de comunicarnos con la torre de control celestial y empezamos a tener problemas y buscamos alternativas para lograr nuestros objetivos.

 

Isaías 26:3 nos dice: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”.

 

Qué maravilloso mensaje nos envía el Señor hoy a través del profeta Isaías! Es una medicina para todos los que, al levantarse por la mañana, se estresan al pensar en todas las tareas y responsabilidades que les esperan durante el día. El Señor les dice: «En la serenidad y la confianza está tu fuerza».
Siempre que recuerdes la presencia de Dios y su disposición a ayudarte, te sorprenderás de la rapidez con que tus cargas se tornan livianas, tus pesares se disipan, tus tinieblas se despejan, tu ansiedad se convierte en tranquilidad, y desaparecen tu fatiga y tu tensión.
La ansiedad, la impaciencia y la frustración que producen las presiones de la vida diaria son el fruto del olvido de Dios. Cuando, en nuestras angustias, preguntamos: «¿Dónde estás, Dios mío?», la respuesta no es que nuestro Padre celestial nos haya abandonado, sino que lo hemos perdido de vista. Solamente el recuerdo constante de su promesa, «He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo», nos librará de todas esas cargas y de esos sentimientos negativos. Todo lo que necesitamos es cultivar la creencia firme de que Dios está siempre con nosotros.
El piloto del avión se mantiene en comunicación constante con la torre de control. Así mantiene fielmente su ruta, sin desviarse en ningún sentido. A través de esta comunicación con el controlador del tráfico aéreo, recibe instrucciones e informa de su posición. Sabe que si la torre pierde contacto con él, se encenderá la alarma y que él y sus pasajeros estarían en peligro.

 

Los capitanes de barcos se comunican con los guarda costa o con una empresa que moniterea su travesía por el mar cuando su radar le muestra algo que puede causar problemas, ya se alguna tormenta, barco cercanos o piratas, esto les ayuda a tomar rutas más segura.
¿No te parece maravilloso comunicarte constantemente con la torre de control celestial? Es tan sencillo como elevar una oración y hablar con el encargado de guiar tus pasos, JESÚS.