Fe No es Emoción
Emoción es la agitación del ánimo, ya sea por un recuerdo, una idea o conmoción orgánica, por algo que nos dijeron o una circunstancia que activa el ánimo.
Dios nos creó con emociones para sentir, de lo contrario seríamos robots; pero no debemos confundir emociones con fe.
La emoción está en la mente, la fe en el espíritu. Nos expresamos mal cuando decimos: “Yo siento que tengo fe”, porque la fe no se siente, se cree.
Al nacer, Dios nos pone emociones en la mente y fe en el espíritu, por eso no tenemos que pedir fe sino que esa fe sea aumentada a la medida en que se nos otorgó.
La fe crece y se alimenta oyendo la Palabra de Dios. (Romanos 10:17). Fe es para ser creída, no es para una emoción sentida, por eso, no importa si “no sentimos nada”.
La fe está en el espíritu, en lo más profundo del ser, es por eso que Jesús dijo que es como un grano de mostaza que hay que sembrarlo, para que crezca, de lo contrario, se ahogará por la emoción.
Cuando las emociones negativas nos atan a una persona o a una situación, nuestra fe se ahoga y si no funciona, nada funcionará, ya que en el Reino nada funciona sin fe.
Cuando Agar levantó al muchacho, el ángel le dijo: “Haré de ti una gran nación”. (Génesis 17:20)
¡Eso fue extraordinario! Un minuto atrás Agar estaba triste y deprimida y al minuto siguiente había una promesa grande de parte del Señor para su vida. Aprendamos a ver a través de la fe… ¿qué significa eso?
Significa que de la manera en la que te sentís es como interpretás la realidad. Por ejemplo, si tenés miedo, tendrás miedo a casarte, miedo a ir al trabajo, miedo a todo; si estás enojado te molestará todo; y si tenés baja estima creerás que todos se burlan de vos y que nadie te valora, etc.
Si ves las cosas de forma negativa es porque estarás utilizando el mecanismo de la visión. Por ejemplo: si llueve o si hace calor, ambas cosas pueden ser negativas o positivas según tu modo de ver las cosas. ¿Dónde estás poniendo el foco?
Por eso, siempre recordemos que nuestra fe puede contaminarse. Si la alimentamos negativamente, la fe muere.
Cuidemos lo que oímos, lo que hablamos, alimentemos nuestra fe con pensamientos positivos. Recordá que fe no es emoción, por ende, todas las soluciones a nuestros problemas están en nuestros pensamientos, en lo que creemos, en lo que estemos confiando. Dios siempre hará todo lo posible para mudarte del lugar de la carencia y del dolor para llevarte al lugar donde las cosas suceden, tan sólo con una Palabra. Sin embargo, Dios no puede obrar en nuestras vidas si no le permitimos que lo haga.
Dios no es emoción… hoy estoy bien y le creo, mañana me levantaré mal y no le creeré tanto y pasado no le creo nada y después estoy mejor y le vuelvo a creer. Dios es sí y amén, Dios es el Principio y el Fin, Dios no cambia ni se arrepiente de nada de lo que te haya dicho. Por eso, serás libre si tu mente y tu espíritu son llenos de fe y no de emoción.
Por Bernardo Stamateas