Fragmento De Un Espejo
Un espejo es una superficie que refleja y devuelve los rayos luminosos de tal manera que en él podemos ver nuestra propia imagen.
Entre otros objetos, la Palabra de Dios es comparada con: una lámpara, una espada de dos filos, un martillo que quebranta la piedra… También es un espejo fiel que refleja nuestra imagen moral sin deformarla. Por medio de la Palabra conocemos lo que somos, pues ella “discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”, por ejemplo, el egoísmo, la soberbia, la mentira, la impureza… “Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:12- 13).
Al terminar una Conferencia en Grecia, Fulghum se aproximó al director del Instituto que la promovía, Alexandros Papaderos, y preguntó cuál es el significado de la vida. Muchos de los que estaban alrededor se rieron y luego empezaron a dejar el local de la reunión. Papaderos lo miró por mucho tiempo, preguntando con sus ojos si él hablaba en serio y concluyó que si. “Contestaré su pregunta”.
Sacando su cartera del bolsillo , agarró un pequeño espejo redondo. Entonces él dijo: “era un niño pequeño durante la guerra. Un día, en la carretera, hallé los pedazos quebrados de un espejo. Yo guardé el mayor pedazo — Éste aquí. Empecé a brincar con él y me puse fascinado porque yo podía reflejar luz en lugares oscuros donde el sol nunca brillaría — agujeros fondos, hendeduras, armarios oscuros. Continué guardando el pequeño espejo, y cuando yo me torné un hombre, yo conseguí entender qué esto no era solo una broma de niño, pero una metáfora de lo que yo podría hacer con mi vida.
Percibí que soy un fragmento de un espejo cuyo proyecto entero yo no conozco. Con el pedazo que yo soy, puedo reflejar luz — verdad, entendimiento, conocimiento — en los lugares oscuros de los corazones de los hombres y cambiar algunas cosas en algunos de ellos. Quizá otros me vean y hagan lo mismo que yo hago”.
Esa es la grande tarea que Dios nos otorgó — alumbrar las tinieblas existentes en el mundo en que vivemos.No importa cuan malo esté el ambiente donde llegamos, no importa el grado de corrupción de nuestra tierra, no importa cuanto nuestros amigos sean indiferentes al Dios de amor que tanto nos quiere bendecir, cabe a nosotros reflejar luz y disipar la obscuridad.
Si nuestros colegas de trabajo actúan de manera inmoral, seamos diferentes y dejemos la luz del cielo brillar en aquél local. Si nuestros parientes nos critican porque cantamos y glorificamos al Señor en vez de seguir sus pensamientos mundanos, dejemos que la luz de Dios les alcance para que sean también transformados. Si nuestra vecindad camina a pasos anchos para la perdición, encendamos con nuestra vida una lámpara que alumbre todo la calle y también todos los corazones.
Haga un fragmento del espejo de su vida reflejar en todos los lugares oscuros por donde pase.
Si alguno es oidor de la palabra (de Dios) pero no hacedor de ella,éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Santiago 1:23-24.
Pastor Carlos Vargas Valdéz