Un proceso de por vida
Jesús siempre será el perfecto ejemplo para aquel consejero, maestro y líder que se necesita para discipular, pero no solo eso, Jesús en su niñez fue también ejemplo, de que en cada etapa habrá alguien que nos enseñe, que nos oriente.
Dice Su palabra que “…, en la multitud de consejeros hay seguridad.”(Proverbios 11: 14), y cada vez que lo leía me preguntaba, ¿Será que hay que tener a muchos consejeros? Pero luego pensaba en las etapas de nuestra vida, desde niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos; en cada una de ellas siempre hay alguien que recordar como aquel consejero que nos guiaba para que hubiera una dirección sabia a fin de no fallar, aún en medio de nuestra resistencia por dejarnos discipular o enseñar, sus consejos basados en aquella palabra que no regresa vacía, a Su tiempo daría fruto.
Y cuando empezó a dar su fruto fue y ha sido de ayuda para que también lleguemos a ser consejeros, líderes, maestros, así impactar en las etapas de otros sabiendo que llegaremos «… a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;»(Efesios 4:13).
Sin importar el tiempo que tengas en la iglesia, Jesús no ha terminado su obra perfecta contigo. Sigue siendo un proceso de crecimiento.
Comencemos simplemente por querer, elegir y seguir el ejemplo de Jesús.
Autora: Diane Fennell