Círculos de Influencia

Los círculos de influencia son lugares destinados para hacer discípulos como lo hizo Jesús.
«Vivan sabiamente entre los que no creen en Cristo y aprovechen al máximo cada oportunidad. Que sus conversaciones sean cordiales y agradables, a fin de que ustedes tengan la respuesta adecuada para cada persona.»
‭‭Colosenses‬ ‭4:5-6‬ ‭NTV‬‬.
Mientras Jesús estuvo en la tierra, hizo discípulos estando entre ellos, conviviendo con ello y yendo hacia ellos. Jesús no espero dentro de la iglesia a qué llegará  personas para discipular, sino que mientras cumplía su rol o responsabilidad, estuvo en medio de ellos y así les enseño tanto a los dice que le seguían como a quienes tuvieron la dicha de aprender en sus parábolas.
Para poder discipular, hay que estar en medio de los discípulos y enseñar mientras se está ahí.
Muchas veces nos enfocamos en hacer discípulos eclesiásticos y nos  olvidamos de que los lugares donde nos ha llevado Dios, no son lugares casuales, con roles casuales. Por el contrario, son lugares donde nos ha llevado El Padre para hablar de su verdad al pobre de espíritu.
Las palabras de Pablo retan muchísimo mi corazón, ya que muchas veces invertimos tiempo y esfuerzo por discipular a quienes asisten a  nuestras Iglesias o llegan de visita pero saliendo de ahí, nos olvidamos de que nuestro rol como hijos de Dios  se extiende más allá de las paredes de la iglesia. Pablo nos insta a vivir con sabiduría en medio de quienes no conocen la Verdad y ser, a través de Jesús, la respuesta que ellos necesitan.
Cada uno de nosotros tiene diferentes círculos, ya sean sociales, familiares, profesionales, entre otros. Cada uno de ellos es un “círculo de influencia”; es decir, un lugar propicio para llevar la Verdad de Jesús. Esos son lugares para hacer discípulos, no colocándonos en una posición de liderazgo autoproclamado u otorgado por una autoridad terrenal, sino llevando con corazón humilde, palabras sabias, bálsamos al espíritu de quienes nos rodean, consejos a través del Espíritu Santo y ser un ente de bendición en dónde estemos, tal y como lo hizo Jesús.
Mi invitación de hoy es a preguntarte cuáles son tus círculos de de influencia? A quienes crees que debes influir en ese lugar? Que estás haciendo por discipular las vidas de quienes están en tus círculos?
Oro para que el Espíritu Santo te permita comprender por que te ha llevado  a los lugares donde hoy estás y oro para que Su gracia y Su sabiduría se puedan reflejar en tu vida para que otros puedan llegar a los pies de Cristo.
Autora: Keila Alabarca

¿Qué te limita?

El mandato dado por Jesús antes de partir de este mundo fue claro, tenemos la misión como cristianos lavados y redimidos por la sangre de Cristo de predicar a todos el mensaje de “salvación”.
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del  Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:18-20 RVR-1960.
Id y hacer discípulos no es una opción, Jesús  nos prepara, a través de su Palabra para luego ir a hablarles a otros. A veces nos sentimos limitados, que  no tenemos la sabiduría o el valor para hacerlo (eso es una limitante), pero tenemos que recordar que fue Jesús quien nos llamó, y si nos llama nos capacita de todo lo necesario para cumplir con esta misión, nuestro deber y responsabilidad es ir, es un acto de obediencia. Nosotros hacemos nuestra parte y Jesús hace la suya, nunca nos va a dejar solos. Él dice en su palabra “yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin”, y esa promesa es fiel y verdadera. Quizás muchas veces vamos a ser rechazados, pues  hay gente que no quiere que le hablemos de Cristo, pero es nuestro deber hacerlo. Dice la Biblia que hay fiesta en los cielos por un pecador que se arrepiente. No debemos temer, no debemos dejarnos influenciar por voces negativas, debemos vencer esas barreras y cumplir la voluntad de Dios.
Debemos empezar a cumplir con este mandato, de manera paulatina, poco a poco, los grandes evangelistas, misiones o discipuladores de hoy no ejercieron esta labor de manera inmediata, fue un proceso, como todo en la vida, cuanto más las cosas del Señor Jesús, hay  prepararse, y la mejor manera es estudiar la Biblia “Palabra de Dios”, ella es la número uno, luego están las clases bíblicas, siempre hay en cada congregación una escuela dominical, que  nos enseña a estudiar la Biblia. Y luego está el actuar, ir, dar el paso, cuando uno hace la voluntad de Dios, es realmente alentador y satisfactorio.
Vamos a cumplir y hacer lo que Dios nos demanda, estamos viviendo tiempos difíciles y hay una humanidad que se pierde, cada día más va en decadencia, somos nosotros los llamados a salvarlos a través de la Poderosa Palabra de Dios. El ser cristianos pasivos, no cuenta, pues solo nos salvamos a nosotros mismo, debemos ser cristianos activos, para ganar este Mundo para Cristo. “Todo lo puedo en Cristo que me Fortalece” Fil. 4:13
Autor: Lisy  de Escudero

Es tiempo!

2 Timoteo 2:2: “Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.”
Cuando hablamos de discipulado pensamos que esto es algo complejo, difícil y a veces que no es para nosotros. Incluso, pensamos que se trata solamente de atender a los nuevos convertidos y que es misión de los que están en la clase de discipulado de la Escuela Dominical. De hecho, cuando hay que discipular, por lo menos a los nuevos, preferimos que alguien más vaya en lugar de nosotros.
Por ello, y para ilustrar más el tema, sentí que era necesario primero, aprender un poco sobre este concepto.
Número uno, no se puede hablar de discipulado, sin hablar antes del término discípulo.
Por definición, un discípulo es un seguidor, uno que acepta y colabora en la difusión de las doctrinas de otro. Por otro lado, un discípulo cristiano es una persona que acepta y colabora en la difusión de las buenas nuevas de Jesucristo.
Entonces, el discipulado cristiano es el proceso y no un programa, mediante el cual “los discípulos” crecen en el Señor Jesucristo y son equipados por el Espíritu Santo, que habita en nuestros corazones, para vencer las presiones y las pruebas y se vuelven más y más parecidos a Jesús. En su forma más simple, hacer discípulos no es más que la tarea diaria de enfocar a otros en la Palabra de Dios.  Discipular significa estar involucrado en la vida de otras personas, con el fin de ayudarles a crecer en el camino de la fe.
En las congregaciones, la Escuela Dominical cumple en gran manera con esta misión. Pero hay que ir más allá. El discipulado en la iglesia debe ser algo integral, algo en el todos nos ocupemos.
Su Palabra nos dice claramente nos dice que todos debemos discipular:
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Mateo 28:19-20
A este pasaje de Las Escrituras lo llamamos la Gran Comisión y es para todos.
Ahora bien, ¿qué requerimos para discipular? Si somos creyentes 100%, fieles, obedientes, cristianos que oramos, leemos y estudiamos la Biblia, ayunamos, asistimos a los cultos, entonces solo nos falta estar convencidos de que debemos hacerlo, porque siempre es Dios quien nos capacita para su ministerio. Nuestro único requisito es estar dispuestos, comprometidos, genuinamente interesados y repito, convencidos de que es más que un llamado, es un mandato divino, que no podemos eludir.
No esperemos a formar parte de la clase de discipulado; no esperemos a tener tiempo para hacerlo. No esperemos a que otro lo haga por nosotros. Tampoco esperemos a estar “mejor preparados”. No pensemos que no tenemos nada que dar o enseñar. Dios nos dice en Salmos 81:10 “Yo soy Jehová tu Dios, ….; abre tu boca, y yo la llenaré.. Y ya, que discipular es un proceso y no un programa, no esperemos a que la iglesia lance o fortalezca el programa de discipulado.
El tiempo es ahora, es ya, y el indicado soy yo, eres tú.
Autor: Cristina Ugalde

Fuera de la caja

“«Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos —dice el SEÑOR —. Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse. Pues así como los cielos están más altos que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos.”
‭‭Isaías‬ ‭55:8-9‬ ‭NTV‬‬
Mi mamá siempre me decía que aprendiera a ver fuera de la caja que no pensara que todo tenía que ser de la misma manera, que en ocasiones teníamos que romper el patrón existente o la estructura a la que estábamos acostumbrados para obtener el producto final. Y la primera vez que me explicó esto me lo ilustro con el siguiente pasaje: “una vez en la cena de navidad una niña vio que el pavo que estaban comiendo no tenia las patas y le pregunto a su mamá porque era eso y su madre le dijo que así le había enseñado su madre y la niña vio a su abuela y le pregunto lo mismo y la abuela contestó que así le había enseñado su mamá y fueron todas donde la bisabuela y está les dijo que recordaba que su horno era pequeño y por eso tenía que cortar las patas del pavo para meterlo en el horno y ese era el verdadero motivo por el cual se cortaban las patas”
Muchas veces repetimos y repetimos lo mismo sin saber porque lo hacemos, sin analizar la situación o sin ver si realmente lo que se está haciendo corresponde a lo que queremos. En Isaías vemos cómo Dios nos dice que sus pensamientos son más altos que los nuestros y es allí donde debemos poner nuestra vara de medida. No sigamos por la superficie, profundicemos.
El llamado principal que Cristo nos hizo fue ir por el mundo y hacer discípulos de todas las naciones (Mt. 28:19-20) pero cumplir esta máxima requiere que salgamos fuera de la caja, pues nuestra realidad no es siempre igual a la realidad de aquel a quien vamos a discipular.  Jesus cuando enseñaba era un maestro con muchos recursos, usaba parábolas, enseñaba con su ejemplo y se atrevía a llegar a los marginados de la sociedad, todo para cumplir su propósito. En esta época las formas y recursos que tenemos para cimentar la palabra De Dios en otros son múltiples. No nos encerremos en lo mismo de siempre ni pensemos que aquello diferente es malo. Cristo fue diferente en su época.
Estamos nosotros dispuestos a romper las estructuras que nos rodean para discipular? Podemos salirnos de la caja?
Autora: Aleika De León de González

No se trata de mí, sino de Él

El fruto existe solo si hubo primeramente una siembra.
«Yo planté la semilla en sus corazones, y Apolos la regó, pero fue Dios quien la hizo crecer. No importa quién planta o quién riega; lo importante es que Dios hace crecer la semilla. El que planta y el que riega trabajan en conjunto con el mismo propósito…» 1 Corintios‬ ‭3:6-8‬ ‭NTV‬‬
Hace unos meses empecé un proceso con el Señor para cambiarme de trabajo. Sentía que ya era momento de avanzar a una nueva etapa profesional, pero tomar la decisión de irme creaba fuertes conflictos en mi, ya que tenía algunos meses de estar brindándole apoyo a un compañero que estaba atravesando procesos personales intensos.
Tenía cierta impotencia porque no me sentía capaz de ayudarle. En mi mente esta era mi prueba de fuego y el no ver frutos para mi era un indicador de que había fracasado en mi intento de hacer discípulos.
Una noche estaba, finalmente, pensando en aceptar una oferta de trabajo, pero mi conflicto interno no me daba paz para tomar la decisión, y llegaron estas palabras a mi corazón: “en ocasiones te toca sembrar, en otras te toca regar y en otra participas de la cosecha, en esta ocasión solo te toco sembrar y ya es tiempo de avanzar”. Estas palabras golpearon mi corazón porque no fue hasta este momento que descubrí que mi frustración no tenía que ver con el problema de mi amigo sino con mi conflicto interno para entender que Discipular no tiene que ver con disfrutar de los  resultados sino con ejecutar tu parte en las las vidas que llegan a tu camino.
Es probable que la frustración por no ver los frutos, nos llenen de temor y nos hagan pensar que no sabemos o no fuimos llamados a discipular. Por eso es importante mantenernos cerca de la voz de Dios, porque es con ella que entendemos que no somos más que instrumentos de Cristo; que hace mucho debimos dejar de ser nosotros para que sea Él quien traiga el fruto en su tiempo.
Tal vez hoy sientes temor por no ves frutos en aquella personas que por años has Discipulado, pero recuerda que nunca habrá un fruto si no hay primero una siembra y un cuidado.
Pidamos al Espíritu Santo que quite de nuestra mente y corazón el miedo al fracaso en el discipulado y más bien pidamos por discernimiento para comprender nuestro papel en las vidas que Dios está poniendo a nuestro alrededor.
Me permites orar por ti?  Señor, ruego por la vida que hoy ha leído estas palabras, te pido que traigas convicción a su Espíritu sobre el llamado que has hecho de hacer discípulos en todo lugar donde vayamos. Te pido que quites el miedo al fracaso, el temor, la angustia o frustración por no ver los frutos y si está teniendo la dicha de ver frutos, trae a su corazón humildad para reconocer que todas las cosas vienen de ti. Amén.
Autora: Keila Alabarca

Llamados a la misión

La misión que Jesús nos deja después de su muerte y resurrección demanda de nosotros compromiso.
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”
‭‭S. Mateo‬ ‭28:19-20‬ ‭RVR1960‬‬
Jesús instruyo a los discípulos durante su ministerio en la tierra terminando al final con la instrucción que representa la tarea que debemos de cumplir nosotros en la tierra: Id y haced discípulos.
Esta misión encierra varios aspectos:
  • Entender que es un mandato: Id y salgan de su comodidad
  • Haced:  llevarla a cabo;  encierra disciplina.
  • Discípulos: seguidores de Cristo.
  • Enseñanza: Palabra de Dios
  • Seguridad de que Jesús va a mi lado.
Cuando estoy consciente de mí responsabilidad de discípulos delante de Dios, no pongo por excusa el no sé  testificar, la  burla  a la cual puedo ser sometida y algunas veces al rechazo porque estoy claro que el que está a mi lado me va a guiar y ayudar a hacerlo.
El ser sus discípulos nos lleva a ser parte de esta misión, llevar a otros a conocer a Cristo y así instruirlos para que crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Hay muchas personas pasando por situaciones difíciles y sedientas en nuestro entorno proclamemos a Cristo y ayudémosle a crecer en Él.
Autor: Iris Chavarria

Venciendo las barreras

Cuando le abrimos nuestro corazón a JESÚS, pasamos de ser creyentes a ser discípulos dispuestos a difundir las buenas nuevas de nuestra ESPERANZA DE VIDA, JESÚS. Al experimentar el AMOR más grande e incomparable, maravilloso, confortable, que nunca nadie nos podrá ofrecer jamás.  Empezamos a conocer las verdades de un ser SUPREMO que por AMOR se entregó en una CRUZ por nosotros y se convirtió en nuestro PADRE. Es allí donde entendemos que con Él estamos unidos y ahora ya no vivimos para nosotros sino por ÉL y para ÉL.
El discipulado es el proceso en el cual como discípulos crecemos en el Señor Jesucristo y somos equipados por el Espíritu Santo, que habita en nuestros corazones, para vencer cada prueba que la vida presente y volvernos más y más parecidos a Jesús. Este proceso requiere que como creyentes respondamos a la invitación del Espíritu Santo a examinar nuestros pensamientos, palabras y acciones, y compararlos con la Palabra de Dios.
Pablo escribía a la iglesia de los corintios: “La única carta de recomendación que necesitamos son ustedes mismos. Sus vidas son una carta escrita en nuestro corazón; todos pueden leerla y reconocer el buen trabajo que hicimos entre ustedes. Es evidente que son una carta de Cristo que muestra el resultado de nuestro ministerio entre ustedes. Esta «carta» no está escrita con pluma y tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente. No está tallada en tablas de piedra, sino en corazones humanos”.2 Corintios 3:2-4 (NTV)
El vivir de esta manera es experimentar un discipulado sin presiones, es expresar a través de nuestro comportamiento diario ese amor, paciencia, esperanza, consuelo que hemos recibido de nuestro Padre, y Señor, restaurador de nuestra alma.
Discipular no es solo estudiar lecciones que aún no hemos terminado de aprender, tampoco es dictar reglas de lo que podemos o no podemos hacer. Por el contrario es:
• Ser de ejemplos con nuestras vidas para ayudar a la transformación de alguien que al igual que nosotros un día tomo la decisión de conocer a JESÚS, conocer de su Amor.
• Es enseñarle sobre el GOZO que trae JESÚS a nuestros corazones cuando disponemos agradarle.
• Es mostrar lo humano que somos y como en medio de los errores que cometemos vemos manifestarse el poder de la excelencia que viene del ESPÍRITU SANTO. “Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros”. 2 corintios 4:7
Desde que conozco su amor inexplicable y maravilloso. Los mejores discipulados los he tenido no solo en clases. Antes bien al compartir con mis líderes, amigos, en una conversación o al verlos testificar lo que DIOS hace en sus vidas.
Un discipulado que marco mi vida fue a través de una hermosa anciana que me enseño por medio del salmo 90:1 (Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación). Que el DIOS que ella había conocido hace muchos años contaba conmigo para dar a conocer a las futuras generaciones las bondades que El Señor le permitió conocer y al ella enseñármelas es mi deber enseñar a otros a ese Dios que ha sido refugio seguro en nuestras vidas.
Es por ello hermanos míos que les animo a que no dejemos de expresar su amor y sus enseñanzas a otros, a través de lo que dé ÉL hemos aprendido y vivido.
Atrévete a vencer el TEMOR y con naturalidad abre tu boca para presentar un amor que a nosotros nos salvó y PERDONO y con nuestra vida mostremos lo REAL que es nuestro PADRE y sus bondades infinitas que nos brinda una oportunidad de vida, para la GLORIA DE SU NOMBRE, por su gracia somos transformados para transformar.
“Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros”.1 corintios 1:4 NTV
Dios les continúe bendiciendo este y todos los días de su vida.
Autora: Katherine De Mendez Robateau.

Colocando el fundamento

Al hablar de discipulado se debe considerar al instructor, al que recibe la instrucción y la doctrina, enseñanza o educación que reciben las personas.
“pues siguen viviendo cómo la gente pecadora de este mundo. Tienen celos los unos de los otros, y se pelean entre ustedes. Porque, cuando uno dice: «Yo soy seguidor de Pablo», y otro contesta: «Yo soy seguidor de Apolo», están actuando como la gente de este mundo. ¿No se dan cuenta de que así se comportan los pecadores?
Después de todo, Apolo y yo solo somos servidores de Dios para ayudarlos a creer en Jesucristo. Cada uno de nosotros hizo lo que el Señor nos mandó hacer:”
‭‭1 Corintios‬ ‭3:3-5‬ ‭TLAI‬‬
La iglesia de Corinto presentaba algunos síntomas comunes cuando se ha descuidado el discipulado; ya sea por parte del instructor o por parte del que recibe la instrucción, algunos no estaban dando frutos de arrepentimiento, se habían estancado, y tenían rivalidad de quien era su mejor mentor.
Para que el discipulado se mantenga eficiente hay que romper con lo que detiene, desvía o aparta de la meta principal
 “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Efesios 4:13.
Tomemos el consejo que dio el apóstol Pablo para abordar el tema:
“Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo edifica” 1 Corintios 3:10.
Para que haya un buen discipulado debe tener presente lo siguiente:
  1. La presencia de Dios en todo lo que hacemos. La barrera número uno que impide un buen discipulado es pretender hablar de Dios sin tenerlo en el corazón o sin tener una comunión íntima con Él. Últimamente se ha estado dando protagonismo a las posibilidades humana, y Dios es el primero que nos dice que todo lo podemos hacer, pero en Cristo; no lo olvides “en Cristo”. Filipenses 4:13
  2. Perfecciónate en lo que haces. La segunda barrera que encuentro es la conformidad. Un maestro nunca deja de aprender, debe estar actualizado. La Biblia se ha aplicado en distintas épocas, y es porque los instructores se han actualizado pidiendo a Dios sabiduría para la aplicación en sus días. El hecho que tengamos un fundamento no quiere decir que no podamos usar todo lo mejor y actualizado para enseñar.  “…Instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría.” Colosenses 3:16.
  3. Ser fiel en lo que se te ha encomendado. El inicio de un ministerio es poderoso, todos están con entusiasmo, pero a medida que pasa el tiempo hay algunos que les pasa lo del globo, se van desinflando. La tercera barrera por derribar es la inconstancia, la falta de estabilidad y constancia en lo que haces. “…esto encarga a hombres fieles…” 2 Timoteo 2:2.
El discipulado es una herramienta importante en el Señor para todos los seguidores de Cristo que no debemos descuidar ya que por medio de la enseñanza es que se desarrolla una vida cristiana plena. Mantengamos nuestra vida delante de la  presencia de Dios, actualizándonos y siendo fieles en lo que nos encomendó.
Autora: Lidia de Rovira

Tengo algo para dar

Muchas veces nos conformamos con nuestro bienestar y no nos conectamos con la necesidad del prójimo dejando a un lado el pasaje que dice: “ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:19-20
En muchas ocasiones este pasaje lo leía e interpretaba con ir a las misiones y evangelizar, lo cual no está mal, pero limitaba mi pensamiento solo para ganar a los que no conocen a Jesús.  Con el tiempo comencé a comprender  que para ir a todas las naciones primero debía pensar en mi nación y que lo primordial era mi prójimo, que no solo se limitaba al  perdido espiritualmente,  sino también a mi hermano dentro de la iglesia.  En 1 Corintios 12:12 menciona su palabra,  que cada uno es parte del cuerpo de Cristo y tenemos una función indispensable en Él para el crecimiento no solo del reino sino también en la vida de nuestro prójimo y por lo general esto lo pasamos por alto. Esta verdad me permitió  cambiar  mi mentalidad a mirar más de cerca la necesidad de discipular.
El Discipulado, además de formar a los nuevos creyentes, es necesario para afianzar los fundamentos doctrinales de los creyentes, ser capacitados para el servicio y para ejercer el ministerio al que el Señor los ha llamado. Una iglesia que no discípula a su grey, tiene cristianos desnutridos, con una vida espiritual inestable, cualquier prueba o dificultad los desanima  y fácilmente son arrastrados por falsas doctrinas, por falta de fundamentos bíblicos.   Sin discipulado, un creyente puede tener muy buena voluntad, pero no es apto,  ni está capacitado para ningún servicio  en la iglesia; no entiende lo que es el compromiso con el Señor y con la Iglesia.
Dios nos llama a salir de nuestra comodidad siempre que  menciona las palabras:  “Id y hagan”,  ambas son acciones que nos hablan  de obedecer su palabra,  pero en estas tareas no estaremos solos siempre que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo. Todos tenemos algo que aportar en la  tarea de discipular  y con la ayuda del Espíritu Santo podremos  ser guiados en la parte que nos toque aportar, solo basta con solo tener un corazón dispuesto a invertir en la vida de mi prójimo para su crecimiento espiritual. 
 
Les invito a derribar todo pensamiento que nos  haga ver que solo existe un  grupo escogido de la iglesia (a pesar de que si existen personas que si buscan capacitarse en esta tarea en específico) o personas selectas para poder discipular,  pues discipular es  invertir tiempo en la vida de alguien para su crecimiento y Dios nos ha dado Su Palabra para que seamos llevados a toda verdad y podamos llevar a otros a esa verdad. Comencemos con conversar con otros, con  generar  confianza para romper con nuestra comodidad, haciendo puentes con nuestro prójimo, no muros por que nuestra meta es ser uno en Cristo. 
 
Autor: Cristal Cajar

Una invitación

El llamado de Jesús de seguirle es una invitación a conocerle en intimidad para que desarrollemos una relación de confianza con su persona con el fin de poder crecer a su estatura.
Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Mateo 28:19 -20 BLA
El pasaje anterior hace una invitación a la iglesia primitiva a comenzar la labor que Jesús hizo con ellos: discipular. Discipulado viene del latin “discipulus” y este de “discere”  o sea el que aprende o que se deja enseñar. La palabra disciplina tambi’en deriva de “discipulus” que quiere decir el orden necesario para poder aprender.  En otras palabras el discipulado es una invitación a caminar con alguna persona hasta formar un lazo de intimidad que me permita enseñar aquello que he aprendido. Esto va ligado de una actitud de querer aprender del que se le enseña y de tener algo para enseñar por parte del maestro. Los discipulos no fueron a discipular luego de escuchar un par de enseñanzas de Jesús, al contrario caminaron todo el tiempo con el maestro hasta el momento de estar preparados para poder enseñar a otros.  Esta enseñanza dista muchísimo de solo compartir un conocimiento teórico,  iba más allá de tener sentado a alguien solo para que te escuche por una hora. Es en realidad un acompañamiento hasta lograr ven un crecimiento genuino de las personas que son enseñadas. Esto fue lo que hizo Jesús con sus discípulos más que enseñar algo teórico, Él vino a mostrar su vida y que a través de su caminar ellos pudieran conocerle para alcanzar la estatura del varón perfecto.
Como iglesia hemos sido llamados primeramente a ser discípulos de Jesús, el cual  prometió estar a lado nuestro en todo tiempo como indica el pasaje con el que iniciamos. Este acompañamiento es  necesario para poder crecer y el mismo se da hoy en día a través del Espíritu Santo que nos instruye y guía a toda verdad, pero cuando iniciamos el camino es necesario tener alguien que nos instruya y nos guíe como niños pequeños a conocer a Jesús. ¿Qué es lo primero que hacemos cuando llegamos a un lugar que no conocemos? – Preguntamos en alguna recepción si nos pueden dar direcciones hacia algún punto que deseamos ir. Lo mismo ocurre con la vida cristiana, cuando iniciamos no sabemos como llegar a Jesús y alguien debe guiarnos en esos primeros pasos hasta que pueda empezar a conocerlo. Este fue el discipulado que Jesús le pidió a los apóstoles: “enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado”.  El fin del discipulado no es que la persona me conozca a mí, sino que se acerque cada vez más a la persona de Jesús.
La iglesia de Cristo ha sido llamada a discipular naciones pero no para llenar templos, sino para que las personas sean llevadas a conocer a Jesús con el fin de que la iglesia pueda alcanzar la estatura del varón perfecto; a la medida de la plenitud de Cristo.  Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;  Efesios 4: 11-13
Tome un tiempo para analizar su posición actual, comience haciéndose las siguientes preguntas: ¿Estoy en la capacidad de discipular? ¿O necesito ser discipulado?.  Esto no tiene que ver con los muchos años que tiene en la iglesia, muy por el contrario debemos preguntarnos si realmente tenemos  una relación intima con Jesús al punto de conocerley  si es así entonces estamos en la capacidad de llevar a otros a conocerle.
Es tiempo de romper ciertos conceptos que han impedido de que como iglesia seamos discipulados o que estemos discipulando a otros. Durante este mes estaremos conversando más sobre este tema y esperamos que sea de bendición para todos.
Autor: Jonathan Zapata