ACUÉRDATE DE MÍ

La-cruz -“Acuérdate de mí cuando vengas en Tu reino” Lucas 23:42.
Matthew Henshaw incluyó su nombre en el Libro Guiness de Marcas Mundiales de una manera poco común. Después de tragarse una espada de 40 centímetros de largo, ató un saco de 18 kilogramos de patatas al mango de la espalda y la sostuvo por 5 segundos (no se recomienda hacer esto).
Henshaw y otros como él han hecho todo lo posible por hacer que sus nombres sean recordados en el libro de marcas más famoso del mundo. El anhelo por la inmortalidad obliga a las personas a hacer muchas cosas -algunas de ellas extraordinarias, y otras, bizarras.
La inmortalidad que Jesús ofrece no tiene nada que ver con cualquier cosa que nosotros hagamos. De hecho, después de darles a Sus discípulos la autoridad para hacer cosas verdaderamente extraordinarias (Lucas 10:17-19), Jesús dijo: “Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos” (v. 20).
En el Gólgota, un ladrón cuyo nombre no se menciona creyó en ese mensaje justo a tiempo (Lucas 23:40-42). Él entendió que la vida eterna no tenía nada que ver con lo que había hecho -bueno o malo. Tenía que ver con lo que Jesús estaba haciendo- dar Su propia vida para que incluso los indignos pudieran ser bienvenidos en el cielo por Dios. Lo importante es que Dios se acuerde de nosotros, y no los demás.
 
 
Reflexión: Nuestras vidas importan porque Dios nos ama.

El Hijo de DIOS

¡Él es Jesús! – Apuntando con su mano a la Cruz dijo mi madre. ¿Quién es Jesús? – Le pregunté y ella respondió: “El Hijo de Dios”. Tuve curiosidad de conocerle, aunque pensé que no se veía muy feliz para ser el Hijo de Dios pues estaba clavado en la Cruz. Sin embargo ella dijo que Jesús me quería conocer y que si yo era un buen niño tendría que ir a la escuela dominical. Sentí emoción y deseo por asistir a conocer al Hijo de Dios, pero esos no eran los planes de mi maestra, quien puso un velo sobre mi alma. Ella solía decir que el Hijo de Dios aún sufría en la Cruz y que cada vez que me portaba mal Jesús sangraba. I concluía diciéndome: ! Por tu culpa ! ! Por tu culpa ! ! Por tu grande culpa !

A partir de ese entonces cada vez que le miraba clavado en ese madero sentía gran impotencia pues yo no quería que sufriera por mi grande culpa. Realmente me esforcé por no lastimarle, y cada vez que hacia una travesura o tenia malos pensamientos sentía su dolor. – ¿Qué grande pecado puede tener un pequeño? si de ellos es el Reino de los Cielos. Sin embargo yo no lo sabía. Con grande dolor en el corazón me despedí de Jesucristo, creyendo que algún día le ayudaría a bajar de la Cruz. Puse una barrera con Él y su Padre, resignándome a ese lugar después de la muerte llamado infierno, del cual hablaba mi maestra.

Crecí y me hice vasallo del rey alcohol, quien me enseñó a adormecer la conciencia. Juntos quebrantamos la ley de piedra que me enseñaron de niño. Saqueamos lugares y él me recompensaba con vanidades. Tanto adormecí mi conciencia que deje de sentir, fui cauterizado y esclavizado. Me di cuenta que la maestra mintió, no tuve que esperar a morir para llegar al infierno. Me convertí en un muerto en vida, anhelando que acabara mi agonía. Pero algo de lo que me quedaba de corazón decía que no era tiempo de rendirme. Fue cuando conocí al verdadero Hijo de Dios. Jesucristo quitó el velo de mi alma, me liberó, protegió y sanó mis heridas. Fue cuando entendí que Él ya no está clavado en la Cruz. Él está vivo y ya no sufre más por mis pecados.

Jesucristo derramó su sangre solo una vez y para siempre por la grande culpa de toda persona. Y así darle salvación a todo el que busque su nombre. La grande culpa de toda alma fue enterrada hace más de 2000 años, para que por los méritos del Hijo de DIOS toda persona encuentre libertad y vida eterna.

Te invito a compartir el verdadero significado de la Cruz y grites al mundo entero que el Hijo de DIOS está vivo.

“Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos.”

Hebreos 9:28 Reina-Valera 1960 (RVR1960).

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

Isaías 53:4-5 Reina-Valera 1960 (RVR1960).

Autor: Richy Esparza

Escrito para: http://destellodesugloria.org

DE QUE DE ESTAS ALIMENTANDO?

“Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.” Deuteronomio 8:3 RVR 1960.

Es natural sentir hambre, porque esto beneficia nuestro crecimiento y fortalecimiento físico y mental. Del mismo modo es importante la alimentación espiritual buscando el mismo fin: crecimiento y fortalecimiento de nuestro espíritu.

Hay personas que comen cosas que no son saludables, que no traen ningún beneficio a su cuerpo. Al igual hay cristianos que se alimentan de cosas que no edifican ni benefician su espíritu, ni su relación con DIOS. Muchos dedican más tiempo en las redes sociales, chismeando lo que los demás hacen o publican en vez de dedicar ese tiempo en leer o meditar en Su palabra. Otros simplemente prefieren quedarse pegados en la TV viendo cualquier cosa porque están aburridos, desperdiciando tiempo que bien pueden utilizar para predicar o evangelizar a otras personas.

“Pidieron, e hizo venir codornices; Y los sació de pan del cielo. Abrió la peña, y fluyeron aguas; Corrieron por los sequedales como un río. Porque se acordó de su santa palabra Dada a Abraham su siervo.” Salmos 105:40-42 RVR1960.

Nuestro alimento espiritual está a una oración de distancia, solo debemos clamar a nuestro Padre que está en los cielos y Él saciará todas nuestras necesidades, nos dará alimento y junto con este alimento fortaleza y vida para seguir avanzando y alcanzar Su propósito. Nuestro cuerpo es templo del espíritu santo, por eso es importante cuidarlo y alimentarnos de cosas saludables y asimismo cuidar y alimentarnos espiritualmente con la palabra y estando en comunión y dedicando tiempo de calidad en las cosas del Reino.

Dejemos de alimentarnos de tanta basura que no edifica y alimentémonos con el pan de vida que es nuestro Señor Jesucristo.

“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.”

Juan 6:35 RVR1960.

Autora: Jessica Terán

¿Qué esperamos para nuestro futuro?

Para comprender mejor la cosmovisión de las personas, un investigador colocó a dos niños, uno pesimista y otro optimista, solos en habitaciones separadas. Al pesimista le tocó una habitación colorida y llena de juguetes ideales para dejar volar la imaginación; a la niña optimista la colocó en una habitación llena de paja.

El primer niño jugó en la sala un rato, pero, poco después, fue a la puerta a pedir que lo dejaran salir porque los juguetes eran aburridos y se rompían muy fácilmente. De manera similar, la pequeña optimista también fue a la puerta. Pero, en lugar de pedir que la dejaran salir, pidió una pala. El investigador le preguntó a la niña para qué la quería. Ella respondió: «Con toda esta paja, tiene que haber un poni en alguna parte».

Al comienzo de cada año, escuchamos predicciones sobre economía, política y otros temas. ¿Habrá guerra o paz? ¿Pobreza o prosperidad? ¿Progreso o estancamiento? Sin duda, hay lugar para grandes expectativas, planes para el futuro e, incluso, toda clase de preocupaciones.

¿Cómo podemos esperar que todo mejore y que nuestra familia y seres queridos vivan en un mundo mejor y más seguro? ¿De qué manera podemos ser optimistas cuando vemos disturbios por todas partes?

Pablo le dijo a Timoteo: «… en los últimos días vendrán tiempos difíciles. […] los hombres malos e impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido» (2 Timoteo 3:1, 13-14).

No importa lo que pueda suceder. El nuevo año y las nuevas temporadas prometen cosas grandes y maravillosas si verdaderamente confiamos en que el Padre celestial tiene el control de nuestra vida, nuestros planes y los deseos de nuestro corazón.

Debemos recordar que Dios está siempre con nosotros y que nos ama sin medida. Puede darnos la fortaleza que necesitamos para llevar a cabo nuestras resoluciones y las promesas que nos hicimos. Él es nuestra esperanza… ¡hoy, mañana y siempre!

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Oraciones para los líderes

Puede que no tengamos reyes por quienes orar, pero, tal y como dice 1 Timoteo 2:1, tenemos personas que están en autoridad sobre nosotros. Es fácil armar la lista de oración: nuestros funcionarios gubernamentales, nuestro jefe en el trabajo, los oficiales de la policía, nuestros padres, maestros, y una multitud de otras personas que pueden hacer valer sus privilegios sobre nuestras vidas. No sé cómo te sientes acerca de los«gobernantes» de tu vida, pero podría decir sin temor a equivocarme que puede que orar por ellos no sea tu primer impulso. Sin embargo, uno de los intereses de nuestro Señor ennuestras oraciones a Él es que regularmente mantengamos a las figuras de autoridad en nuestra lista.
¿Cómo debemos orar por los líderes de nuestro país?
Debemos orar por lo que ellos necesitan: sabiduría, libertad del engaño, un auténtico interés por hacer lo que sea lo mejor por aquéllos que están bajo su autoridad. Pero lo más importante, la capacidad para gobernar de una manera que nos habilite para vivir «una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad»(1 Timoteo 2:2).
La iglesia primitiva vivía este compromiso con Jesús dentro del contexto de autoridades que a menudo eran traicioneras y amenazadoras para los creyentes. La única esperanza del cristianose encontraba en la protección que Dios brindaba — lo que me lleva a mi objetivo. La oración consistente por aquéllos que nos guían es un recordatorio constante de dos cosas.
Primero, es nuestro llamado a vivir vidas pacíficas marcadas por la santidad y la piedad. Si oráramos por eso cada día, simplemente podríamos hacer algún progreso en esa área.
Segundo, este tipo de oraciones nos recuerdan que nuestra esperanza no está puesta en los reyes terrenales sino en el Rey de reyes, quien es el único con el poder y la autoridad finales incluso sobre los gobernantes más poderosos. Durante demasiado tiempo hemos puesto nuestra confianza en los gobernantes humanos para nuestra protección, prosperidad, y paz.
Como dijo el salmista, «Algunos confían en carros, y otros en caballos; mas nosotros en el nombre del SEÑOR nuestro Diosconfiaremos» (Salmos 20:7). —JS

Fe No es Emoción

Emoción es la agitación del ánimo, ya sea por un recuerdo, una idea o conmoción orgánica, por algo que nos dijeron o una circunstancia que activa el ánimo.

Dios nos creó con emociones para sentir, de lo contrario seríamos ro­bots; pero no debemos confundir emociones con fe.
La emoción está en la mente, la fe en el espíritu. Nos expresa­mos mal cuando decimos: “Yo siento que tengo fe”, porque la fe no se siente, se cree.
Al nacer, Dios nos pone emociones en la mente y fe en el espíri­tu, por eso no tenemos que pedir fe sino que esa fe sea aumen­tada a la medida en que se nos otorgó.
La fe crece y se alimenta oyendo la Palabra de Dios. (Romanos 10:17). Fe es para ser creída, no es para una emoción sentida, por eso, no impor­ta si “no sentimos nada”.
La fe está en el espíritu, en lo más profundo del ser, es por eso que Jesús dijo que es como un grano de mostaza que hay que sembrarlo, para que crezca, de lo contrario, se ahogará por la emoción.
Cuando las emociones negativas nos atan a una persona o a una situación, nuestra fe se ahoga y si no funciona, nada fun­cionará, ya que en el Reino nada funciona sin fe.
Cuando Agar levantó al muchacho, el ángel le dijo: “Haré de ti una gran nación”. (Génesis 17:20)
¡Eso fue extraordinario! Un minuto atrás Agar estaba triste y deprimida y al minuto siguiente había una promesa grande de parte del Señor para su vida. Aprendamos a ver a través de la fe… ¿qué significa eso?
Significa que de la manera en la que te sentís es como interpre­tás la realidad. Por ejemplo, si tenés miedo, tendrás miedo a casarte, miedo a ir al trabajo, miedo a todo; si estás enojado te molestará todo; y si tenés baja estima creerás que todos se bur­lan de vos y que nadie te valora, etc.
Si ves las cosas de forma negativa es porque estarás utilizando el mecanismo de la visión. Por ejemplo: si llueve o si hace calor, ambas cosas pueden ser negativas o positivas según tu modo de ver las cosas. ¿Dónde estás poniendo el foco?
Por eso, siempre recordemos que nuestra fe puede contaminar­se. Si la alimentamos negativamente, la fe muere.
Cuidemos lo que oímos, lo que hablamos, alimentemos nuestra fe con pensamientos positivos. Recordá que fe no es emoción, por ende, todas las soluciones a nuestros problemas están en nuestros pensamientos, en lo que creemos, en lo que estemos confiando. Dios siempre hará todo lo posible para mudarte del lugar de la carencia y del dolor para llevarte al lugar donde las cosas suceden, tan sólo con una Palabra. Sin embargo, Dios no puede obrar en nuestras vidas si no le permitimos que lo haga.
Dios no es emoción… hoy estoy bien y le creo, mañana me levantaré mal y no le creeré tanto y pasado no le creo nada y después estoy mejor y le vuelvo a creer. Dios es sí y amén, Dios es el Principio y el Fin, Dios no cambia ni se arrepiente de nada de lo que te haya dicho. Por eso, serás libre si tu mente y tu espíritu son llenos de fe y no de emoción.
Por Bernardo Stamateas

Confiando como un niño

Sin duda los niños tienen una ternura e inocencia natural, desde pequeños tienen tantas ocurrencias y expresiones que producen alegría.

También confían y creen en todo lo que les decimos, por lo que muchas veces se toma ventaja de ese detalle para motivarlos a obedecer, como cuando no quieren comer y decimos que “si no comes vendrá el “coco” y te comerá a ti”, por lo cual terminan su alimento sin problema.

Incluso entienden las órdenes de forma literal. Un entrenador le enseñaba a un niño de más o menos 3 a 4 años de edad cómo jugar beisbol, cuando el niño ya estaba listo para batear y la pelota estaba sobre un pedestal para que pueda golpear con el bate, el entrenador le dijo: “No quites los ojos de la pelota”. El niño bajó el bate y se acercó a la pelota, apoyando sus ojos sobre la bola. El entrenador al principio hizo una expresión de “¿Qué estás haciendo?” pero después se acercó y le abrazó por su inocencia.

Me conmovió mucho esta escena y también recordé lo que Marcos 10:14-15 TLA dice: “Al ver Jesús lo que estaban haciendo sus discípulos [retiraban a los niños que se acercaban], se enojó con ellos y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que quien no confía en Dios como lo hace un niño, no puede ser parte del reino de Dios.»”

¿Recuerdas cuando eras niño? ¿En quién confiabas? Seguro que tus padres, porque sin dudar sabías que ellos te amaban y te protegerían. ¿Cuán inocente eras? ¿Creías todo lo que te decían?.

Aunque ya pasamos esta etapa debemos conservar el corazón de niños con Dios, porque Él es nuestro Padre Celestial, que siempre estará pendiente de nosotros con todo el amor que nos tiene.

Cree que a pesar de todos los problemas que puedas estar pasando Dios te socorrerá y tu fe te ayudará a mantener la esperanza en sus promesas y cuidado.

¡No dejes de ser un niño que confía en Dios!
Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Que la espera no agote tu fe

En ocasiones podemos llegar al punto en donde la espera para ver concretada aquella promesa que recibimos de parte de Dios se hace muy larga.
Todos aquellos que hemos recibido alguna promesa de parte de Dios podemos decir que el esperar a que se concrete no es fácil, más aun cuando vemos que el tiempo pasa y aquella respuesta que esperamos no llega y lejos de verse venir la vemos cada día mas lejos de cumplir.
Y es que la desesperación por ver concretada dicha promesa puede llevarnos a desesperarnos, a cansarnos o a simplemente renunciar a esa espera y olvidarnos de lo prometido.
Nuestra actitud frente a la espera muchas veces no es la correcta. Y es que la mayoría de nosotros quisiéramos ver respuestas instantáneas, rápidas, pero la realidad es que Dios trabaja en un tiempo perfecto suyo y no mío.
Cuando Dios te hace una promesa, Él la cumplirá, lo único que necesita de nosotros es que sigamos creyendo, pero el cansancio por la espera nos puede llevar a desistir o renunciar a recibir aquello que tanto anhelábamos.
La Biblia dice sobre Dios: “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” Números 23:19 (Reina-Valera 1960). En pocas palabras Dios cumple lo que promete.
Este mismo versículo en otra versión de la Biblia dice: “»¡Dios no es como nosotros! No dice mentira alguna ni cambia de parecer. Dios cumple lo que promete.” Números 23:19 (Traducción en lenguaje actual).
No dejes que el cansancio de la espera agote tu fe, no permitas que el tiempo que pase te haga creer que Dios ya no cumplirá lo prometido. Al contrario, sigue creyendo, aférrate a su Palabra y a la promesa de que él cumple lo que promete.
No importa cuanto tiempo pase, porque lo que si tienes que estar seguro es que Dios cumplirá en un tiempo el cual es perfecto como Él mismo.
Dios tiene los tiempos medidos, a Él no se le escapa detalle alguno y aunque muchas veces pensemos que se ha olvidado o a cambiado de parecer sobre una promesa en concreto, debes recapacitar y recordar que su memoria es perfecta y sus promesas se cumplirán tal y como las declaro.
¡Que la espera no agote tu fe! ¡Fortalece tu fe en su presencia! ¡Ve y búscalo!
Autor: Enrique Monterroza

No Juzgueis

Nosotros los seres humanos estamos necesitados de Dios, pero a veces nuestras costumbres ancestrales no nos dejan que rindamos nuestras vidas a Jesucristo, por el que dirán. Pero no tenemos que tener una tendencia a juzgar a otros, o criticar a los hermanos.
1ª Corintios 4:5 Por eso, no culpen a nadie antes de que Jesucristo vuelva. Cuando él venga, dará a conocer todo lo que está oculto y todo lo que piensa cada uno de nosotros. Entonces Dios nos dará el premio que merezcamos. La palabra de Dios nos advierte que no juzguemos a nadie, por nada, porque cuando Jesucristo venga el juzgara a cada uno según sus obras y le dará el premio que merece, vida eterna o condenación eterna.
Dios nos llamó a ser de bendición por eso es que tenemos que estar siempre bendiciendo a todos sin acepción de personas, amándolos a todos aun a los más difíciles de soportar. Estos hermanos que a veces nos desesperan y exasperan Dios los dejo para probar nuestro corazón, por eso no juzguemos en nada a nadie, en otras palabras estos hermanos son la lija que Dios dejo para quietarnos toda aspereza del corazón.
Esta parábola nos enseña que todos tenemos defectos, a unos les huela mal la boca, a otros les hieden los pies, otros huelen mal por falta de aseo personal, lo que otros tienen tu no lo tienes pero lo que tú tienes otros no lo tienen, como dice el dicho “Todos tenemos un cayo que nos machuquen”
Mateo 7:1 No se conviertan en jueces de los demás, y así Dios no los juzgará a ustedes. 2 Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás. 3 ¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo del otro hay una basurita, y no te dieras cuenta de que en tu ojo hay una rama. 4 ¿Cómo te atreves a decirle a otro: “Déjame sacarte la basurita que tienes en el ojo”, si en tu ojo tienes una rama? 5 ¡Hipócrita! Primero saca la rama que tienes en tu ojo, y así podrás ver bien para sacar la basurita que está en el ojo del otro. Dios a través de Jesucristo dijo claramente: NO JUZGUEN A LOS DEMAS, porque cuando juzgamos a los demás lo único que estamos haciendo es trayendo juicio sobre nosotros. Dios los juzgara de la misma manera como juzguemos a otros, así que mejor abstengámonos de hacer juicios de otros con respecto a su forma de vivir, actuar, hablar, etc., no te fijes en los defectos de otros; cuando tú tienes muchos defectos también, pero así te aman los hermanos. Lo que Dios quiere es que hagas un inventario de ti mismo y veas cuantos defectos tienes y que trabajes con la ayuda de Dios y del señor Espíritu Santo en dejar estos defectos, pero no trates de corregir a otro con tus palabras, cambia tu y con tu testimonio, con tu ejemplo de vida podrás ayudar a muchos que como tu necesitan cambiar, pero será el testimonio de que Jesucristo verdaderamente mora en tu corazón.
Aprendamos a vivir en armonía, dando testimonio ante el mundo que en verdad amamos a Dios, testificando con nuestra forma de vida, amando a todos por igual y sin acepción de personas.
Y recuerda no juzguéis para no ser juzgado.
Tú no estás solo, Dios te ama y está siempre contigo.
Dios te bendiga, y que el amor del Padre, el amor de Jesucristo y la unción de su espíritu Santo este siempre contigo, en el nombre de Jesús, amen.
por Hugo Leonel Orellana Martínez

Construir de Nuevo

Me encuentro en la realización de un proyecto que consiste en colaborar con aquellos estudiantes que presentan conflictos de conducta, en su mayoría por ausencia de un apoyo familiar.  Las actitudes que los estudiantes presentan en la actualidad son realmente diferentes a las que antes se mostraban, principalmente porque los padres no permitían que la televisión, internet u otros factores eduquen a sus hijos.

Lo primero que se planteó para la realización del proyecto fue una reeducación, es decir, volver a enseñarles lo que aprendieron en su infancia, valores como: el saludo, pedir perdón, ser agradecido, el respeto, como si fuera la primera vez que lo escucharían. Los avances fueron satisfactorios hasta el momento, ya que los estudiantes están empezando a poner en práctica lo que olvidaron hace mucho tiempo para la modificación de su conducta.

Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Apocalipsis 2:5

Ahora puedo comprender con más claridad cuando la palabra de Dios nos insta a hacer las primeras obras. Muchas veces uno cae y tiene un gran peso en su espalda porque no sabe por dónde empezar para poder cambiar, pero después de arrepentirte el Señor solo te pide que vuelvas a hacer lo que aprendiste cuando recién conociste a Dios. Es decir, vuelve a orar y estudiar la Biblia, y no te conformes, también vuelve a estudiar el motivo por el que es importante la oración y estudiar la palabra. Si no te encuentras en algún servicio, comienza limpiando baños, te aseguro que esta actitud de ayudará a crecer de manera más efectiva.

No te tortures pensando que nunca podrás levantarte por lo mucho que tienes que hacer, simplemente acércate a Él con un corazón arrepentido y construye de nuevo, te sorprenderá observar cómo te levantarás por haber empezado a poner los cimientos firmes en tu vida. Por tanto, deja de preocuparte por todo lo que tienes que hacer, preocúpate solo por hacer las primeras obras y verás que todo lo demás ya sea tu estado espiritual, emocional o sanidad, se irá construyendo en el proceso y voluntad de Dios.

¡Empieza de nuevo!

Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.