La lengua

En cierta oportunidad entré a una Biblioteca para conocerla, grande fue su asombro cuando descubrí la inmensa cantidad de libros que llenaban los estantes. Escudriñando por aquí y por allá, llamaron su atención unos textos que hablaban de cosas interesantes que existen. Una de ellas es que supo que la lengua es un músculo, y no solo eso, sino que también es el más poderoso del cuerpo humano. Supo que la lengua es un órgano muscular movible, que además de experimentar la sensación del gusto, sirve para otras funciones como permitir hablar, masticar, y tragar los alimentos. El ser humano vería muy limitada su existencia si no tuviera la lengua.
La Lengua
Yo dije: Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mí. Salmos 39:1. Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.
Aunque la lengua es buena en el sentido natural, y en relación al cuerpo humano, es el origen de muchos males. Son incontables las desgracias que han ocurrido por causa de la lengua, dice entristecido Destellito. Desde que la lengua del diablo arrastró a Eva a pecar en contra de Dios, y la lengua de ésta influyó sobre su esposo Adán, ha sido protagonista en el devenir de los hombres. El consejo bíblico enseña que es posible evitar que la lengua haga daño, y es estar atentos a los caminos, o sea que el buen comportamiento es fundamental para ponerle freno. La lengua puede llegar a ser un mundo de maldad, si no se la mantiene bajo control. Permita que su lengua sea la razón para alabar al Señor, o adorarle y orar, y también para que delante de los impíos, como dice el salmista, sea utilizada para dar testimonio de una vida cambiada, y para hacer el bien.-
Autor: Oscar Olivares Dondero

La aldea

Esta historia aconteció en una aldea de Escocia, una de las cuatro naciones que conforman el Reino Unido, expresó Destellito. Se trata de las aflicciones de una madre cristiana por su hija que siendo muy jovencita tomó el mal camino, determinando salir de su hogar para llevar una vida licenciosa, dejándola sola.

Como era habitual, llovía intensamente, y la madre pensaba en su hija imaginando que debía estar pasando frío, muchas de aquellas noches las pasó en vela esperando su regreso, iría a buscarla pero no sabía en qué ciudad estaba. Todos los días hacía mención de su hija en sus oraciones, rogando al Señor que tomara los medios para que volviera a su hogar.

Cierta noche, cuando el agua caía desde el cielo torrencialmente, su corazón triste de mamá, no hacía más que pensar en ella. De improviso, sintió fuertes golpes a su puerta, al abrir, se encontró con una muchacha apenas cubierta con unos trapos muy delgados y empapados a más no poder, “pobre muchacha”, pensó.—Mamá, ¿me perdonas?, dijo la joven. La madre, apenada y regocijada a la vez, abrazándola la introduce al interior de su casa. —No hay necesidad que te perdone, jamás te he juzgado, pero te voy a pedir que oremos para que el Señor Jesús entre a tu corazón, dijo. —Pero mamá, si a eso he venido…necesito tu perdón por haberme portado tan mal, ya tengo el perdón de Dios, mi corazón ahora le pertenece a Jesús, respondió la hija. —¿Qué me dices, hija?, preguntó. —Sí mamá, hace dos semanas acepté a Cristo como mi Salvador personal, Él vino a mí cuando más lo necesitaba, caminé días para contarte, dijo la hija.

La Aldea

Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo. Jonás 3: 10

Las consecuencias del pecado son catastróficas, y para muchos serán eternas si no hay arrepentimiento. La joven de la historia, abrumada por el pecado, determinó hacer su propia vida, apartándose de la única persona que podía aconsejarla bien, y lo pagó caro. La Biblia dice que la paga del pecado es la muerte, estamos hablando de una sentencia definitiva, sin apelación.

Una de las cosas que mueve el corazón de Dios, es cuando hay arrepentimiento, sucedió con Nínive, la ciudad que oyó el mensaje de Jonás y se libró de perecer. Del mismo modo, la hija desobediente se arrepintió para convertirse en una nueva criatura, deteniendo de ese modo la justicia de Dios en razón del pecado. Abrió su corazón a Cristo Jesús encontrando en Él, libertad y sanidad. Amigo lector, si usted determina aceptar a Jesús como su único y suficiente Salvador Personal, tendrá como resultado el perdón y la oportunidad de ser feliz y tener paz, declaró Destellito.-

Autor: Oscar Olivares Dondero

La decisión de hacerlo o no hacerlo

Por muchos años nos hemos excusado en que somos “imperfectos”, “débiles”, “humanos”, para justificar el hecho de que caemos en la tentación y concretamos el pecado, pareciera que el hecho de decir: “Todos somos imperfectos” es la justificación más clara ante el pecado. Pero hay algo que debemos también pensar y es el hecho que nadie que haya nacido de nuevo peca sin tener el consentimiento de hacerlo, es decir, nadie puede justificarse en que peco “sin querer”, puesto que estoy muy seguro que pecamos “queriendo” hacerlo y no justificándonos que lo hicimos sin pensar.

A través de mi caminar en el Señor me he dado cuenta que las veces que he pecado no lo he hecho sin pensar, al contrario, el pecado ha andado rondando mi mente por días, horas o minutos antes de concretarlo. Y es que todos somos seducidos por el pecado, luego tenemos la decisión de ceder ante la tentación, pecar y sentirnos avergonzados o resistir la tentación y con ello triunfar ante ella y sentirnos orgullosos de haber sido fieles a Dios hasta en lo mínimo.

La Biblia describe este proceso de la siguiente manera:

“Cuando sean tentados, acuérdense de no decir: «Dios me está tentando». Dios nunca es tentado a hacer el mal y jamás tienta a nadie. La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran. De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado, cuando se deja crecer, da a luz la muerte.”

Santiago 1:13-15 Nueva Traducción Viviente (NTV)

No hay excusa para pecar, pecamos porque así lo quisimos, y ocurrió porque nuestros propios deseos nos sedujeron y nos arrastraron a hacerlo, pero antes de hacerlo también tuvimos la opción de resistirlo y rechazar el pecado, sin embargo la gran mayoría de veces nos cuesta rechazar el pecado y pasa porque muchas veces no estamos teniendo una comunión diaria con Dios, no nos estamos fortaleciendo de la manera adecuada, no estamos orando, no estamos alimentándonos de la Palabra de Dios, entonces cuando estamos “separados” de Dios, es cuando más débiles somos y recordemos lo que dice la Biblia acerca de nuestro enemigo: “¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar. Manténganse firmes contra él y sean fuertes en su fe. Recuerden que sus hermanos en Cristo, en todo el mundo, también están pasando por el mismo sufrimiento.” 1 Pedro 5:8-9Nueva Traducción Viviente (NTV).

Estoy seguro que este día vas a ser tentando a pecar en cualquier área de tu vida y en ese momento tendrás la oportunidad de elegir entre: pecar y resistir, el resultado de pecar siempre será la vergüenza, más el resultado de resistir será el orgullo de haber sido fiel a Dios y con ello fortalecer tu vida espiritual.

La mejor manera de resistir a la tentación es mantenerte en constante comunión con Dios y eso solo se logra a través de una vida de oración, un habito diario de lectura de la Palabra de Dios, congregarse, escuchar Palabra de Dios y servirle a Dios cómo agradecimiento por lo que él ya hizo en nuestra vida. Cuando tu te mantienes ocupado en las cosas de Dios, Él se encargará de tus cosas.

Rechaza la tentación, se fuerte y provoca una sonrisa de orgullo de Dios por tu fidelidad hacia Él.

“Dios bendice a los que soportan con paciencia las pruebas y las tentaciones, porque después de superarlas, recibirán la corona de vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.”

Santiago 1:12 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Autor: Enrique Monterroza

Familias – El poder del ejemplo

Hubo una vez una asamblea en el fondo del mar. Los cangrejos se habían reunido. El más viejo de ellos la había convocado para tomar una decisión muy importante. Asistieron cangrejos de todas partes, desde los mares pequeños de aguas tranquilas hasta de los océanos más agitados.

La reunión comenzó puntualmente. El líder pidió la palabra y dijo: – Mis amigos, hemos estado haciendo algo que se ha constituido en un pésimo ejemplo para todos. Es una costumbre que debemos cambiar.

Muy ansioso, un joven cangrejo de agua dulce, preguntó: – ¿Y cuál es esa costumbre?

El cangrejo anciano respiró profundo. Muy preocupado, tomó nuevamente la palabra y continuó: – Lo diré sin rodeos. Debemos dejar de caminar para atrás. Todo el mundo nos usa como ejemplo negativo, y hablan de nosotros como si fuéramos retrógrados.

Un cangrejo rojo, que había llegado desde muy lejos, inquirió: – ¿Y qué es lo que propone para remediar el pésimo ejemplo que damos?

El cangrejo líder agregó: – Seré realista. Para nosotros ya es muy difícil cambiar. Pero para los cangrejos pequeños, será más fácil. Propongo que sus mamás les enseñen a caminar para adelante.

Los cangrejos se emocionaron por la sinceridad con que se les había hablado y estuvieron de acuerdo con la propuesta. De esa forma, quedó establecido que todos los cangrejos que nacieran a partir de ese momento, serían instruidos por sus madres para caminar hacia adelante.

Cada uno regresó a su hogar. Las madres empezaron a enseñar a sus pequeños. Guiaban con amor sus patitas, primero una hacia adelante, después la otra. Insistían en la nueva forma de avanzar. Los pequeños intentaban seguir las instrucciones, aunque les resultaba difícil y complicado.

Con el tiempo, sucedió algo muy curioso. Sus mamás les decían la forma en que debían caminar, pero ellas mismas, y todos los demás cangrejos, continuaban caminando para atrás, como siempre.

– ¿Cómo es que ellos hacen una cosa y me enseñan otra? – dijo un pequeño cangrejo muy estudioso.

Los demás se preguntaron lo mismo. Algunos pensaron que se trataba de una broma. Otros creyeron que debería ser más fácil caminar para atrás, porque los demás lo hacían así.

En vista de la insurgencia, tuvo que convocarse a una nueva reunión de cangrejos.

– La norma que propuse no está funcionando – admitió el cangrejo líder, que siempre decía la verdad. Y agregó:

– Y no funciona porque no predicamos con el ejemplo; y lo cierto es que no podemos pedirles a los demás que hagan lo que nosotros no hacemos.

Cuenta la leyenda que ésa es la razón por la cual los cangrejos siguen caminando para atrás.

PARA PENSAR Y PRACTICAR

La lección que podemos aprender con esta simpática historia es que los demás ponen más atención en lo que hacemos que en lo que decimos.
Es muy difícil pedirle a un hijo que no beba, si el padre lo hace; o exigirle que estudie, cuando nosotros no tocamos un libro. Predicamos mucho más con el ejemplo que con todas las palabras del mundo.
Los romanos decían: “Exemplum Docet” (el ejemplo enseña); y el profesor Dale Carnegie escribió: “El ejemplo es casi lo único que enseña”.
Es ingenuo pensar que, para influir en los demás, bastan nuestras buenas intenciones y lindas palabras. Uno educa en todas las áreas aun cuando no se mencione ni una sola palabra. El ejemplo es el más poderoso educador que su familia puede tener.
Le sugerimos algunas ideas para enseñar con el ejemplo:

Tenga una actitud positiva. “Hay tres cosas esenciales para disfrutar la vida al máximo: actitud, actitud, actitud” (Ernie Zelinski).
Dedique tiempo de calidad a su familia. El legado más valioso que usted puede dejar a la próxima generación es el tiempo que comparte con ellos. Eso no tiene precio.
Bendiga siempre. Nunca es demasiado tarde para orar y bendecir a los que ama.
Lectura bíblica: “No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica” (Santiago 1:22).

Extracto del libro “Familias Con Futuro”

Por José Luis y Silvia Cinalli

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” Proverbios.4:23

La Biblia nos advierte que debemos guardar el “corazón” y cuando nos habla de ello, comúnmente se refiere a la mente como centro del pensamiento y de la razón, pero también incluye las emociones, la voluntad, y con ello, todo el ser interior.

Ahora, ¿Por qué es importante guardar el corazón? Jesús dijo: “Felices los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” Mateo 5:8

Aunque parezca dura esta palabra, no podemos ignorarla, porque son palabras que salieron de la boca de nuestro Dios y como sus hijos debemos ser obedientes en todo tiempo; además, sólo teniendo el corazón limpio podremos verlo. Los siguientes versículos nos enseñan cómo se guarda el corazón:

“Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de los labios.” Proverbios 4:24. Nuestra identidad está en Cristo, de modo que nuestras palabras y pensamientos deberían ser gratos delante de Él y delante de nuestro prójimo. La Biblia habla mucho sobre esto, por ejemplo, Pablo nos dice que “Ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes… Que nos quitemos toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.” (Efesios 4:29,31)

“Tus ojos miren lo recto, Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.” Proverbios 4:25. Los ojos de las personas que no conocen a Cristo están “llenos de maldad.” Si queremos mantener nuestro corazón limpio, no debemos alimentarnos mirando cosas pecaminosas.

“Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos.” Proverbios 4:26. El corazón influye en nuestro comportamiento, si el corazón está guardado, podremos evitar las acciones impulsivas del pecado.

“No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; Aparta tu pie del mal.” Proverbios 4:27. Las decisiones que tomamos reflejan el estado de nuestro corazón. Es muy sabio guardar el corazón porque así evitamos caer en la trampa del enemigo y nos mantenemos firmes en el camino.

Guardar el corazón no es fácil ni sencillo, pero como hijos de Dios, escogidos, llamados y justificados por la sangre de Jesús, debemos mantenerlo limpio para el Señor. Seamos obedientes en todo tiempo. Concentrémonos en la oración, el estudio de la Palabra de Dios, las buenas obras, y en llevar adelante el evangelio. Jesús viene pronto ¿Estamos listos?

Guarda tu corazón porque de eso depende tu salvación.

Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.