Deleite + Disciplina = Cumplir el propósito de Dios
Dios tanto a ti como a mí nos ha dado muchos dones y habilidades para su gloria y al servicio de su obra, a lo mejor Dios ha puesto en ti un sueño en tu corazón y el cual anhelas glorificar a Dios a través de ello, pero el querer hacer la voluntad de Dios no es suficiente. Teniendo en cuenta que el mismo Dios que gobierna todo el universo habita dentro de ti, basta con determinar y Él te da las fuerzas para que lleves a cabo su voluntad disciplinándote cada día, y sé que no es fácil muchas veces.
Y todo aquel que lucha, de todo se abstiene; y ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible; pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que sujeto mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre;
(1º Corintios 9:25-27 RV60)
Verás, en todo deleite es indispensable la disciplina, ya que sin ella no vamos a llegar a ninguna parte y no vamos a ser eficientes en el propósito para el cual Dios nos ha puesto. No todo es color de rosa; Pues en todo lo que queremos hacer, aun teniendo la capacidad, los dones y los talentos para hacerlo, debe haber una disciplina constante, la cual nos llevará, esperando con paciencia en el tiempo de su perfecta voluntad, a cumplir lo que Dios desde el principio nos dispuso a hacer.
Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer (deleite) como el hacer (disciplina), por su buena voluntad. (Filipenses 2:13)
Pero hay muchas razones por las cuales nosotros sentimos obstáculos a la hora de servir a Dios de todo corazón, puede ser porque tal vez eso que estoy haciendo no es a lo que Dios me ha llamado, lo cual me produce carga y disgusto, y por consiguiente no me quiero comprometer; O simple y llanamente nos falta esforzarnos y organizarnos un poco más en lo que nos deleitamos hacer para el Señor. En pocas palabras, hay cristianos que tienen el hacer (y hasta puede ser mucho lo que hacen), pero no tienen el querer; Como hay otros que solo tienen el querer (y tal vez sea mucho lo que anhelan), pero no hacen nada para cumplirlo. Vamos a ver estos 2 casos.
1. LO QUE ESTOY HACIENDO, ¿PRODUCE DELEITE?: Si quizá hay algo que estés haciendo, o en lo cual te estés moviendo y actualmente eso no produce deleite en ti, sino que, antes se te hace una carga o una ley, pues tú solo lo haces por cumplir una simple responsabilidad, porque te lo impuso un profesor, el jefe de tu empresa o algún líder de tu iglesia, o por llenar el horario de tu agenda; Con todo amor del Señor que tengo para escribir esto te sugiero que le seas sincer@ a Dios en lo más intimo de tu corazón respecto a cómo te sientes y lo que piensas realmente frente a eso que estas haciendo (dice en el salmo 51:17 que al corazón contrito y humillado no lo despreciará Dios), abre tu corazón a él y pídele que te dé más convicción y deleite en lo que haces, porque más que la cantidad de horas, esfuerzo y obras que inviertas en el servicio a Dios, Él tiene verdaderamente en cuenta la calidad con que le sirves, que consta del deleite, amor y constancia, independientemente de cuantas horas (si son pocas o muchas), esfuerzos y obras (si es poco o mucho lo que estoy haciendo) con que tú le sirves al Señor. Sobretodo, pídele guía a Dios en tu vida y que ponga en ti paz en lo que debes hacer, pues a lo mejor en nuestra agenda y en nuestra mente hay muchas ¡pero muchas! cosas que hacer o que actualmente estemos haciendo, y en muchas de esas “cosas” realmente no sentimos ni paz, ni convicción, ni deleite porque realmente nuestro Dios no nos ha llamado específicamente a ello, sino que por alguna otra razón estamos allí.
Cuando Dios te llama a servir o a hacer algo específico, Él te da esa paz que sobrepasa todo entendimiento. Además, estás completamente segur@ y convencid@ que Él te ha puesto allí lo cual eso te produce deleite para ejecutar ese o esos llamado(s). Revisa cuidadosamente tu diario vivir y con la ayuda de su Santo Espíritu mira si hay más actividades en tu vida de las que deberías y puedes hacer, que tú sabes bien que no te llevan a ser plen@ en el Señor ni a cumplir el propósito de Dios en ti. Además, recorta aquellas que no te son necesarias por el momento o que no sientes deleite en servir allí hasta que Dios haya puesto en ti una pasión y una real convicción por lo que haces. Busca aquellas cosas en las cuales sientes que Dios te ha capacitado con aptitudes, dones y talentos, y te gusta hacer, pues allí si serás más eficaz y eficiente en el servicio a Dios, para lo cual una gran recompensa en los cielos está reservada para ti si permaneces con la motivación correcta para servir.
2. TENGO PAZ, CONVICCIÓN Y AMO LO QUE DIOS ME HA PUESTO HACER, ¿PERO PORQUÉ NO RINDO EN LO QUE HAGO?
Uno de los mayores obstáculos que tenemos o hemos tenido muchos de los que hoy leen este mensaje son las distracciones, los malos hábitos, y la falta de concentración, organización y disciplina, lo cual nos hace cada vez menos eficientes para cumplir el propósito de Dios en nuestras vidas. Personalmente te puedo dar un ejemplo: el Facebook es una gran bendición, puesto que allí también doy de la gracia que Dios me ha dado, comparto de su amor con quienes tengo agregados, recibo noticias cristianas, frases y actualizaciones de grandes siervos de Dios, contenidos, links y artículos de gran bendición para mi vida (claro tampoco lo puedo negar, me divierto, comento fotos, etc.); Pero debo saber en qué momento indicado lo puedo abrir, sin que interfiera con mis otras responsabilidades a nivel espiritual y secular. Quizá consciente o inconscientemente estamos siendo distraídos con lo que Dios nos ha puesto a hacer por muchos factores que enfrentamos a diario, y por más deleitoso que consideremos hacer esto o practicar aquello que Dios ha puesto en nuestro corazón para su gloria, llegan instantes donde lo queremos posponer o aplazar para más tarde, para mañana o para después, ¿Porqué? Porque nos cuesta establecer prioridades, concentrarnos y enfocarnos en ello hasta culminarlo, nos cuesta aún ejercer buenos hábitos que nos lleven a ser eficientes en ello, o porque tal vez sentimos algún temor o incertidumbre sobre cómo lo vamos a ejecutar. Pero si no comenzamos a disciplinar nuestro cuerpo y nuestra alma para aquello en lo que Dios ha puesto agrado, entonces no llegaremos a ninguna parte.
En Josué Dios cita varias veces: “Esfuérzate y sé valiente…, Solamente esfuérzate y sé muy valiente…, Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente” pues Dios quiere que nos esforcemos, no en nuestras propias fuerzas, sino en Su gracia la cual vive en nosotros, para llevar a cabo esa tarea que Dios ha puesto con fervor en nuestros corazones; En mi caso, si es de escribir, quisiera y quiero hacerlo todos los días, los temas en los que el Señor me ha enseñado abundan, pero también depende de mí el acostarme y levantarme temprano, planificar mi agenda y encomendándosela a mi Padre, estableciendo correctamente mis prioridades, y con la confianza que Él endereza cada paso que tanto tú como yo damos. Quizá tu llamado sea el de predicar, sé disciplinado y constante predicando según como el Señor te lleve a hacerlo; si es cantar o tocar algún instrumento, sé disciplinad@ y constante en aprender en como hacerlo. Y sobretodo, ¡PIDAMOSLE SABIDURIA A NUESTRO DIOS PARA ADMINISTRAR UN DON PRECIADO: EL TIEMPO.
Sírvele a Dios con deleite en todo lo que haces para Él, pero no te olvides de ser disciplinado y constante en ello.
Autora: Erika María Zambrano