Corramos para Ganar!
La llama de la antocha de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, se extinguió después de una espectacular ceremonia de clausura; pero no la memoria del nadador estadounidense Michael Phelps que entre 10,708 atletas compitiendo en 28 diferentes deportes, logró conseguir ocho medallas de oro en una sola olimpíada en la piscina del “Cubo de Agua”; superando así la marca que había establecido su compatriota Mark Spitz en Munich en el año 1972.
Michael Phelps, apodado como la “Bala”, el “Tiburón” o el “Delfín” de Baltimore, por haber depurado a la perfección una técnica llamada la “patada de delfín”, en el Mundial de Natación 2007, en Melbourne, Australia; ha traspasado su nombre en la lista de “hombres notables en sus propios deportes a superestrellas a nivel mundial” como lo expresó Tom Fordyre un periodista de la B.B.C. de Londres.
Catorce medallas de oro entre los Juegos Olímpicos de Grecia y China, sin lugar a tener ninguna duda, consagran al joven de 23 años, no sólo como el mejor nadador del mundo, sino también como uno de los mejores atletas de toda la historia del mundo del deporte.
He leído varios artículos acerca de la vida personal del Michael Phelps, pero fuera de que desde su infancia no tuvo la participación de la presencia responsable de su padre; de su gran compromiso y pasión (lo cual en éstas áreas debería ser un ejemplo a seguir para los hijos de Dios) con el deporte que practica desde que tenía trece años de edad; de que dedica parte de sus entradas a apoyar a obras benéficas y de que sirve de voluntario en el Departamento de Niños del Hospital de la Universidad Johns Hopkins; no he leído nada de su inclinación en el área de su vida espiritual.
Asimismo, en todas las entrevistas realizadas después de obtener alguna de sus preseas doradas; en ninguna de ellas pude escuchar un agradecimiento o tributo de honor a Dios, nuestro Padre celestial; como lo he visto hacer de boca de otros atletas al alcanzar un pináculo de victoria en diferentes eventos deportivos.
Toda mi admiración y respeto para este joven como atleta, pero mi oración es que si Michael Phelps no es Cristiano, Dios pueda usar a una persona en su círculo de vida que le comparta las palabras que Jesús declaró a sus discípulos: “¿Qué aprovechará al hombre, SI GANARE TODO EL MUNDO, Y PERDIERE SU ALMA?” (Mateo 16:25)
Un versículo más adelante, el mismo Maestro profetizó lo siguiente: “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de Su Padre con sus ángeles, y entonces PAGARA A CADA UNO CONFORME A SUS OBRAS” (vs.26).
Y estoy completamente seguro que en la definición conceptual de Jesús al usar la palabras “obras” no incluía medallas de oro, ni ningún otro laurel deportivo, académico o económico obtenido mediante el esfuerzo del hombre.
Deduzco por el contexto de lo escrito por el apóstol Pablo en alguna de sus epístolas, que él como yo; era un gran admirador del sacrificio, compromiso, pasión, esfuerzo y tenacidad de los deportistas de su época.
A los miembros de la iglesia en Corinto los exhortó preguntándoles: “¿No sabéis que los que CORREN EN EL ESTADIO, (como lo hizo Usain Bolt de Jamaica en el Nido de los Pájaros o Michael Phelps en el Cubo de Agua de Beijing), todos a la verdad corren pero uno solo se lleva el premio? Y como parte de su exhortación les recordó que: ellos (los atletas) a la verdad (corren), para RECIBIR UNA CORONA CORRUPTIBLE, PERO NOSOTROS UNA INCORRUPTIBLE. (1Corintios 9:24, 25)
Asimismo, el siervo de Jesucristo animó efusivamente a los hermanos en Corinto a ¡CORRER DE TAL MANERA QUE OBTUVIERAN LA CORONA!
Si Pablo viviera en nuestros días, nos hubiera preguntado: ¿estás CORRIENDO PARA GANAR?, porque en su tiempo el mismo apóstol tuvo que reprender a los hermanos de Galacia diciéndoles: “Ustedes corrían bien, ¿quién les impidió obedecer a la verdad?” (Gálatas 5:7, Nueva Biblia De Los Hispanos)
Es interesante que el lector preste atención a las palabras de Pablo. El no preguntó ¿qué cosa los estorbó en ser obedientes?, sino ¿QUIEN LES IMPIDIO OBEDECER A LA VERDAD?
Pablo, no se estaba refiriendo a Satanás a quien erróneamente muchas veces le echamos la culpa del fracaso o deterioro en nuestra vida espiritual.
El siervo de Dios se estaba refiriendo a otras “personas” dentro del seno de la iglesia que estaban perturbando a aquellos que deseaban crecer en su caminar como discípulos de Cristo.
Hace un tiempo atrás Michael Phelps fue arrestado por conducir un automóvil bajo la influencia del alcohol. Su deseo fue “quedar bien con sus amistades” y demostrarles que no era un esclavo fanatizado por sus sueños, a tal grado que no podía “divertirse como ellos”. Su acción casi le costó ir a la prisión por un año y ser expulsado del equipo olímpico de natación de los Estados Unidos.
¿Crees que el joven Phelps, aprendió la lección? ¡Es obvio que así lo hizo!
Pablo estaba muy conciente de una realidad que en el día de hoy está presente en todas las congregaciones; la existencia de personas que quieren “estorbar” a otros y así“impedir que corran bien”. Y lo hacen muy eficazmente con “un poco de levadura” (Gálatas 5:9), leudando el corazón de miembros débiles con su espíritu de indiferencia, apatía, rebeldía y el veneno de la crítica, la murmuración, la burla, el divisionismo, el desórden, etcétera.
El deseo de Pablo para estos era: ¡Ojalá se mutilasen los que os perturban! (Gálatas 5:12)
La expresión literalmente significa: ¡Ojalá se castrasen los que el Diablo usa para perturbar la paz en el cuerpo de Cristo! Los Gálatas sabían que Pablo estaba haciendo una alusión a la ley de Moisés que estipulaba lo siguiente: “Ninguno que haya sido castrado o que tenga cortado su miembro viril entrentrará en la asamblea del Señor”(Deuteronomio 23:1) .
Asimismo, Pablo escribió que un buen atleta de “todo se abstiene” (1 Corintios 9:25)
¿No será que algún lector tenga que “abstenerse” de asociarse con personas en sus respectivas Iglesias que no tienen un deseo sincero de “correr bien” y comenzar a relacionarse con aquellos que poseen una pasión intensa de “CORRER PARA GANAR”?
Gracia y Paz
Sergio A. Perelli