Sin Variación
“Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.”
Apocalipsis 2:1-4 RVR1960
El mensaje para la iglesia de Éfeso de parte de Dios fue muy claro. Se evidencia que estaban haciendo la obra de Dios, su esfuerzo, su arduo trabajo y su paciencia fueron reconocidos por Dios, pero a la vez los tuvo que confrontar. Si reflejamos este mensaje con nuestra vida hoy en día, tal vez podríamos decir que estamos sirviéndole: hablando de Jesús a conocidos, participando activamente en los cultos y actividades de la iglesia, Dios ve nuestro esfuerzo y paciencia, ve con cuanto amor le servimos, pero también ve nuestro corazón. Me pregunto si hoy en día, Dios nos tuviera que enviar una carta cómo la de Éfeso, tendría que recordarnos que
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¿Hemos dejado mi primer amor?
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¿Qué el deseo de estar en su presencia ya no es tan latente?
En todas las relaciones de amistades, de parejas o de familias en ocasiones hay desacuerdos y como seres humanos nos podemos distanciar, incluso molestar, sin embargo donde existe amor no importan las adversidades o las dificultades que se atraviesan y eso es porque el amor nunca deja de ser.
Nuestro amor por Dios debe ser continuo, integro, con pasión y sin variación como en nuestros inicios. Volvamos a tener esas experiencias con Dios que nos llevaron a amarle con pasión, que el anhelo de nuestros corazones sea estar en su presencia siempre y pidámosle que nos de la estrategia para no olvidar ese primer amor.
Autor: Heredia Lezcano