Póstrate a sus pies

Muchas veces por los afanes diarios que tenemos, no disponemos del tiempo suficiente para hablar con Jesús. Hacemos una oración que dura menos de 10 minutos y a veces ni siquiera la hacemos de rodillas, sino en nuestra cama o mientras llegamos a nuestro trabajo, universidad o colegio.

Cuando conversamos con una autoridad importante prestamos atención a cada una de sus palabras entonces, ¿cuál es la razón por la que no le estamos dando la atención que se merece? ¿Será que hemos desviado nuestra mirada de Él y estamos más preocupados en las cosas de éste mundo?

La biblia menciona a algunas personas que reconocieron ante quien se estaban presentando y deberían ser para nosotros un ejemplo a seguir:

– La mujer que ungió los pies de Jesús con un costoso perfume. Lucas 7:38 dice: “Llorando, se arrodilló detrás de él a sus pies. Sus lágrimas cayeron sobre los pies de Jesús, y ella los secó con sus cabellos. No cesaba de besarle los pies y les ponía perfume“.

– Un padre preocupado. Lucas 8:41-42 dice: “Entonces llegó un hombre llamado Jairo, que era un alto dignatario de la sinagoga; postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrara en su casa. Su única hija, que tenía unos doce años, estaba muriendo”.

– Uno de los diez leprosos. Lucas 17:15-16 dice: “Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió glorificando a Dios a gran voz y se postró rostro en tierra a sus pies dándole gracias”.

– Cuando Lázaro murió. Juan 11:32 dice: “Cuando María llegó y vio a Jesús, cayó a sus pies y dijo: -Señor, si tan sólo hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”.

Cada uno de ellos se postró ante Jesús reconociendo quién era Él y el poder que tenía para cambiar sus circunstancias. Hoy, tú también puedes tener la misma actitud y acercarte a tu Salvador para recibir de Él no sólo una sanidad física sino integral de mente, cuerpo y espíritu que te permita glorificar su nombre y dar testimonio de su amor y cuidado.

Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente. Salmos 51:17 (TLA).

Como dice una canción muy conocida, sólo a sus pies encontraremos paz, gracia, bendición, luz y dirección. No existe un mejor lugar donde podamos encontrar esperanza y fortaleza más que en la presencia de nuestro Señor.

Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.