Ser confrontados

“Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
‭‭S. Lucas‬ ‭6:44-45‬ ‭RVR1960‬‬
El evangelio de Lucas expone una verdad que debe confrontarnos, es imposible que un hombre con un buen tesoro en su corazón pueda expresar algo malo, porque solo  podrá expresar lo bueno que hay en Él. El buen tesoro es algo que se cultiva, no es algo que ocurre de la noche a la mañana.  El tesoro son cosas guardadas, es todo aquello a lo que le damos mayor valor en nuestra vida. Un tesoro es algo que se trabaja con los años. Solo podremos tener un buen tesoro si tenemos claridad de aquello que debemos valorar. Por eso el buen tesoro, no es algo que nace de un día para otro, son cosas que se van acumulando en nuestra vida con el paso de los años en base a lo que más tiempo y esfuerzo invertimos.
Cuando empezamos la vida cristiana, muy difícilmente tendremos claridad de las cosas que se atesoraron en nuestro corazón. Por años se guardaron cosas en nuestro corazón que ocuparon un lugar que no le correspondía y cuando iniciamos esta vida cristiana  debemos empezar a sacarlas, pero este proceso es muy doloroso porque son cosas que se han aferrado como tesoro en nosotros. Difícilmente podremos sacarlas por nuestras propias manos y  en ocasiones necesitaremos de alguien que ya ha transitado ese camino para que nos apoye en ese proceso. Nuestra vida cristiana se ira formando a medida que empecemos a atesorar a Dios como primer lugar en nuestro corazón y comencemos a dejar lo que ocupo su lugar a un lado. El discipulado es una manifestación de alguien que reconoce que ya transito ese camino y  comprende que otros necesitan apoyo para poder crecer, sin dejar a un lado que también necesita seguir creciendo, pero que ya ha alcanzado algunas cosas que le permiten apoyar a otros en el proceso.
Nuestras fallas son solamente el reflejo de lo que hay en nuestro corazón y pocas veces sacamos tiempo para analizar porque estamos cayendo en el mismo error una y otra vez, tomamos mas tiempo para culparnos y no para confrontarnos. El discipulado nos da ese espacio para ser confrontados y empezar a comprender aquello que me está desviando del propósito al cual Dios nos ha llamado.  La confrontación es que se me diga aquello que yo no logro ver con mis propios ojos, es que se me muestre aquello que es claro para otro pero no para mí. Es un espacio en donde se analiza mi falla desde la perspectiva de alguien con mayor experiencia que me puede aportar sabiamente para que yo pueda crecer y corregir aquello que me hizo caer.
Si estas pasando por un tiempo de poco crecimiento y vez que sigues cayendo en la misma falla una y otra vez, es tiempo de que busques ayuda, no importa si llevas muchos años en alguna congregación, esto no tiene que ver con los años, sino con reconocer nuestra debilidad para que a través de la ayuda del cuerpo de Cristo  puedas crecer hasta lograr vencer aquellas cosas que no dejan que logres vivir el propósito al cual Dios te ha llamado.
Permíteme orar por ti y si puedes repite esta oración conmigo: “Padre pon en mi camino aquella persona que has llamado a discipularme en este tiempo, que me acompañe en este proceso hasta poder reconocer tu  voz claridad, para que seas tu quién me guié al propósito al cual me has llamado. Quita todo obstáculo que no me deja reconocer que necesito ayuda para crecer y permíteme dar fruto de lo que siempre has esperado de mi, en el nombre de Jesús, Amen.”
Autor: Jonathan Zapata

Rompiendo Estructuras Mentales

Jesús utilizó mucho tiempo para explicar a sus discípulos acerca del buen mensaje sobre el reino de Dios.  Jesús no sólo les enseñó verdades, sino que compartió con ellos su vida diaria. Como discípulos, Él nos considera parte de su familia.
Para aquellos que hemos tenido el privilegio de haber conocido a Jesús como nuestro Salvador y tenemos el reto de conocerlo cada día más, sabemos que nuestro Dios no es un Dios aburrido, ni hace las cosas de la misma manera. Nuestro Dios es un Dios de sorpresas, de innovación, de cosas extraordinarias de cosas inimaginables.
La Biblia dice: “Mis pensamientos no son como los de ustedes, ni tampoco mi manera de obrar… mis pensamientos son más altos que los suyos.”  Isaías 55:8-9
A Jesús siempre le gustó romper esquemas. Él hacía milagros fuera de la sinagoga, sanaba en día de reposo, habló con rameras, y a los religiosos de la época les molestaban estas acciones.  Jesús mismo dijo: “Mayores cosas que las que yo hice, podéis hacer”: Juan 14:12
Entonces, ¿por qué siempre terminamos cayendo en un lugar común o haciendo lo mismo, teniendo pensamientos cerrados y encajonados, si Jesús mismo, nos está diciendo que podemos romper más estructuras que las que Él rompió?
El discipulado o hacer discípulos nos lleva a romper esquemas mentales, debemos pasar por un proceso de: “cambio de mi mentalidad”. Se requiere dejar que Dios nos sacuda las ideas erradas o costumbristas que por mucho tiempo se han alojado en nuestra mente.
la Biblia dice en Romanos 12:2: “No vivan según el modelo de este mundo. Mejor dejen que Dios cambie su vida con una nueva manera de pensar. Así podrán saber lo que Dios quiere para ustedes y también lo que es bueno, perfecto y agradable a Él.”
Si no permitimos que Dios cambie nuestra mente, no podremos saber lo que Él quiere para nuestra vida, ni conocer Su buena, perfecta y agradable voluntad.
La Biblia dice en Efesios 1:18: “Pido que Dios les abra la mente para que vean y sepan lo que él tiene preparado para la gente que ha llamado”.
Qué piensan los demás cuando nosotros hablamos?: “de la abundancia del corazón, habla la boca”; por lo tanto, cuando viene el Espíritu Santo, Él habla y cambia, lo primero que sucedió con los apóstoles es que hablaron en lenguas. Hay momentos donde utilizamos nuestro vocabulario para adorarle pero lo que Dios desea es que  su vocabulario divino esté siempre en nuestras mentes para que entonces podamos ver la gloria de Dios”. Necesitamos que nuestro esquema metal y vocabulario cambie a uno del cielo.
Dejemos  que el Espíritu Santo cambie nuestros  pensamientos, permitamos que cambie el disco duro de nuestra computadora; cuando lo permitimos siempre veremos una oportunidad para hablarles a los demás de Dios. Dios nos da un nuevo vocabulario cuando comenzamos a comprender que lo que era una maldición ahora es una bendición. Cuando vino el Espíritu Santo, los apóstoles no salieron corriendo, se levantaron, comprendieron que descendió el poder del Espíritu Santo.
Reflexionemos: Dios es Fiel y nos dice que no es un líder de discipulado lo que Él necesita, lo que Él requiere es que la presencia del
Espíritu Santo una nuestro corazón al  corazón de Él.  Él quiere ver su Espíritu sobre nosotros, quiere poder transformar esa mente llena de problemas en una mente llena de bendiciones, una mente que edifique, levante y transmita Su Palabra con amor.  De esta manera seremos muchos líderes evangelizadores siendo guiados por el Espíritu Santo quien quiere poder llevar nuestras vida, y utilizar nuestra conducta para la Gloria de Dios.
Autor: Selvin Madrid

Más allá del fruto

El Discipulado va más allá del fruto, el Discipulado acompaña en la carrera.
«.. Le pedimos a Dios que les dé pleno conocimiento de su voluntad y que les conceda sabiduría y comprensión espiritual. Entonces la forma en que vivan siempre honrará y agradará al Señor, y sus vidas producirán toda clase de buenos frutos… También pedimos que se fortalezcan con todo el glorioso poder de Dios para que tengan toda la constancia y la paciencia que necesitan. Mi deseo es que estén llenos de alegría»
‭‭Colosenses‬ ‭1:9-11‬ ‭NTV‬‬
Pablo se dirige a la Iglesia de Colosos reconociendo la fe y amor por los demás que les caracterizaba en su momento. Este pueblo, al conocer de Jesús creyó en Él y de sus corazones brotó amor por Su Pueblo. Pero que hay más allá del recibimiento de la buena noticia y la manifestación del fruto proveniente de ella? Hay más oración!
La labor de quien tiene discípulos, no termina cuando estos empiezan a dar frutos, sino que es el inicio del clamor! es tiempo de clamar por sabiduría y comprensión espiritual para que sus vidas sean continuas representaciones de Jesús en la tierra a través de la constancia y paciencia de su glorioso poder.
En el primer amor, puede ser llevadera la obediencia, el entendimiento, las manifestaciones espirituales, la paciencia y las ganas de seguir adelante. Pero es posible que después de un tiempo, el desánimo lleve al discípulo a dejar todo atrás, probar o volver a comportamientos que le alejan de Jesús. El tener discípulos, nos lleva a estar conectados con ellos aún cuando pensamos que la batalla fue totalmente vencida. Tal vez desconozcamos sus batallas internas pero el verdadero fruto, es una vida que honra que agrada al Señor siendo constantes y pacientes en la voluntad de Dios.
Hoy te invito a retomar la carga por aquel en quien ya viste frutos pero que aún no está preparado para llevar solo la carga.
Ruego porque el Espíritu Santo te guíe hacia aquellos que desesperadamente necesitan ser Discipulados para aguantar esta carrera.
Autora: Keila Alabarca

Un parto doloroso

“¡Oh mis hijos queridos! Siento como si volviera a sufrir dolores de parto por ustedes, y seguirán hasta que Cristo se forme por completo en sus vidas…” Gálatas 4:19 NTV
El nacimiento de una persona es un hecho cotidiano, pero tiene muchos significados. Hoy reflexionaremos acerca de tres de ellos. Así pues, cada nacimiento es un hecho único porque no hay dos personas iguales; es un hecho trascendental porque las personas son almas eternas; es un hecho importante porque Dios tiene propósitos para cada persona. El apóstol Pablo comprendió cabalmente éstas tres realidades y por eso dedicó su vida al evangelismo y al discipulado de los convertidos, siendo este último aspecto el fundamento del crecimiento cristiano.
La carta de Pablo a los Gálatas expresa su desconcierto al enterarse que los hermanos estaban abandonando la gracia salvadora de Cristo para volver a la observancia de la ley para justificación. Pablo había “parido” a los Gálatas, eran sus hijos espirituales. Pablo entendió que el verdadero discipulado es formar a Cristo en nuevas vidas y hoy esa sigue siendo la meta. Esto empieza con el nuevo nacimiento, pues es así que el Espíritu Santo de Dios viene a nuevas vidas. El Espíritu Santo produce en el recién nacido hambre y sed de Dios y de su Palabra. La persona convertida procura congregarse y crecer espiritualmente. La Biblia es su alimento (no hay crecimiento sin Biblia), escuchar la Palabra es su anhelo y le hace crecer en fe, la enseñanza acerca de Cristo y su gracia redentora se convierte en una necesidad imperiosa.
El énfasis del discipulado bíblico es el crecimiento en la gracia y conocimiento de Cristo, que los propósitos divinos se cumplan en los convertidos, y, sobre todo, que las almas eternas perseveren hasta el fin. El discipulado eficaz bíblico no depende de métodos, estrategias o “visiones” nuevas para “atraer” a la gente, tampoco tiene que ver con “afinidad”. El énfasis no debe ser numérico o estadístico, sino el procurar que las personas realmente estén convertidas, ayudarles a conocer a Cristo y enseñarles a caminar con Él. De Apolos, el gran orador que conocía las Escrituras, se dice lo siguiente: “Cuando Priscilla y Aquila lo escucharon predicar con valentía en la sinagoga, lo llevaron aparte y le explicaron el camino de Dios con aún más precisión.” Hechos 18:28 NTV
Autora: Angela Olascoagas de Perez

Un proceso de por vida

Jesús siempre será el perfecto ejemplo para aquel consejero, maestro y líder que se necesita para discipular, pero no solo eso, Jesús en su niñez fue también ejemplo, de que en cada etapa habrá alguien que nos enseñe, que nos oriente.
Dice Su palabra que “…, en la multitud de consejeros hay seguridad.”(Proverbios 11: 14), y cada vez que lo leía me preguntaba, ¿Será que hay que tener a muchos consejeros? Pero luego pensaba en las etapas de nuestra vida, desde niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos; en cada una de ellas siempre hay alguien que recordar como aquel consejero que nos guiaba para que hubiera una dirección sabia a fin de no fallar, aún en medio de nuestra resistencia por dejarnos discipular o enseñar, sus consejos basados en aquella palabra que no regresa vacía, a Su tiempo daría fruto.
Y cuando empezó a dar su fruto fue y ha sido de ayuda para que también lleguemos a ser consejeros, líderes, maestros,  así impactar en las etapas de otros sabiendo que llegaremos «… a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;»(Efesios 4:13).
Sin importar el tiempo que tengas en la iglesia, Jesús no ha terminado su obra perfecta contigo. Sigue siendo un proceso de crecimiento.
Comencemos simplemente por querer, elegir y seguir el ejemplo de Jesús.
Autora: Diane Fennell

Que nada nos frene!

“Me acuerdo de tu fe sincera, pues tú tienes la misma fe de la que primero estuvieron llenas tu abuela Loida y tu madre, Eunice, y sé que esa fe sigue firme en ti.  Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego del don espiritual que Dios te dio cuando te impuse mis manos.  Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina.
Así que nunca te avergüences de contarles a otros acerca de nuestro Señor, ni te avergüences de mí, aun cuando estoy preso por Él. Con las fuerzas que Dios te da prepárate para sufrir conmigo a causa de la Buena Noticia. Pues Dios nos salvó y nos llamó para vivir una vida santa. No lo hizo porque lo mereciéramos, sino porque ese era su plan desde antes del comienzo del tiempo, para mostrarnos su gracia por medio de Cristo Jesús; y ahora todo esto él nos lo ha hecho evidente mediante la venida de Cristo Jesús, nuestro Salvador. Destruyó el poder de la muerte e iluminó el camino a la vida y a la inmortalidad por medio de la Buena Noticia. Y Dios me eligió para que sea predicador, apóstol y maestro de esta Buena Noticia.” 2 Timoteo 1:5-11 NTV
Leer esta carta me hace ver dos caras de la misma moneda: 1) El maestro: Pablo preso en Roma por llevar a cabo su misión de difundir la palabra de Dios, pero aun así sigue discipulando, a través de sus diferentes cartas y 2) El discípulo: Timoteo encargado de seguir la comisión dado por Jesús, de hacer nuevos discípulos, amparándose en las escrituras y en la sana doctrina.
Eso es discipular. Es una rueda que gira y gira en la cual se pierde el inicio, pues aquel que en un momento fue llamado discípulo, luego es llamado a discipular a otros. Tenemos que hacer que la rueda siga girando.  A esto nos exhorta Pablo en su carta a Timoteo.  Debemos mantener la FE para que la misma no se pierda y de esta manera seguir dando a conocer esta buena noticia de salvación en Cristo Jesus.
La vida de Pablo es un ejemplo vivo de que este camino no es fácil y que encontraremos muchas adversidades, pero que valen completamente la pena pues con ello cumplimos la gran comisión a la que fuimos todos llamados.  Timoteo por su parte hizo eco de ese llamado teniendo un testimonio de vida vivo, para así seguir su propósito de evangelizar
Cuando sintamos que desfallecemos, (porque seguro ocurrirá) acudamos siempre a la palabra, a esta exhortación que nos hace el apóstol Pablo en sus diferentes cartas, para seguir regando la semilla así como otros sembraron y regaron en nosotros. Sigamos adelante, que nada nos frene!!
Autor: Aleika De León de Gonzalez.

Él costó del discipulado

Cada vez que el hombre experimenta un cambio, impera la necesidad de romper con paradigmas o estructuras ya formadas.
Debido a que el hombre tiene la necesidad de romper una rutina o un formato para asimilar y lograr ejecutar el cambio.
Ahora, en cuanto al Discipulado, ¿Por qué nos cuesta discipular o ser discipulados?
Al hablar de coste, damos a entender que hay un precio que pagar, para entrar en el proceso de discipular o ser discipulado.
Lucas 14: 25 – 33 Jesús relata y nos da la clave para descifrar el precio que conlleva ser discípulo. Y sonará drástico cuando leemos en el 26 “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aún también su propia vida, no puede ser mi discípulo”. Aquí Jesús, nos define que no hay excepción alguna. No puede haber, ni permitir que ninguna afección, no importa cuán fuerte sea el lazo, compita con Cristo o quitarle su lugar.
Dentro de toda esta ecuación, hay una variable importante, y es que el costo del discípulo resulta totalmente razonable, cuando entendemos y apreciamos el regalo de la Salvación que recibimos a través de Cristo, con su sacrificio en la cruz del Calvario.
Jesús continuo diciendo, 27 “Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”, Él no nos está dando a entender que tenemos que sufrir, más bien, a que veamos la acción del sacrificio en la cruz como el objeto de nuestra fe; somos salvos y victoriosos, no mediante el sufrimiento, aunque a veces suele suceder que algunos padecen, sin embargo, nuestra fe en Cristo es la que nos hará liviano el peso de llegar a ser un discípulo de Cristo.
Si hoy día, te cuesta discipular a otros en el camino de Dios, o te cuesta que te instruyan o te discipulen, entonces necesitas entender que Dios te ama, tal como eres Juan 3:16; y esa es la razón por la cual Dios se desprende de su hijo y lo envía a este mundo a morir por nosotros, por eso dice; “el castigo de nuestra paz, fue sobre él” para comprarnos con precio de sangre. Por tanto, pídele a
Dios que te ayude a entender el valor del sacrificio de la cruz y a valorar su sangre que nos limpia, y nos da libre acceso al trono de la Gracia para alcanzar para alcanzar perdón, oportuno socorro y salvación.
Autor: Gerardo David

Círculos de Influencia

Los círculos de influencia son lugares destinados para hacer discípulos como lo hizo Jesús.
«Vivan sabiamente entre los que no creen en Cristo y aprovechen al máximo cada oportunidad. Que sus conversaciones sean cordiales y agradables, a fin de que ustedes tengan la respuesta adecuada para cada persona.»
‭‭Colosenses‬ ‭4:5-6‬ ‭NTV‬‬.
Mientras Jesús estuvo en la tierra, hizo discípulos estando entre ellos, conviviendo con ello y yendo hacia ellos. Jesús no espero dentro de la iglesia a qué llegará  personas para discipular, sino que mientras cumplía su rol o responsabilidad, estuvo en medio de ellos y así les enseño tanto a los dice que le seguían como a quienes tuvieron la dicha de aprender en sus parábolas.
Para poder discipular, hay que estar en medio de los discípulos y enseñar mientras se está ahí.
Muchas veces nos enfocamos en hacer discípulos eclesiásticos y nos  olvidamos de que los lugares donde nos ha llevado Dios, no son lugares casuales, con roles casuales. Por el contrario, son lugares donde nos ha llevado El Padre para hablar de su verdad al pobre de espíritu.
Las palabras de Pablo retan muchísimo mi corazón, ya que muchas veces invertimos tiempo y esfuerzo por discipular a quienes asisten a  nuestras Iglesias o llegan de visita pero saliendo de ahí, nos olvidamos de que nuestro rol como hijos de Dios  se extiende más allá de las paredes de la iglesia. Pablo nos insta a vivir con sabiduría en medio de quienes no conocen la Verdad y ser, a través de Jesús, la respuesta que ellos necesitan.
Cada uno de nosotros tiene diferentes círculos, ya sean sociales, familiares, profesionales, entre otros. Cada uno de ellos es un “círculo de influencia”; es decir, un lugar propicio para llevar la Verdad de Jesús. Esos son lugares para hacer discípulos, no colocándonos en una posición de liderazgo autoproclamado u otorgado por una autoridad terrenal, sino llevando con corazón humilde, palabras sabias, bálsamos al espíritu de quienes nos rodean, consejos a través del Espíritu Santo y ser un ente de bendición en dónde estemos, tal y como lo hizo Jesús.
Mi invitación de hoy es a preguntarte cuáles son tus círculos de de influencia? A quienes crees que debes influir en ese lugar? Que estás haciendo por discipular las vidas de quienes están en tus círculos?
Oro para que el Espíritu Santo te permita comprender por que te ha llevado  a los lugares donde hoy estás y oro para que Su gracia y Su sabiduría se puedan reflejar en tu vida para que otros puedan llegar a los pies de Cristo.
Autora: Keila Alabarca

¿Qué te limita?

El mandato dado por Jesús antes de partir de este mundo fue claro, tenemos la misión como cristianos lavados y redimidos por la sangre de Cristo de predicar a todos el mensaje de “salvación”.
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del  Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:18-20 RVR-1960.
Id y hacer discípulos no es una opción, Jesús  nos prepara, a través de su Palabra para luego ir a hablarles a otros. A veces nos sentimos limitados, que  no tenemos la sabiduría o el valor para hacerlo (eso es una limitante), pero tenemos que recordar que fue Jesús quien nos llamó, y si nos llama nos capacita de todo lo necesario para cumplir con esta misión, nuestro deber y responsabilidad es ir, es un acto de obediencia. Nosotros hacemos nuestra parte y Jesús hace la suya, nunca nos va a dejar solos. Él dice en su palabra “yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin”, y esa promesa es fiel y verdadera. Quizás muchas veces vamos a ser rechazados, pues  hay gente que no quiere que le hablemos de Cristo, pero es nuestro deber hacerlo. Dice la Biblia que hay fiesta en los cielos por un pecador que se arrepiente. No debemos temer, no debemos dejarnos influenciar por voces negativas, debemos vencer esas barreras y cumplir la voluntad de Dios.
Debemos empezar a cumplir con este mandato, de manera paulatina, poco a poco, los grandes evangelistas, misiones o discipuladores de hoy no ejercieron esta labor de manera inmediata, fue un proceso, como todo en la vida, cuanto más las cosas del Señor Jesús, hay  prepararse, y la mejor manera es estudiar la Biblia “Palabra de Dios”, ella es la número uno, luego están las clases bíblicas, siempre hay en cada congregación una escuela dominical, que  nos enseña a estudiar la Biblia. Y luego está el actuar, ir, dar el paso, cuando uno hace la voluntad de Dios, es realmente alentador y satisfactorio.
Vamos a cumplir y hacer lo que Dios nos demanda, estamos viviendo tiempos difíciles y hay una humanidad que se pierde, cada día más va en decadencia, somos nosotros los llamados a salvarlos a través de la Poderosa Palabra de Dios. El ser cristianos pasivos, no cuenta, pues solo nos salvamos a nosotros mismo, debemos ser cristianos activos, para ganar este Mundo para Cristo. “Todo lo puedo en Cristo que me Fortalece” Fil. 4:13
Autor: Lisy  de Escudero

Es tiempo!

2 Timoteo 2:2: “Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.”
Cuando hablamos de discipulado pensamos que esto es algo complejo, difícil y a veces que no es para nosotros. Incluso, pensamos que se trata solamente de atender a los nuevos convertidos y que es misión de los que están en la clase de discipulado de la Escuela Dominical. De hecho, cuando hay que discipular, por lo menos a los nuevos, preferimos que alguien más vaya en lugar de nosotros.
Por ello, y para ilustrar más el tema, sentí que era necesario primero, aprender un poco sobre este concepto.
Número uno, no se puede hablar de discipulado, sin hablar antes del término discípulo.
Por definición, un discípulo es un seguidor, uno que acepta y colabora en la difusión de las doctrinas de otro. Por otro lado, un discípulo cristiano es una persona que acepta y colabora en la difusión de las buenas nuevas de Jesucristo.
Entonces, el discipulado cristiano es el proceso y no un programa, mediante el cual “los discípulos” crecen en el Señor Jesucristo y son equipados por el Espíritu Santo, que habita en nuestros corazones, para vencer las presiones y las pruebas y se vuelven más y más parecidos a Jesús. En su forma más simple, hacer discípulos no es más que la tarea diaria de enfocar a otros en la Palabra de Dios.  Discipular significa estar involucrado en la vida de otras personas, con el fin de ayudarles a crecer en el camino de la fe.
En las congregaciones, la Escuela Dominical cumple en gran manera con esta misión. Pero hay que ir más allá. El discipulado en la iglesia debe ser algo integral, algo en el todos nos ocupemos.
Su Palabra nos dice claramente nos dice que todos debemos discipular:
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Mateo 28:19-20
A este pasaje de Las Escrituras lo llamamos la Gran Comisión y es para todos.
Ahora bien, ¿qué requerimos para discipular? Si somos creyentes 100%, fieles, obedientes, cristianos que oramos, leemos y estudiamos la Biblia, ayunamos, asistimos a los cultos, entonces solo nos falta estar convencidos de que debemos hacerlo, porque siempre es Dios quien nos capacita para su ministerio. Nuestro único requisito es estar dispuestos, comprometidos, genuinamente interesados y repito, convencidos de que es más que un llamado, es un mandato divino, que no podemos eludir.
No esperemos a formar parte de la clase de discipulado; no esperemos a tener tiempo para hacerlo. No esperemos a que otro lo haga por nosotros. Tampoco esperemos a estar “mejor preparados”. No pensemos que no tenemos nada que dar o enseñar. Dios nos dice en Salmos 81:10 “Yo soy Jehová tu Dios, ….; abre tu boca, y yo la llenaré.. Y ya, que discipular es un proceso y no un programa, no esperemos a que la iglesia lance o fortalezca el programa de discipulado.
El tiempo es ahora, es ya, y el indicado soy yo, eres tú.
Autor: Cristina Ugalde