El carácter que el mundo imprime

“Y ellos discutían entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta Jesús, les dijo*: ¿Por qué discutís que no tenéis pan? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Tenéis el corazón endurecido? T ENTIENDO OJOS, ¿ NO VEIS? Y TENIENDO OÍDOS, ¿ NO OÍS? ¿No recordáis cuando partí los cinco panes entre los cinco mil? ¿Cuántas cestas llenas de pedazos recogisteis? Y ellos le dijeron*: Doce. Y cuando partí los siete panes entre los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos le dijeron*: Siete. Y les dijo: ¿Aún no entendéis?”
‭‭Marcos‬ ‭8:16-21‬ ‭LBLA‬‬
El Señor estaba cruzando en una barca desde Dalmanuta a la otra ribera. En la travesía, los discípulos estaban preocupados porque habían olvidado traer comida para el viaje y sólo contaban con un pan para alimentar a todos los que viajaban. En el viaje, Jesús les hace la advertencia sobre la levadura de los fariseos y Herodes, que los discípulos interpretaron como un llamado de atención, por no haber traído provisiones para el viaje. Es evidente que el mensaje dado por Jesús fue en lenguaje figurado pero los pensamientos de los discípulos se dirigían estrictamente a lo material, sin embargo Jesús estaba utilizando una vez más ilustraciones de la vida cotidiana para ilustrar las verdades del Reino. El Señor se estaba refiriendo a la levadura desde una perspectiva espiritual, en este sentido la misma tiene un significado negativo, ya que la función de ella es extenderse por toda la masa y cambiar la naturaleza de la misma, operando exactamente igual como el pecado, el cual hace con el hombre de la misma manera. Ambas tienen la tendencia a incrementar gradualmente su esfera de acción e influencia.
Hoy en día, podemos tener los ojos abiertos, otros, los oídos abiertos, pero sin lograr abrir nuestra mente.  Poseemos estructuras mentales tan marcadas en nosotros que no logramos ver la realidad que nuestro Padre Celestial nos muestra a diario. Muchas veces creemos que Dios debe operar de cierta manera, porque así lo hizo con nuestros padres, líderes y conocidos, o que debemos seguir patrones religiosos para que de esa manera seamos agradables a Él, y entonces pueda manifestar su Gloria a través de nosotros. Soy hija de padres cristianos, siempre escuche de Jesús en mi entorno, mis amigos, mi familia, mi círculo más cercano me hablaba de Jesús, pero no fue hasta que tuve un encuentro real con mi Padre Celestial, qué empecé a vivir y a disfrutar de mi identidad como hija, en donde entendí que nada de lo que pueda hacer me aleja de su amor, en donde comprendí que mi Dios es un Dios creativo y se deleita en mí. Si Dios operó de cierta manera en el pasado, no quiere decir que lo hará de la misma forma a través de mí. Dejemos de encapsular al Dios vivo en nuestras estructuras mentales, como si se tratara de una receta de cocina para lograr el mejor pastel. Empecemos a conocerle, vivamos esa relación que Él anhela disfrutar con nosotros a diario, y permitamos al Espíritu Santo transformar nuestras mentes.
Si interpretamos parcialmente las Escrituras, el Reino no se manifestará de la forma correcta. Si la interpretamos de forma errada, el poder del Reino simplemente no se manifestará. Por el contrario, si interpretamos correctamente y estamos atentos, entonces presenciaremos la verdadera y plena manifestación del REINO DE DIOS a través de nuestras vidas.
Como jóvenes estamos diariamente expuestos a los afanes de este mundo, en donde la realidad que se nos enseña es la autosuficiencia, la independencia o la libertad. Como hijos, debemos vivir en la realidad del Padre, entendiendo quienes somos en Él, pero para poder entender y vivir esta realidad, es necesario convivir con nuestro Padre Celestial a diario. Dejar de imaginar una realidad sobre Él, que probablemente es la realidad que toda la vida hemos visto o escuchado a través de otras personas, dejemos de imaginar sobre un Dios lejano al cual no conocemos, y empecemos a convivir con Él. Comencemos  a romper las estructuras mentales que nos mantienen lejos de su amor y de la manifestación de su poder a través de nuestras vidas. Estructuras que simplemente nos frenan a madurar en nuestro carácter, para estar a la altura que se espera de nosotros para el momento en el que nos encontramos. Romper con estas estructuras nos permitirá poder  entrar en el reino sobre natural de Dios para que no nos pase cómo a los discípulos, quienes  aun teniendo al mismo Creador y Sustentador del universo con ellos, seguían preocupándose por el pan.
Autor: Jahely Zapata

Exponernos

Cuán difícil es exponernos ante otros, mucho más cuando se trata de confesar nuestras faltas.
Por eso, confiésense sus pecados unos a otros, y luego oren unos por otros. Hagan eso para que Dios los sane.  La oración de quien está bien con Dios es poderosa y efectiva. Santiago 5:16
La carta de Santiago nos expone una verdad que nos permite sanar y crecer como Iglesia. Antes de exponer esta verdad quisiera que aclararemos conceptos. En la Biblia cuando se usa la palabra pecado,  en algunos versos se usa el término griego “Hamartía”. Este término significa errar el blanco o “no hacer lo recto”.  En términos generales es salirse del propósito. Si todos somos parte del cuerpo de Cristo y uno de nosotros peca, parte del cuerpo deja de cumplir el propósito por el cual esta dentro del cuerpo y esto es sumamente peligroso para todo el cuerpo. Es como si parte de mi cuerpo dejara de funcionar como debe ser, poco a poco mi cuerpo dejara de tener la funcionalidad que debe tener. Es por eso que la carta de Santiago expone algo vital para que el cuerpo  este saludable y es el de exponer nuestra situación de pecado a otros dentro del cuerpo para que a través de la oración el cuerpo pueda volver a sanar y así volver a tener la funcionalidad que debo tener.
Como iglesia hemos dejado de disfrutar uno de los hermosos regalos que Dios nos dejo a través del poder de la oración, la sanidad espiritual de nuestra alma. La confesión de pecados se ha dejado de un lado en nuestras congregaciones y mucho tiene que ver por la falta de confianza que se tiene a aquellos hermanos de la fe que caminan con nosotros. Pero no por malos ejemplos que se han dado en la iglesia podemos dejar a una lado esta gran verdad. Retomemos este principio que tanto necesita el cuerpo de Cristo. Si nuestro cuerpo tuviera un riñón sin funcionar correríamos al médico para ver qué nos pasa. De la misma forma deberíamos estar desesperados cuando una parte del cuerpo no funciona y para esto Dios nos dejo la confesión de pecados, pero se que no es algo que debemos hacer a la ligera y por eso  quiero resaltar ciertos puntos claves de este pasaje:
  • La confesión es dentro del cuerpo de Cristo, no es algo que puedo hacer con personas ajenas a la iglesia.
  • Debe tener oración en medio, para pedir liberación de la persona que ha pecado. Hay pecados que se han arraigado en algunos que han formado una atadura y solo a través de la oración del cuerpo es que podemos ser sacados de esa situación  de atadura.
  • Debe ser confesado con alguien de autoridad o con frutos evidentes del Espíritu Santo, La oración de quien está bien con Dios es poderosa y efectiva (Santiago 5:16). La autoridad no tiene que ver con un título, sino con alguien que a quien el Padre respalda y su oración tiene poder y será efectiva.
Cuando difícil es exponernos y confesar algo que hicimos en lo íntimo, pero peor es ver cómo nuestra vida es consumida por un pecado que no debería tener poder sobre nosotros, porque Cristo venció el pecado, pero nuestra inmadurez en el camino nos hace en ocasiones atarnos a situaciones que Dios nunca nos pidió y solo podremos salir de allí si pedimos ayuda. Oro porque el Padre ponga delante de ti, esas personas de autoridad dentro de cuerpo a quienes puedas exponer esas situaciones de ataduras de las cuales necesitas ser librado.
Autor: Jonathan Zapata

Discípulos para discipular

La figura del discípulo se basa en una interacción constante entre imitar, aprender y compartir.
A lo largo de la historia de Jesús como maestro vemos la dedicación que tuvo por las personas no cualificadas, llevando su mensaje a lugares donde casi no pisaban los maestros o rabinos de aquella época, enseñando en los momentos menos esperados y más cruciales.
La vida del maestro Jesús refleja a un hombre que siempre tuvo respuestas a los por qué de quienes querían anular sus enseñanzas, revelando una actitud intencional en todo lo que hacía. Él estaba poniendo las primeras semillas de lo que tenía que crecer en nosotros, dejando como ejemplo y asignación la tarea más importante de llevar su mensaje a todo nuestro alrededor, esto lo hizo, no describiendo quiénes eran los asignados, sino determinándola como tarea para cada persona que pasara a ser parte de su cuerpo como iglesia.
“Discípulos para discipular” era el deseo constante de Jesús y lo vemos reflejado en Mateo 5:16 que dice: “Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en los cielos”.   Jesús estaba iluminando las vidas de estos discípulos a través de la verdad del reino de Dios y dando a conocer su voluntad de expandir la luz. Estas palabras tienen un gran peso de responsabilidad, son indicadoras de la fuerza de lo que compartimos con nuestra forma de vivir, una forma real y valiente de cumplir con el rol de un discípulo, una vida que va en función de tener una misión en cada cosa que se hace, manteniendo un “por qué y para qué” en todo.
Nuestras vidas no giran en función de nosotros mismo y nuestra comodidad, se trata de ir más allá, se trata de levantarnos cada día preparando un mensaje de vida para los que son parte de nuestro entorno.
Los discípulos somos gente intencional en todo lo que hacemos.
Tenemos la responsabilidad de compartir y enseñar la vida en Jesús, sabiendo que no es cuestión de un grupo de personas de mucho conocimiento sino que es una tarea de todos.
Así que, “comparte la fe a través de tu historia en tu mundo, en la gente que te rodea, llevando siempre en tus pensamientos y actitudes la figura de un discípulo para discipular, en otras palabras, alguien formado para formar, manteniéndote siempre con la meta diaria de mostrar a Jesús en todo lo que hagas”.
Sé un discípulo intencional. Sé un discípulo para discipular.
Autora: Lianeth Sánchez

Ser confrontados

“Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
‭‭S. Lucas‬ ‭6:44-45‬ ‭RVR1960‬‬
El evangelio de Lucas expone una verdad que debe confrontarnos, es imposible que un hombre con un buen tesoro en su corazón pueda expresar algo malo, porque solo  podrá expresar lo bueno que hay en Él. El buen tesoro es algo que se cultiva, no es algo que ocurre de la noche a la mañana.  El tesoro son cosas guardadas, es todo aquello a lo que le damos mayor valor en nuestra vida. Un tesoro es algo que se trabaja con los años. Solo podremos tener un buen tesoro si tenemos claridad de aquello que debemos valorar. Por eso el buen tesoro, no es algo que nace de un día para otro, son cosas que se van acumulando en nuestra vida con el paso de los años en base a lo que más tiempo y esfuerzo invertimos.
Cuando empezamos la vida cristiana, muy difícilmente tendremos claridad de las cosas que se atesoraron en nuestro corazón. Por años se guardaron cosas en nuestro corazón que ocuparon un lugar que no le correspondía y cuando iniciamos esta vida cristiana  debemos empezar a sacarlas, pero este proceso es muy doloroso porque son cosas que se han aferrado como tesoro en nosotros. Difícilmente podremos sacarlas por nuestras propias manos y  en ocasiones necesitaremos de alguien que ya ha transitado ese camino para que nos apoye en ese proceso. Nuestra vida cristiana se ira formando a medida que empecemos a atesorar a Dios como primer lugar en nuestro corazón y comencemos a dejar lo que ocupo su lugar a un lado. El discipulado es una manifestación de alguien que reconoce que ya transito ese camino y  comprende que otros necesitan apoyo para poder crecer, sin dejar a un lado que también necesita seguir creciendo, pero que ya ha alcanzado algunas cosas que le permiten apoyar a otros en el proceso.
Nuestras fallas son solamente el reflejo de lo que hay en nuestro corazón y pocas veces sacamos tiempo para analizar porque estamos cayendo en el mismo error una y otra vez, tomamos mas tiempo para culparnos y no para confrontarnos. El discipulado nos da ese espacio para ser confrontados y empezar a comprender aquello que me está desviando del propósito al cual Dios nos ha llamado.  La confrontación es que se me diga aquello que yo no logro ver con mis propios ojos, es que se me muestre aquello que es claro para otro pero no para mí. Es un espacio en donde se analiza mi falla desde la perspectiva de alguien con mayor experiencia que me puede aportar sabiamente para que yo pueda crecer y corregir aquello que me hizo caer.
Si estas pasando por un tiempo de poco crecimiento y vez que sigues cayendo en la misma falla una y otra vez, es tiempo de que busques ayuda, no importa si llevas muchos años en alguna congregación, esto no tiene que ver con los años, sino con reconocer nuestra debilidad para que a través de la ayuda del cuerpo de Cristo  puedas crecer hasta lograr vencer aquellas cosas que no dejan que logres vivir el propósito al cual Dios te ha llamado.
Permíteme orar por ti y si puedes repite esta oración conmigo: “Padre pon en mi camino aquella persona que has llamado a discipularme en este tiempo, que me acompañe en este proceso hasta poder reconocer tu  voz claridad, para que seas tu quién me guié al propósito al cual me has llamado. Quita todo obstáculo que no me deja reconocer que necesito ayuda para crecer y permíteme dar fruto de lo que siempre has esperado de mi, en el nombre de Jesús, Amen.”
Autor: Jonathan Zapata

Rompiendo Estructuras Mentales

Jesús utilizó mucho tiempo para explicar a sus discípulos acerca del buen mensaje sobre el reino de Dios.  Jesús no sólo les enseñó verdades, sino que compartió con ellos su vida diaria. Como discípulos, Él nos considera parte de su familia.
Para aquellos que hemos tenido el privilegio de haber conocido a Jesús como nuestro Salvador y tenemos el reto de conocerlo cada día más, sabemos que nuestro Dios no es un Dios aburrido, ni hace las cosas de la misma manera. Nuestro Dios es un Dios de sorpresas, de innovación, de cosas extraordinarias de cosas inimaginables.
La Biblia dice: “Mis pensamientos no son como los de ustedes, ni tampoco mi manera de obrar… mis pensamientos son más altos que los suyos.”  Isaías 55:8-9
A Jesús siempre le gustó romper esquemas. Él hacía milagros fuera de la sinagoga, sanaba en día de reposo, habló con rameras, y a los religiosos de la época les molestaban estas acciones.  Jesús mismo dijo: “Mayores cosas que las que yo hice, podéis hacer”: Juan 14:12
Entonces, ¿por qué siempre terminamos cayendo en un lugar común o haciendo lo mismo, teniendo pensamientos cerrados y encajonados, si Jesús mismo, nos está diciendo que podemos romper más estructuras que las que Él rompió?
El discipulado o hacer discípulos nos lleva a romper esquemas mentales, debemos pasar por un proceso de: “cambio de mi mentalidad”. Se requiere dejar que Dios nos sacuda las ideas erradas o costumbristas que por mucho tiempo se han alojado en nuestra mente.
la Biblia dice en Romanos 12:2: “No vivan según el modelo de este mundo. Mejor dejen que Dios cambie su vida con una nueva manera de pensar. Así podrán saber lo que Dios quiere para ustedes y también lo que es bueno, perfecto y agradable a Él.”
Si no permitimos que Dios cambie nuestra mente, no podremos saber lo que Él quiere para nuestra vida, ni conocer Su buena, perfecta y agradable voluntad.
La Biblia dice en Efesios 1:18: “Pido que Dios les abra la mente para que vean y sepan lo que él tiene preparado para la gente que ha llamado”.
Qué piensan los demás cuando nosotros hablamos?: “de la abundancia del corazón, habla la boca”; por lo tanto, cuando viene el Espíritu Santo, Él habla y cambia, lo primero que sucedió con los apóstoles es que hablaron en lenguas. Hay momentos donde utilizamos nuestro vocabulario para adorarle pero lo que Dios desea es que  su vocabulario divino esté siempre en nuestras mentes para que entonces podamos ver la gloria de Dios”. Necesitamos que nuestro esquema metal y vocabulario cambie a uno del cielo.
Dejemos  que el Espíritu Santo cambie nuestros  pensamientos, permitamos que cambie el disco duro de nuestra computadora; cuando lo permitimos siempre veremos una oportunidad para hablarles a los demás de Dios. Dios nos da un nuevo vocabulario cuando comenzamos a comprender que lo que era una maldición ahora es una bendición. Cuando vino el Espíritu Santo, los apóstoles no salieron corriendo, se levantaron, comprendieron que descendió el poder del Espíritu Santo.
Reflexionemos: Dios es Fiel y nos dice que no es un líder de discipulado lo que Él necesita, lo que Él requiere es que la presencia del
Espíritu Santo una nuestro corazón al  corazón de Él.  Él quiere ver su Espíritu sobre nosotros, quiere poder transformar esa mente llena de problemas en una mente llena de bendiciones, una mente que edifique, levante y transmita Su Palabra con amor.  De esta manera seremos muchos líderes evangelizadores siendo guiados por el Espíritu Santo quien quiere poder llevar nuestras vida, y utilizar nuestra conducta para la Gloria de Dios.
Autor: Selvin Madrid

Más allá del fruto

El Discipulado va más allá del fruto, el Discipulado acompaña en la carrera.
«.. Le pedimos a Dios que les dé pleno conocimiento de su voluntad y que les conceda sabiduría y comprensión espiritual. Entonces la forma en que vivan siempre honrará y agradará al Señor, y sus vidas producirán toda clase de buenos frutos… También pedimos que se fortalezcan con todo el glorioso poder de Dios para que tengan toda la constancia y la paciencia que necesitan. Mi deseo es que estén llenos de alegría»
‭‭Colosenses‬ ‭1:9-11‬ ‭NTV‬‬
Pablo se dirige a la Iglesia de Colosos reconociendo la fe y amor por los demás que les caracterizaba en su momento. Este pueblo, al conocer de Jesús creyó en Él y de sus corazones brotó amor por Su Pueblo. Pero que hay más allá del recibimiento de la buena noticia y la manifestación del fruto proveniente de ella? Hay más oración!
La labor de quien tiene discípulos, no termina cuando estos empiezan a dar frutos, sino que es el inicio del clamor! es tiempo de clamar por sabiduría y comprensión espiritual para que sus vidas sean continuas representaciones de Jesús en la tierra a través de la constancia y paciencia de su glorioso poder.
En el primer amor, puede ser llevadera la obediencia, el entendimiento, las manifestaciones espirituales, la paciencia y las ganas de seguir adelante. Pero es posible que después de un tiempo, el desánimo lleve al discípulo a dejar todo atrás, probar o volver a comportamientos que le alejan de Jesús. El tener discípulos, nos lleva a estar conectados con ellos aún cuando pensamos que la batalla fue totalmente vencida. Tal vez desconozcamos sus batallas internas pero el verdadero fruto, es una vida que honra que agrada al Señor siendo constantes y pacientes en la voluntad de Dios.
Hoy te invito a retomar la carga por aquel en quien ya viste frutos pero que aún no está preparado para llevar solo la carga.
Ruego porque el Espíritu Santo te guíe hacia aquellos que desesperadamente necesitan ser Discipulados para aguantar esta carrera.
Autora: Keila Alabarca

Un parto doloroso

“¡Oh mis hijos queridos! Siento como si volviera a sufrir dolores de parto por ustedes, y seguirán hasta que Cristo se forme por completo en sus vidas…” Gálatas 4:19 NTV
El nacimiento de una persona es un hecho cotidiano, pero tiene muchos significados. Hoy reflexionaremos acerca de tres de ellos. Así pues, cada nacimiento es un hecho único porque no hay dos personas iguales; es un hecho trascendental porque las personas son almas eternas; es un hecho importante porque Dios tiene propósitos para cada persona. El apóstol Pablo comprendió cabalmente éstas tres realidades y por eso dedicó su vida al evangelismo y al discipulado de los convertidos, siendo este último aspecto el fundamento del crecimiento cristiano.
La carta de Pablo a los Gálatas expresa su desconcierto al enterarse que los hermanos estaban abandonando la gracia salvadora de Cristo para volver a la observancia de la ley para justificación. Pablo había “parido” a los Gálatas, eran sus hijos espirituales. Pablo entendió que el verdadero discipulado es formar a Cristo en nuevas vidas y hoy esa sigue siendo la meta. Esto empieza con el nuevo nacimiento, pues es así que el Espíritu Santo de Dios viene a nuevas vidas. El Espíritu Santo produce en el recién nacido hambre y sed de Dios y de su Palabra. La persona convertida procura congregarse y crecer espiritualmente. La Biblia es su alimento (no hay crecimiento sin Biblia), escuchar la Palabra es su anhelo y le hace crecer en fe, la enseñanza acerca de Cristo y su gracia redentora se convierte en una necesidad imperiosa.
El énfasis del discipulado bíblico es el crecimiento en la gracia y conocimiento de Cristo, que los propósitos divinos se cumplan en los convertidos, y, sobre todo, que las almas eternas perseveren hasta el fin. El discipulado eficaz bíblico no depende de métodos, estrategias o “visiones” nuevas para “atraer” a la gente, tampoco tiene que ver con “afinidad”. El énfasis no debe ser numérico o estadístico, sino el procurar que las personas realmente estén convertidas, ayudarles a conocer a Cristo y enseñarles a caminar con Él. De Apolos, el gran orador que conocía las Escrituras, se dice lo siguiente: “Cuando Priscilla y Aquila lo escucharon predicar con valentía en la sinagoga, lo llevaron aparte y le explicaron el camino de Dios con aún más precisión.” Hechos 18:28 NTV
Autora: Angela Olascoagas de Perez

Un proceso de por vida

Jesús siempre será el perfecto ejemplo para aquel consejero, maestro y líder que se necesita para discipular, pero no solo eso, Jesús en su niñez fue también ejemplo, de que en cada etapa habrá alguien que nos enseñe, que nos oriente.
Dice Su palabra que “…, en la multitud de consejeros hay seguridad.”(Proverbios 11: 14), y cada vez que lo leía me preguntaba, ¿Será que hay que tener a muchos consejeros? Pero luego pensaba en las etapas de nuestra vida, desde niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos; en cada una de ellas siempre hay alguien que recordar como aquel consejero que nos guiaba para que hubiera una dirección sabia a fin de no fallar, aún en medio de nuestra resistencia por dejarnos discipular o enseñar, sus consejos basados en aquella palabra que no regresa vacía, a Su tiempo daría fruto.
Y cuando empezó a dar su fruto fue y ha sido de ayuda para que también lleguemos a ser consejeros, líderes, maestros,  así impactar en las etapas de otros sabiendo que llegaremos «… a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;»(Efesios 4:13).
Sin importar el tiempo que tengas en la iglesia, Jesús no ha terminado su obra perfecta contigo. Sigue siendo un proceso de crecimiento.
Comencemos simplemente por querer, elegir y seguir el ejemplo de Jesús.
Autora: Diane Fennell

Que nada nos frene!

“Me acuerdo de tu fe sincera, pues tú tienes la misma fe de la que primero estuvieron llenas tu abuela Loida y tu madre, Eunice, y sé que esa fe sigue firme en ti.  Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego del don espiritual que Dios te dio cuando te impuse mis manos.  Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina.
Así que nunca te avergüences de contarles a otros acerca de nuestro Señor, ni te avergüences de mí, aun cuando estoy preso por Él. Con las fuerzas que Dios te da prepárate para sufrir conmigo a causa de la Buena Noticia. Pues Dios nos salvó y nos llamó para vivir una vida santa. No lo hizo porque lo mereciéramos, sino porque ese era su plan desde antes del comienzo del tiempo, para mostrarnos su gracia por medio de Cristo Jesús; y ahora todo esto él nos lo ha hecho evidente mediante la venida de Cristo Jesús, nuestro Salvador. Destruyó el poder de la muerte e iluminó el camino a la vida y a la inmortalidad por medio de la Buena Noticia. Y Dios me eligió para que sea predicador, apóstol y maestro de esta Buena Noticia.” 2 Timoteo 1:5-11 NTV
Leer esta carta me hace ver dos caras de la misma moneda: 1) El maestro: Pablo preso en Roma por llevar a cabo su misión de difundir la palabra de Dios, pero aun así sigue discipulando, a través de sus diferentes cartas y 2) El discípulo: Timoteo encargado de seguir la comisión dado por Jesús, de hacer nuevos discípulos, amparándose en las escrituras y en la sana doctrina.
Eso es discipular. Es una rueda que gira y gira en la cual se pierde el inicio, pues aquel que en un momento fue llamado discípulo, luego es llamado a discipular a otros. Tenemos que hacer que la rueda siga girando.  A esto nos exhorta Pablo en su carta a Timoteo.  Debemos mantener la FE para que la misma no se pierda y de esta manera seguir dando a conocer esta buena noticia de salvación en Cristo Jesus.
La vida de Pablo es un ejemplo vivo de que este camino no es fácil y que encontraremos muchas adversidades, pero que valen completamente la pena pues con ello cumplimos la gran comisión a la que fuimos todos llamados.  Timoteo por su parte hizo eco de ese llamado teniendo un testimonio de vida vivo, para así seguir su propósito de evangelizar
Cuando sintamos que desfallecemos, (porque seguro ocurrirá) acudamos siempre a la palabra, a esta exhortación que nos hace el apóstol Pablo en sus diferentes cartas, para seguir regando la semilla así como otros sembraron y regaron en nosotros. Sigamos adelante, que nada nos frene!!
Autor: Aleika De León de Gonzalez.

Él costó del discipulado

Cada vez que el hombre experimenta un cambio, impera la necesidad de romper con paradigmas o estructuras ya formadas.
Debido a que el hombre tiene la necesidad de romper una rutina o un formato para asimilar y lograr ejecutar el cambio.
Ahora, en cuanto al Discipulado, ¿Por qué nos cuesta discipular o ser discipulados?
Al hablar de coste, damos a entender que hay un precio que pagar, para entrar en el proceso de discipular o ser discipulado.
Lucas 14: 25 – 33 Jesús relata y nos da la clave para descifrar el precio que conlleva ser discípulo. Y sonará drástico cuando leemos en el 26 “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aún también su propia vida, no puede ser mi discípulo”. Aquí Jesús, nos define que no hay excepción alguna. No puede haber, ni permitir que ninguna afección, no importa cuán fuerte sea el lazo, compita con Cristo o quitarle su lugar.
Dentro de toda esta ecuación, hay una variable importante, y es que el costo del discípulo resulta totalmente razonable, cuando entendemos y apreciamos el regalo de la Salvación que recibimos a través de Cristo, con su sacrificio en la cruz del Calvario.
Jesús continuo diciendo, 27 “Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”, Él no nos está dando a entender que tenemos que sufrir, más bien, a que veamos la acción del sacrificio en la cruz como el objeto de nuestra fe; somos salvos y victoriosos, no mediante el sufrimiento, aunque a veces suele suceder que algunos padecen, sin embargo, nuestra fe en Cristo es la que nos hará liviano el peso de llegar a ser un discípulo de Cristo.
Si hoy día, te cuesta discipular a otros en el camino de Dios, o te cuesta que te instruyan o te discipulen, entonces necesitas entender que Dios te ama, tal como eres Juan 3:16; y esa es la razón por la cual Dios se desprende de su hijo y lo envía a este mundo a morir por nosotros, por eso dice; “el castigo de nuestra paz, fue sobre él” para comprarnos con precio de sangre. Por tanto, pídele a
Dios que te ayude a entender el valor del sacrificio de la cruz y a valorar su sangre que nos limpia, y nos da libre acceso al trono de la Gracia para alcanzar para alcanzar perdón, oportuno socorro y salvación.
Autor: Gerardo David