Un factor importante para concentrarnos en una actividad es tener un ambiente libre de ruidos.
“El primer día del Festival de los Panes sin Levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? —Al entrar en la ciudad —les dijo—, verán a cierto hombre. Díganle: “El Maestro dice: ‘Mi tiempo ha llegado y comeré la cena de Pascua con mis discípulos en tu casa’”. Entonces los discípulos hicieron como Jesús les dijo y prepararon la cena de Pascua allí.”
Mateo 26:17-19 NTV
La cena de pascua no era un evento cualquiera, al contrario representaba uno de los momentos más solemnes para el pueblo de Israel, ya que se recordaba como Dios los había liberado de la esclavitud. Jesús sabía que era un evento importante y qué para poder disfrutarlo debían hacerlo sin distracción alguna. No fue cualquier lugar que Él eligió para compartir ese momento. Se imaginan, si hubieran ido a un lugar público tipo restaurante (claro que no es algo propio de esa época pero deseo ilustrar algo) y que hubieran intentando tener la cena allí. No me imagino a Jesús partiendo el pan en un lugar público, muy difícilmente sus discípulos iban a poder concentrarse en una enseñanza fundamental que hoy como iglesia compartimos. Jesús sabía que requería de un ambiente propicio para compartir uno de sus últimos momentos con sus discípulos. Un lugar lleno de ruidos iba a llevarlos a una distracción segura.
Un ambiente propicio para poder concentrarnos debe prepararse con intencionalidad. No podemos pretender que lograremos estudiar en un ambiente de fiesta, es algo ilógico. El ruido de la fiesta terminara distrayéndonos a tal punto que no lograremos cumplir el objetivo de estudiar. De la misma forma ocurre con el tiempo que le dedicamos a Dios, no podemos pretender escuchar su Voz con claridad en medio de un ambiente lleno de mucho ruido, al final terminaremos distrayéndonos. Es por esta razón que Él nos pide cerrar la puerta de nuestra casa para pasar tiempo con Él. Su deseo es que no tengamos nada que pueda desviar nuestra atención de Él.
Siempre viviremos rodeados de ruidos que buscaran distraernos, pero nos toca a nosotros conscientemente apartarnos de esos ruidos para que en intimidad podamos escuchar la voz del Padre. Les invito a que hoy, conscientemente te apartes de los ruidos y busques un ambiente en donde puedas tener toda tu atención puesta en lo Dios quiere enseñarte.
Autor: Jonathan Zapata