La longevidad de Su palabra

“El enemigo puede arrancarnos lo natural, pero jamás podrá arrancarnos lo eterno”.
«¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida?… su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.»
‭‭Mateo‬ ‭6:27, 32-33‬ ‭NTV‬‬
En mi segundo año de licenciatura, recuerdo haber tenido una prueba de fe que por primera vez me tocaría manejar “sola”. Necesitaba pasar una materia después de haber sacado algunas F, por lo que mi preocupación estaba en uno de sus más altos niveles.  La mañana en la que tenía el último parcial me levanté sintiéndome ansiosa pensando en toda las fórmulas que debía recordar. De repente vino a mi corazón Mateo 6:33 y sin pensarlo solté mis cuadernos y corrí a los brazos de Papá. Pasaron solo unos segundos y me encontré delante de Él, incapaz de mencionar una sola palabra y llorando inconsolablemente. Aquel día lloré tanto delante de Papá que solo mi espíritu podía hablar por mi.
Debo confesar que hoy en día, no es tan fácil para mi rendirme delante de Papá de esta manera. Tal vez es lo que pasa cuando los preocupaciones dejaron de ser una materia y empezaron a ser el rumbo de tu vida o la vida de quienes te rodean.
La palabra preocupación se define como “ocupar anticipadamente”; es decir, llenar un espacio antes de.
Estar en un estado de preocupación es estar siendo dominados por nuestra mente y corazón, producto de haberlos ocupado anticipadamente con pensamientos y emociones basados en hechos que no han ocurrido. Generalmente estos hechos están relacionados a necesidades materiales, lo que nos lleva a preguntarnos: está nuestro tesoro en lo natural o en lo eterno?  Cuando nuestras fuerzas están enfocadas en lo natural es sencillo para el enemigo atacarnos, porque son cosas que puede arrancar de nuestras manos; pero cuando nuestras fuerzas están enfocadas en lo eterno, lo dejamos sin armas de ataque, porque lo que nadie puede robarnos es el cuidado y la añadidura de nuestro Padre, para quienes reposan en Él. Su cuidado y añadidura van más allá del sustento diario, Él añade sobre nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espíritu.
Preguntarnos sinceramente donde están enfocadas nuestras fuerzas, nos permitirá conocer nuestro tesoro y así ubicar donde tenemos nuestro corazón. Así sabremos si se nos hemos  limitado a lo natural o estamos mirando hacia lo eterno.
La palabra que tuvo efecto hace unos años en mi vida, es la misma de hoy y tiene el mismo poder de cumplimiento. Te animo buscar a Cristo primero, a mirarlo a Él antes que al problema, a regresar a la fe del primer Amor y confiar en Su palabra porque ella “jamás pasará”.
Autor: Keila Alabarca

¿Cómo fue tu principio?

«Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo.»
‭‭Efesios‬ ‭1:4-5‬ ‭NTV‬
Hace unos días compartí con unos jóvenes no cristianos y tratamos durante todo un fin de semana de reforzar, sobretodo, los temas de identidad.
Volví identificando en mi misma, distorsiones que en algún momento se fueron formando poco a poco silenciosamente en mi vida. Me pregunté: pero y ¿cómo fuimos hechos? ¿Cuál fue nuestro principio? ¿Cuál es nuestra identidad?
Nuestra identidad es aquello que vino plasmado en nosotros desde el día uno. Como dice la palabra: a través de Cristo fuimos hechos intachables y santos, desde un principio porque Jesús es el principio.
En la carrera de la fe enfrentamos una serie de situaciones y experiencias que pretenden golpear nuestra identidad, quitarnos el sello que recibimos a través de Cristo. Son mentiras que convertimos en verdades sin embargo, a través de Cristo son restituidas todas las cosas. Todas las mentiras del mundo que fueron tachando la identidad con que nacimos, pueden ser borradas a través de la Sangre que derramo por nosotros.
Su sangre nos lleva de regreso al punto de Partida, restituye nuestra santidad y borra todo aquello que cambio la hermosa creación.
Te invito a preguntarle al Señor: ¿dónde y cómo comenzó todo? ¿Cuáles fueron las  joyas que te regalo para invertir en alguien más?
Guarda silencio y dale espacio para que a través del Espíritu Santo restituya tu identidad en Él.
Autora: Keila Alabarca

Mirar atrás….

“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.” Efesios 2:10 NVI
Muchas veces hemos escuchado la frase: “Para atrás ni para agarrar impulso” y es cierto que puede aplicarse en muchos momentos de nuestra vida, pero en lo que se refiere a retomar nuestro primer amor a Dios, esta frase no tiene cabida.
Cuando decidimos aceptar a Dios y seguir su evangelio, hicimos cambios significativos en muchos aspectos de nuestro diario vivir, mismos de los que seguro fueron testigos nuestros familiares y amigos; y fuimos creciendo espiritualmente en ese nuevo caminar.  Sin embargo, nos puede pasar como al pueblo de Éfeso, y en algún momento podemos perder “nuestro norte”, “nuestro primer amor”, ya sea porque nos concentramos en el día a día, en nuestro trabajo, en nuestras labores ministeriales o porque nos creemos que todo lo sabemos o simplemente porque dejamos de practicar aquello que hacíamos inicialmente cuando empezamos esta nueva vida en Cristo.
Es en ese momento en que debemos hacer un ALTO y MIRAR ATRÁS….volver a donde empezamos, a esas primeras obras a las que fue llamado el pueblo de Éfeso a regresar (Apocalipsis 2:1-5) a las primeras obras. Este llamado también se extiende  a nosotros, pues somos hechura de Dios y como hijos de Él estamos llamados a practicar buenas obras y si no las recordamos o las dejamos en el fondo de nuestro corazón, debemos buscarlas y regresar a las mismas.
Volver a ese primer amor representa en primer lugar: aceptar que nos hemos alejado, que nos hemos enfriado, es arrepentirnos. En segundo lugar: practicar esas primeras obras, es decir,  servir con pasión a Dios, derramar todo nuestro amor a Él y a su obra, estar en comunión constante con Él, a través de la oración, ver en cada hermano a Cristo y alabarle constantemente.
No tengamos miedo a aceptar que nuestro rumbo pudo haberse desviado, lo importante mirar atrás y reconocerlo, retomando ese camino, renovados en Cristo, para vivir por Él y para Él.  Ten presente siempre que regresar a Dios es regresar a unos brazos abiertos que saben consolarnos y que nunca estarán cerrados para nosotros.
Autora: Aleika De León de González.

Haz las primeras obras

“Haz las primeras obras”… Fueron las palabras que dijo,  el Señor resucitado a la iglesia de Éfeso (Leer Apocalipsis 2:2-4), pero ¿qué le paso, a esta iglesia para que el Señor le dijera: “Haz las primeras obras”? Lo curioso es que el Señor Jesús antes de pedirles que volvieran a las primeras obras le da tantos elogios por su experiencia y conocimiento, pero… ¿Qué más quiere Dios de estos servidores de Cristo?, ¿Que le ha faltado hacer?, ¿En qué ha fallado para que le pidan volver a las primeras obras?, ¿Que ha ocurrido para que Dios tenga algo en su contra?
La respuesta a esto, es que los servidores de Éfeso se desenfocaron, perdieron la brújula y por consiguiente el rumbo de su destino, esto se debe a que el ministerio, el trabajo, el servicio a Dios, las batallas de la vida y las victorias deben ser medios para conocer más a Dios y no el propósito final de nuestras vidas.
Deuteronomio 10:21, dice: Él es el objeto de tu alabanza y Él es tu Dios, que ha hecho por ti estas cosas grandes y  portentosas que tus ojos han visto.  
El amor de Dios y el amor por Dios debe ser el motor de todo lo que hacemos en la vida. Lo que Dios tiene en contra de la iglesia de Éfeso es que ha dejado su primer amor, Dios dejo de ser su prioridad.  En otras palabras, nuestra devoción sincera a Dios es a través de la oración y la meditación de su palabra, esto debe ser nuestra mayor prioridad por encima de cualquier obra o labor que tengamos que realizar.  Al fin y al cabo por Él vivimos  y disfrutamos de todo lo creado. 
Salmo 150:6, dice: Todo lo que respira alabe al Señor!
Este mensaje para la iglesia de Éfeso es  una voz de alerta para nuestras vidas, para volver a practicar las primeras obras hasta convertirlas en hábitos y disciplinas que fortalezcan nuestra pasión por Dios. Volvamos a pasar tiempo con Dios en oración, meditando su palabra, compartiendo en armonía con nuestros hermanos en la congregación, aprendiendo en la escuela dominical y testificando las maravillas que ha hecho en nuestra vida.
Autor: Rev. Adrian Figueroa.

La preeminencia del amor a Jésus

Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso:
“El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que camina en medio de los siete candelabros de oro, dice esto: ”‘Yo conozco tus obras, tu arduo trabajo y tu perseverancia, y que no puedes soportar a los malos, has probado a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos. Has sufrido, has sido perseverante, has trabajado arduamente por amor de mi nombre y no has desmayado. Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, arrepiéntete y haz las primeras obras, pues si no te arrepientes, pronto vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar.” Apocalipsis 2:1-5
Cuando nos convertimos al evangelio suceden muchos cambios en nuestras vidas. Entre otras cosas, se aclara nuestro etendimiento acerca de Dios, del pecado, de la eternidad, asuntos en los que no meditabamos con frecuencia. Tambien nuestra mente es transformada, empezamos a crecer espiritualmente y comienzan a nostarse los frutos de la vida nueva.
La iglesia de Éfeso, fundada por el apóstol Pablo, había crecido y tenía testimonio de fidelidad, paciencia, perseverancia y celo por la sana doctrina. Esta iglesia también se oponía a la gente malvada y mentirosa que se oponían al avangelio. Aunque Jesús envía palabras de encomio a ésta iglesia, tambien le objeta que han perdido “su primer amor”. Lo que quiere decir esto es que los efesios,  en su afán por trabajar duro y mantener pura la moral y la doctrina, ya no tenían a Jesús como lo más importante en sus vidas. La observación era pertinente porque cuando Jesús no es nuestro más grande amor, nuestras relaciones son afectadas y hasta podemos olvidar lo valioso que es el perdón de nuestros pecados. “Volver a las primeras obras” significa la búsqueda de Dios en oración, amor por la Palabra de Dios, hambre por conocer más de Él, el deseo de congregarnos y tener comunión con los hermanos. En otras palabras, adoración, devoción, obediencia, sumisión, entrega absoluta, rasgos distintivos de un cristiano que tiene a Jesús como Rey y Señor. Lo demás, ministerio, poder, unción, viene por añadidura.
La amonestación a los Efesios es para nosotros también, no sea que el trabajar arduamente nos lleve a perder nuestro amor intenso por Dios.  Todo lo que hagamos debe hacerse por amor y con amor para el Señor, o no perdurará.
Autor: Ps. Angela Olascoagas

Auto confrontación

Sino mido lo que hago nunca podré saber si realmente estoy avanzando.
“¡Cuidado, no pequen más! Cuando llegue la noche y se acuesten a dormir, pónganse a pensar en todo lo que han hecho. Ofrézcanle a Dios lo que él les ha pedido, y pongan su confianza en él.”
‭‭Salmos‬ ‭4:4-5‬ ‭TLA‬‬
El pasaje anterior nos habla acerca de un tema poco tratado en nuestras vidas pero sumamente necesario para dejar de construir caminos de injusticia en nuestra vida. Una herramienta que nos ayuda a de dejar de hacer cosas que nos alejen del propósito de Dios ( pecar), es la auto confrontación. La auto confrontación nos ayuda a medir si lo que estoy haciendo realmente agrada a Dios, me gusta mucho el pasaje anterior en toda su estructura,
  • Cuidado no pequen más – No te alejes del propósito
  • Por la noche pónganse a pensar todo lo que hicieron – Auto confrontación
  • Ofrezcanle a Dios lo que te pidio y confia en Él – Tu medida para confrontarte es lo que Él té pidio.
Si deseamos un cambio real en nuestras vidas debemos comenzar a autoconfrontarnos, nadie lo va a hacer por ti, nadie conoce  tus pecados ocultos, sólo tu y ante la luz de lo que Él nos pide a través de su Palabra debemos medir lo que hacemos diariamente. Entremos confiadamente a su presencia y confrontemos todo lo que hacemos todos los días, no puede ser esporádico, debe ser diario. Un cambio de mentalidad no se logra de la noche a la mañana ocurre de manera intencional y debe construirse con la practica.
Quieres un cambio en tu vida?, comienza con la auto confrontación, solo mirando lo que hacemos podemos corregir lo que está mal y tu medida de comparación sera siempre su palabra.
Autor: Jonathan Zapata