Miércoles 20 de Marzo – Tu obediencia me salvo

“Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.”
‭‭S. Lucas‬ ‭22:42‬
En una ocasión tuve una conversación con mi padre sobre la importancia del estudio de determinadas materias en la escuela. Yo no entendía porque había que estudiarlas, pues tenía claro hacia dónde iría mi futuro. Intente manipular con razonamientos el porqué no importaba si las fracasaban o si mi promedio no era sobresaliente, pero mi papá con su amor y sabiduría me dijo que era mi decisión, pero que no mirara el hoy sino hacia adelante, al futuro y que con esa visión tomará mi decisión.
Jesús obedeció a su Padre y con su actuar nos salvo. Jesús tomó la decisión de seguir el mandato de su Padre, sabía que iba a morir y a pesar del miedo que pudo sentir, (mismo que vemos reflejado en este versículo al pedir a Dios que pasara de él esa prueba) apreciamos que antepuso la voluntad de Dios a la suya, pues reconoció que era esa voluntad la que tenía que cumplirse.
Fue por la obediencia de Cristo que nosotros fuimos salvos. En muchas ocasiones obedecer a Dios nos pondrá en encrucijadas, donde nos tendremos que preguntar cuál es la voluntad de Dios y aunque tengamos miedo de lo que va a ocurrir,  debemos recordar que fue la obediencia lo que nos llevó a la salvación.
Jesús por ser hijo de Dios pudo evitar esos momentos de dolor, con solo pedirlo a su Padre, pero sabía que ese no era el mandato divino.
Jesús nos demostró que a pesar de tener miedo durante la prueba, también tuvo confianza y certeza del amor de su Padre, y que no tiene nada de malo tener miedo, pero que si obedecemos a Dios, tendremos las fuerzas para salir adelante. Jesús es el vivo ejemplo de que obedecer a Dios no es sencillo, pero su recompensa es su amor eterno.
Oremos: Amado Padre aquí estamos delante tuyo para agradecer ese amor infinito que tú nos profesas, gracias por salvarnos, por mandarnos a tu hijo y enseñarnos con su ejemplo lo que significa ser salvos. Danos fortaleza para no cuestionar tu mandato.
Autor: Aleika De León de González

Solo Ven

Dios siempre se ha caracterizado por invitar a sus hijos a habitar con Él. Desde un principio nuestro Padre nos ha estado haciendo invitaciones para hablar con Él, para creerle, para salvarnos y sostenernos. La palabra “venir” se usa por lo menos mil veces en la Biblia.

Dios invita a Noé y su familia para que entren en el arca, de manera que puedan ser salvados del diluvio que está a punto de ser enviado a la tierra. Esta invitación tiene una cosa en particular, que aunque fue dada hace tantos miles de años atrás, Dios sigue invitando a la gente a entrar en el Arca. (Génesis 6).

Necesitamos mostrar que el arca aún está abierta para salvar al hombre que está perdido. Esto es cuestión de fe, necesitas creer y comprometerte para dar ese paso.

Antes de que Noé y su familia pudieran salvarse tenían que comprometerse a aceptar la invitación del Señor para entrar en el Arca. Fue difícil para ellos pero aún así creyeron y se comprometieron.

Que no se nos olvide esta verdad: Si estamos en el arca de la salvación hoy es porque Dios nos extendió su gracia. Nadie llegó al Señor por su propia cuenta. “Pues nadie puede venir a mí a menos que me lo traiga el Padre, que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.” (Juan 6:44 NTV).

Jesús dijo que ninguno podía venir a Él, a menos que el Padre interviniera en todo eso. Cuando Dios nos hace la invitación de entrar al arca de la salvación es porque estamos perdidos o queremos desviarnos. Así que lo que Dios hace es convencernos que Jesús murió por nosotros. Si no hubiera sido por la gracia y el amor de Dios, Noé y su familia habrían muerto. Así que, el arca en sí es una representación de la gracia divina.

Hoy Dios te presenta un nuevo arca para salvarte; sin embargo, es tu decisión si aceptas o no la invitación a entrar.

Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.