Miercoles 27 de marzo – Mi vida glorifica al Padre!

“Por eso, los que todavía viven bajo el dominio de la naturaleza pecaminosa nunca pueden agradar a Dios. Pero ustedes no están dominados por su naturaleza pecaminosa. Son controlados por el Espíritu si el Espíritu de Dios vive en ustedes. (Y recuerden que los que no tienen al Espíritu de Cristo en ellos, de ninguna manera pertenecen a él). Y Cristo vive en ustedes; entonces, aunque el cuerpo morirá por causa del pecado, el Espíritu les da vida, porque ustedes ya fueron hechos justos a los ojos de Dios. El Espíritu de Dios, quien levantó a Jesús de los muertos, vive en ustedes; y así como Dios levantó a Cristo Jesús de los muertos, él dará vida a sus cuerpos mortales mediante el mismo Espíritu, quien vive en ustedes.”
‭‭Romanos‬ ‭8:8-11‬ ‭NTV‬‬
Estamos en una lucha constante entre vivir siguiendo los deseos ocultos de mi corazón y el gobierno del Espíritu Santo, solo cuando le damos el control a Él comenzaremos a experimentar un cambio y esos deseos ocultos ya no serán un problema.
“Sin embargo, Cristo ya cumplió el propósito por el cual se entregó la ley. Como resultado, todos los que creen en él son hechos justos a los ojos de Dios.”
‭‭Romanos‬ ‭10:4‬ ‭NTV‬‬
Cristo, cumplió el propósito de la Ley, mostrarnos que eramos injustos delante de Dios, que nosotros no estábamos viviendo en los diseños de Dios, la vida de Cristo es la confrontación más grande que podemos tener con nuestra realidad. El vino a mostrarnos que no estábamos obedeciendo a nuestro Padre. Su obediencia me mostró que nunca se trato de una lista de cosas por hacer sino de conocer en una relación personal a Dios y que a través de esta relación disfrutaríamos de una vida en obediencia. No se trata de hacer cosas, sino de conocerle y experimentarlo para que yo empiece a ser lo que el siempre espero de mí. Es un camino de pasos cortos pero precisos, en donde Él se me revela y a medida que le conozco descubro lo injusto que soy, no para condenación sino para arrepentimiento y así comenzar a morir a mi antigua naturaleza para que Él sea glorificado con mi vida.
La gloria de Dios es hacer lo que el diseño para mí, eso le da gloria  a Él porque yo cumplo el propósito por el cual el me diseño. Voy a poner un ejemplo un poco inusual,  pero que ayuda a ilustrar el mensaje un poco el tema. Imaginen que yo diseñe una maquina para hacer café, pero con ella intentan hacer todo tipo de jugos y nunca funciona, intentan hacer todo tipo de jugos y nunca sirve, si yo cree algo con un propósito pero termina usándose de manera incorrecta jamas dará el resultado por el cual yo la diseñe. Pasaran años sin dar un resultados positivo, hasta que alguien se acerque a mi persona y me comience a preguntar como se usa, y yo les digo mira, esto jamas te dará jugo sino café, fue diseñada para café, y comienzan a usar la maquina con propósito y entonces la gente empieza a elogiarme porque hace unos café muy buenos y me dan gloria. Lo mismo ocurre con nosotros y Dios, cuando yo cumplo propósito, solo Él es glorificado porque su diseño es cumplido a cabalidad en mi vida. Por eso Jesús antes de morir dice Padre te glorificado como tu me has pedido. ¿Como le glorifico? Obedeciendo en todo a nuestro Padre. Y como le obedeció?, si antes era imposible? Pues teniendo una relación personal con Dios a través del Espíritu Santo. Esta relación lo llevo a disfrutar de encuentros de transformación, en donde el crecía y se fortalecía en Dios. Nuestra principal tarea es conocerle y de allí comenzar a vivir a pasos cortos hasta llegar a la meta, Cristo en nosotros, esperanza de gloria.
Autor: Jonathan Zapata

Martes 26 de marzo – La relación correcta

“Cuando Jesucristo murió, el pecado perdió para siempre su poder sobre él. La vida que ahora vive, es para agradar a Dios. De igual manera, el pecado ya no tiene poder sobre ustedes, sino que Cristo les ha dado vida, y ahora viven para agradar a Dios.”
‭‭Romanos‬ ‭6:10-11‬ ‭TLA‬‬
A veces pensamos que por cumplir una lista de cosas por no hacer estamos agradando a Dios, pero hemos dejado un lado el compartir con Él, hemos dejado a un lado nuestra relación con Él y pensamos que cumpliendo esa lista estamos bien con Dios. Esto no fue lo que Él diseñó para nosotros. Él desea relacionarse con nosotros personalmente.
A medida que le conozco comienzo a comprender que le agrada a Dios. Por años luchamos con una lista interminable de cosas por no hacer que nos alejaron de conocerle, esa lista no me da la fortaleza para no pecar, sino el conocerle. A medida que yo le conozco más le amo y el pecado pierde poder sobre mi vida, esto me lleva a vivir una vida deseando agradarle y no pensando en qué puedo fallarle. Esa relación personal que él siempre deseó tener con nosotros está en Cristo Jesús, conociéndole llegó a conocer a nuestro Padre. Y esa relación es la que me lleva a renunciar al pecado, a que el pecado pierda fuerza, a que viva segundo a segundo deseando agradarle. Si vivo lejos de él pensando que cumpliendo esa lista podré agradarle, serán mis fuerzas las que intentarán no pecar y no podré gozar de las fuerzas que tenemos en Él. Cristo es nuestra armadura, nuestra investidura, que nos guía a vencer el pecado. El tiempo qué pasó con Él me enviste de fortaleza y verdad para vencer la tentación.
“Obviamente, la promesa que Dios hizo de dar toda la tierra a Abraham y a sus descendientes no se basaba en la obediencia de Abraham a la ley sino en una relación correcta con Dios, la cual viene por la fe.”
‭‭Romanos‬ ‭4:13‬ ‭NTV‬‬
Abraham lo entendió y esto lo llevo a disfrutar las promesas de Dios, no por cumplir una lista de cosas, sino por conocer a Dios y compartir con Él en una relación personal. Disfruta hoy tu relación con Dios y no permitas que tus encuentros con Él sean ocasionales sino intencionales.
Recuerda JESÚS espera por ti cada mañana!
Autor: Jonathan Zapata

Lunes 25 de marzo – Camino mirándole a Él

“puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;”
‭‭Hebreos‬ ‭12:2-4‬ ‭RVR1960‬‬
¿Cual es mi gozo al final de la carrera?
El mayor gozo que podremos tener en nuestras vidas al final de la carrera es poder ver a Cristo formado en nosotros y el Cristo formado en nosotros no es más ni menos que el propósito de Dios manifestado  en nuestra vida.  Hoy no vamos a hablar del propósito, pero si de como Cristo permaneció en el propósito sin desviarse.
El pasaje con el que iniciamos es una invitación a iniciar la carrera de la vida teniendo presente a Jesús. Siempre hemos puesto a Jesús como un superhombre y no mal interpreten mis palabras, no estoy menospreciando la grandeza qué hay en Él, sino que quiero resaltar su humanidad. Jesús fue un hombre como tu y cómo yo, que sufrió rechazó y una muerte muy dolorosa por llegar a cumplir el propósito al cual Dios lo había llamado, su mirada no se centró en las contradicciones del camino, sino en la meta.  A pesar de su humanidad nunca se rindió en medio del camino, sino que puso su mirada en el cumplimiento del propósito. Su permanencia en el propósito se debió al tiempo que paso con su Padre en lo secreto. Existen muchos pasajes en donde se puede ver como Jesús apartaba todos los días un tiempo de intimidad con Dios.
Dios ha depositado en nosotros un propósito eterno que debemos cumplir, esa es la carrera de la vida en la que estamos y en medio de esa carrera habrá muchas tormentas, tribulaciones y piedras que tratarán de desenfocarnos del propósito al cual Dios nos llamó, es por esto que es importante mantener mi mirada en Jesús y ver qué a pesar de ser como tú y cómo yo, él permaneció hasta el final, sin desviarse del propósito. Para no dejar de ver a Jesús, debemos estar constantemente compartiendo con Él y la única forma de hacerlo es separar un tiempo para Él, para conocerle y en este compartir con Él cualquier problema que tengamos será insignificante comparado con el entendimiento que tendremos de la vida de Jesús. No menospreciemos lo que Él sufrió por nosotros para que podamos vivir el propósito al cual Dios nos llamó.
Por un día olvídate de tus problemas y circunstancias, y recuerda lo que Él sufrió para que podamos acercarnos al Padre, simplemente pidámosle querer conocerle mucho más y que nuestra pasión por el crezca.
Separa un tiempo para conocerle, recuerda Jesús espera por ti cada mañana!!
Autor: Jonathan Zapata

Viernes 22 de Marzo – Su Implacable ternura

“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.”
Juan 3:16-17
A medida que vamos desarrollando una relación con Jesús, nuestro salvador, y empezamos a ver sus cualidades, podemos ver que su esencia es el amor para con nosotros. Ese amor lo experimentamos como mediador entre Dios y nosotros; en momentos de bajones, como nuestro fiel amigo, mostrándonos que no importa nuestros errores o caídas siempre estará ahí con nosotros para levantarnos y recordándonos que su sacrificio en la cruz, que es la mayor muestra de amor, como dice Juan 15:13:  “No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos”.
Él es nuestro fiel amigo que no escatimó su vida para darnos libertad y amor de por vida.
En esa experiencia diaria podamos verle en cada paso que damos, exhortándonos cuando nos sentimos débiles, diciéndonos: “¡No temas, sigue adelante que yo estoy contigo!”; alentándonos cuando estamos tristes; dándonos la seguridad de que Él está en control y que todo es para nuestro crecimiento; cuando estamos felices con un logro o buena noticia, saber que Él está ahí como ese bueno amigo dándonos una palmada en la espalda diciéndonos: “Estoy orgulloso de ti, lo has hecho bien”. No hay mayor sentimiento que ese, de ver su ternura y amor incondicional en nuestro diario vivir. Llevándonos a entender que siempre es mejor a la forma de Dios, y que sus planes, propósitos y sueños son más grandes de los nuestros.
Su vida me muestra su gran belleza, lo que el siempre representa para nuestra vida, alguien inigualable donde dio todo y nos dará todo por ese amor que sobrepasa lo infinito, ese protector que nos cuida y nos ama, que siempre seremos un ser único para El como sus hijos amorosos a lo que cuida.
Nunca dudes de su belleza, majestad, poder y amor porque Él es y seguirá siendo Príncipe de Paz para nuestra vida. Deléitate en Él.
Autor: Ana Guerra de De León

Jueves 21 de Marzo – ¿ Como te obedezco?

“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;”   ‭‭Hebreos‬ ‭5:8‬-9 ‭
En muchas ocasiones obedecer un mandato o una instrucción  es sencillo; el semáforo se pone en rojo y automáticamente paramos, pero hay otros mandatos que impactan nuestra vida, ya sea porque no tenemos claro cual es el mandato o la voluntad de aquel a quien debemos obedecer; o porque ese mandato pugna con nuestros deseos o intereses.
Frente a la voluntad de Dios me he hecho muchas veces esta pregunta: Padre, como te obedezco?  Y en ese momento recuerdo que Jesús sufrió, pero a pesar de ese sufrimiento aprendió a ser obediente al mandato de Dios. Y no es una obediencia conveniente ni superficial, Cristo obedeció completamente, sin cuestionar, sin quejarse y es así como nosotros debemos obedecer a nuestro Padre, de forma ciega, sin cuestionamientos, sin segundas intenciones o sin mirar que es lo que Dios nos puede dar.
Obedecemos a Dios cuando seguimos sus mandatos, cuando a pesar de que nos cuesta dar cumplimiento a su palabra lo hacemos, cuando en oración lo escuchamos a ÉL y no a nuestra voz, cuando a pesar de que podamos padecer por ejecutar determinada decisión o por no hacer algo que creemos debe hacerse, callamos y nos quedamos quietos, porque no es cuando queremos si no cuando ÉL lo dispone.  Esa es la forma en la que debemos obedecer.
Hemos visto en el ejemplo vivo de la vida de Dios como obedecer y el resultado de esa obediencia: Nuestra Salvación!!! Ahora activemos en nosotros ese anhelo de seguirle, de estar en su presencia, de obedecerle.  No dejes de pedirle a Dios que te de la capacidad y las fuerzas para cumplir su mandato.
Autor: Aleika De León de González.

Miércoles 20 de Marzo – Tu obediencia me salvo

“Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.”
‭‭S. Lucas‬ ‭22:42‬
En una ocasión tuve una conversación con mi padre sobre la importancia del estudio de determinadas materias en la escuela. Yo no entendía porque había que estudiarlas, pues tenía claro hacia dónde iría mi futuro. Intente manipular con razonamientos el porqué no importaba si las fracasaban o si mi promedio no era sobresaliente, pero mi papá con su amor y sabiduría me dijo que era mi decisión, pero que no mirara el hoy sino hacia adelante, al futuro y que con esa visión tomará mi decisión.
Jesús obedeció a su Padre y con su actuar nos salvo. Jesús tomó la decisión de seguir el mandato de su Padre, sabía que iba a morir y a pesar del miedo que pudo sentir, (mismo que vemos reflejado en este versículo al pedir a Dios que pasara de él esa prueba) apreciamos que antepuso la voluntad de Dios a la suya, pues reconoció que era esa voluntad la que tenía que cumplirse.
Fue por la obediencia de Cristo que nosotros fuimos salvos. En muchas ocasiones obedecer a Dios nos pondrá en encrucijadas, donde nos tendremos que preguntar cuál es la voluntad de Dios y aunque tengamos miedo de lo que va a ocurrir,  debemos recordar que fue la obediencia lo que nos llevó a la salvación.
Jesús por ser hijo de Dios pudo evitar esos momentos de dolor, con solo pedirlo a su Padre, pero sabía que ese no era el mandato divino.
Jesús nos demostró que a pesar de tener miedo durante la prueba, también tuvo confianza y certeza del amor de su Padre, y que no tiene nada de malo tener miedo, pero que si obedecemos a Dios, tendremos las fuerzas para salir adelante. Jesús es el vivo ejemplo de que obedecer a Dios no es sencillo, pero su recompensa es su amor eterno.
Oremos: Amado Padre aquí estamos delante tuyo para agradecer ese amor infinito que tú nos profesas, gracias por salvarnos, por mandarnos a tu hijo y enseñarnos con su ejemplo lo que significa ser salvos. Danos fortaleza para no cuestionar tu mandato.
Autor: Aleika De León de González

Martes 19 de Marzo – Sigo tu ejemplo

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimo el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y  estando en la condición de hombre se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muere de cruz” Filipenses 2:5-8
La obediencia de Jesús a la voluntad de Dios significo morir por nosotros.  Saber esto me cautiva todos los días.  Llena todo mi ser entender y sentir el amor de Dios por nosotros, tan grande que se hizo hombre, y siendo hombre se negó a sí mismo y obedeció a su Padre para salvarnos, para redimirnos. Que ejemplo más bello de Amor. .
Esa obediencia ciega al plan de Dios,  que tuvo Jesús es un ejemplo que todos debemos emular. Jesús Cristo sabía que moriría por nosotros, sabía que ese era su propósito pero lo supo, lo entendió y lo asimiló, porque siempre estaba en constante comunión con su Padre, orando, escuchándole.
Para saber cuál es el propósito que Dios tiene para nuestras vidas, debemos seguir ese ejemplo de obediencia de Jesús.  No es fácil, obedecer, rendirnos a la voluntad de Dios, pues significa cambiar nuestro viejo hombre por uno nuevo, romper con ataduras y dejar atrás muchas cosas y personas. Es negarnos a nosotros mismos. Ese es el grado de obediencia que nos pide Dios, pero que por amor a Él debemos estar dispuestos a hacer.
Oremos: Dios, Padre mío, guíame, hazme obediente a tu voluntad, permíteme descubrir cuál es tu propósito y sobretodo ser ejemplo vivo de tu evangelio.
Autor: Aleika De León de González

Lunes 18 de Marzo – Eres Obediente?

Cuando era niña siempre me repetían que debía ser obediente.  Que tenía que obedecer a mis padres, a los adultos de mi entorno familiar y a las autoridades. Pero no siempre yo obedecía, pues en muchas ocasiones representaba hacer aquello que no me gustaba o que me causaba molestia.
Con la madurez que otorga el crecimiento, vamos desarrollando esta característica y obedecemos con  mayor facilidad, pues nuestro entorno nos lleva por ese camino. Obedecemos las leyes, las costumbres que dicta la sociedad, etc… pero siempre tenemos presente que podemos no hacer lo que nos dicen y más cuando eso nos perjudica.
Obedecer significa: cumplir la voluntad de quien manda.  Escudriñando la palabra, he palpado la vida maravillosa de Jesús y una de sus mayores cualidades fue su OBEDIENCIA A DIOS; Jesús siempre tuvo claro que debía obedecer el mandato de su Padre:
“Jesús les dijo: Mi comida es que se haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”
Jn. 4:34
Su misión era cumplir la voluntad de DIOS y esa voluntad no siempre fue placentera para Él. A lo largo de su vida podemos ver muchos momentos en los cuales él hablo y enseño sobre esta obediencia, sobre su misión (Jn. 5:30; Jn.6:38; Jn. 8:29).  Jesús aún en los momentos más difíciles de su caminar fue obediente.  Esa obediencia de Jesús lo llevo a aceptar que Él era parte del plan divino de Dios y a las consecuencias del mismo, todo por amor a Dios y a nosotros.
Esa obediencia representó una sumisión total a la voluntad del Padre, siempre atento a escuchar lo que Dios quería de Él.  Su muerte fue un acto de obediencia, el mayor acto de amor hacia nosotros y su Padre.
Seguir ese ejemplo de obediencia no es fácil, significa negarnos a nosotros mismos, como Cristo lo hizo para poner la voluntad de Dios delante de la nuestra. A eso nos llama Dios, a ser obedientes, y eso significa cumplir sus mandatos, pero también ponerlo a Él por delante nuestro, a servirle, a amarlo sin reservas y entregarle nuestra vida entera.  De allí surge la interrogante: Eres obediente?
Oremos: Padre, danos esa mansedumbre y obediencia de Jesús para vivir como Él vivió, para amar y servirte, para cumplir tu voluntad y el propósito que tú tienes en nuestras vidas.
Autor: Aleika De León de González

Viernes 15 de Marzo – La belleza de la Cruz

Un tesoro es algo que se cuida con delicadeza y extremo cuidado, a lo largo de la vida escogemos qué cosas catalogar como algo de valor. La Salvación un regalo disponible para todos pero no valorado por todos.
Colosenses 1:20 nos explica la Belleza de la Cruz cuando describe lo que allí sucedió: “Y por medio de Él reconciliar todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”
La muerte en la cruz era el acto de humillación más bajo, destinado para delincuentes y malhechores, lo despreciado por la sociedad.
Cristo en un acto de amor y profunda obediencia, sufrió el desprecio que no merecía para proveernos el perdón de pecados, dándonos la oportunidad de ser liberados del castigo eterno.
“Y estando en la condición de hombre, se humilló hasta la muere y muerte de cruz.” Filipenses 2:8
Estaríamos dispuestos a que se nos imponga un castigo,  siendo inocentes?
 Cristo con su sacrificio refleja el amor más puro y perfecto que la humanidad pueda experimentar, Él convirtió el símbolo de castigo y humillación en el recordatorio para el mundo de esperanza y salvación.
El precio que se pagó en el calvario fue muy alto, ¿lo estamos valorando? O simplemente estamos viviendo conmovidos por lo dolorosa que fue su muerte y no con la real convicción de que cada día de nuestras vidas debemos honrar este sacrificio?.
Oremos para que no seamos vidas que conozcan la cruz, sino vidas que amen la cruz. Valoramos la cruz cuando, consagramos nuestras vidas, nos conducimos en obediencia y administramos con sabiduría lo que alimenta nuestra alma.  Valoramos la cruz cuando entendemos que nuestro servicio a Dios debe ir cargado de pasión, amor y no mediocridad. Valoramos la cruz cuando amamos con el amor que Él nos dio.
La Cruz, el símbolo más bello de amor.
Autor: Rebeca Perez

Jueves 14 de Marzo – Madurando la identidad de Hijo

“…pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño…” (1 Corintios‬ ‭13:10-11‬ ‭NVI‬)
Mi primito Sebas de 5 años le dijo a su mamá: “yo ya no quiero a mi papá, él se fue y nos abandonó”. Para él era muy difícil entender que papá trabaja como marino y debe embarcarse por varios meses. Su padre se las ingenió para mostrarle que él no había sido abandonado; le hizo un video desde el bote mostrándole las hazañas que hacía en el mar y un mensaje diciéndole cuánto lo ama, con ello no solo sanó su corazón , sino que se convirtió en su ejemplo aún sin estar presente.
El ejemplo de Sebas nos refleja a muchos de nosotros. Como niños pequeños, nos sentimos abandonados cuando percibimos la ausencia del Padre. Su aparente abandono nos hace sentir víctimas o culpables. Nos sentimos víctimas cuando creemos que el Padre simplemente dejó de amarnos y se fue; y culpables cuando creemos que nuestra falla ha sido tan grande que se avergonzó de nosotros.
L
as “ausencias” del Padre son un proceso de fe para desarrollar carácter y madurez. Necesitamos experimentar la renovación de nuestras mentes; llevarlas de la expectativa natural a la eterna. En la expectativa natural, un hijo que no ve a su padre es un hijo abandonado; en ella nos mostramos como niños. Pero en la expectativa eterna, un hijo hijo que “no ve” a su Padre, esta siendo perfeccionado a la imagen de a Cristo, y va siendo transformado en adulto. Cuando más ausente lo sentimos, es cuando mas hazañas esta haciendo a nuestro favor. Permitamos que la perfección de Jesús borre todo pensamiento de niño que nos hace sentir abandonados.
Oremos: Padre, gracias por tus bendiciones y hazañas, trae a mi una mente renovada, borra con tu amor la identidad de abandono y hazme nacer de nuevo en mi identidad de Hijo amado. Permíteme como a Pablo:  “…dejar atrás las cosas de niño.» (1 Corintios13:11).
Autor: Keila Alabarca.